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Comisionado de Cicig, prensa interpreto mal declaraciones

Redacción República
14 de octubre, 2013

Japón regresa de una manera discreta pero con paso seguro, en un contexto de crecientes tensiones regionales, al mercado de las armas y el material militar, del cual se había autoexcluido en 1967, conforme al pacifismo que adoptó tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial.

Según la agencia de noticias Kyodo, el Partido Liberal Demócrata (PLD, en el poder), tiene intenciones de suavizar la prohibición de que Japón exporte armas o de que participe en programas de armamento.

Con ese objetivo, agrega Kyodo, el primer ministro Shinzo Abe quiere que su gobierno apruebe en marzo un texto que permita a Japón, por ejemplo, exportar material militar a países que se encuentran a lo largo de las vías marítimas por las cuales pasan las indispensables y vitales importaciones de gas y de petróleo.

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Podría tratarse de Indonesia, Vietnam o Filipinas, países con costas en el Mar de China Meridional, preocupados como Japón debido a las crecientes ambiciones marítimas de China. Tokio podría venderles navíos usados.

Según las nuevas reglas que se están estudiando, Japón prohibiría, sin embargo, las exportaciones de armas que pudieran representar una amenaza para la paz y la seguridad mundiales y el gobierno se aseguraría previamente contra todo riesgo de reexportación a otros países.

Japón produce fundamentalmente municiones, fusiles de asalto, tanques, navíos, caza-bombarderos F2, un hidroavión cuatrimotor de largo alcance, el US-2, que trata de vender, por ejemplo, en India.

La decisión, tomada en 1967, representa sobre todo una prohibición casi moral adoptada por Japón, en conformidad con el pacifismo de la Constitución impuesta por el vencedor estadounidense en 1947 y, según el cual, Japón renunciaba ‘para siempre’ a la guerra.

Abe quiere reformar esa Constitución, con el famoso artículo 9 en su línea de mira, que establece esa renuncia a la guerra e impide que las fuerzas niponas hagan otra cosa que no sea defender al territorio nacional. El primer ministro nipón quiere promover su idea de que Japón podría, en nombre de un principio de ‘autodefensa colectiva’, ayudar a sus aliados, comenzando por EEUU.

– Una cuestión delicada –

En 1967, Japón decidió prohibir las exportaciones de armas hacia los países comunistas, que se encuentran bajo un embargo de la ONU sobre las ventas de armas, y hacia los países involucrados en conflictos internacionales o que podrían encontrarse en esa situación. Esas restricciones fueron incrementadas en 1976, lo que desembocó en una prohibición total de las ventas de armas.

A finales de 2011, Tokio dio un primer paso para disminuir su autoprohibición, abriendo el camino a la participación de empresas niponas en proyectos de armamento con el extranjero.

Las nuevas reglas permiten el desarrollo y la producción de armas en asociación con EEUU (sobre todo para el bombardero F-35) y los países europeos y la exportación de equipos militares con fines pacíficos y humanitarios, como es el caso en las misiones de mantenimiento de la paz de la ONU.

Desde entonces, Japón ha firmado acuerdos con Inglaterra para la vestimenta NBC (nuclear, bateriólogica, química) y seis proyectos de investigación o de codesarrollo de sistemas de armamento. También tiene proyectos para llevar a cabo una cooperación con Turquía (motores de tanques) y aparentemente se dispone a hacerlo con Francia (helicópteros, propulsión submarina y submarinos sin tripulación) con ocasión de una visita de Shinzo Abe a París en mayo.


Comisionado de Cicig, prensa interpreto mal declaraciones

Redacción República
14 de octubre, 2013

Japón regresa de una manera discreta pero con paso seguro, en un contexto de crecientes tensiones regionales, al mercado de las armas y el material militar, del cual se había autoexcluido en 1967, conforme al pacifismo que adoptó tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial.

Según la agencia de noticias Kyodo, el Partido Liberal Demócrata (PLD, en el poder), tiene intenciones de suavizar la prohibición de que Japón exporte armas o de que participe en programas de armamento.

Con ese objetivo, agrega Kyodo, el primer ministro Shinzo Abe quiere que su gobierno apruebe en marzo un texto que permita a Japón, por ejemplo, exportar material militar a países que se encuentran a lo largo de las vías marítimas por las cuales pasan las indispensables y vitales importaciones de gas y de petróleo.

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Podría tratarse de Indonesia, Vietnam o Filipinas, países con costas en el Mar de China Meridional, preocupados como Japón debido a las crecientes ambiciones marítimas de China. Tokio podría venderles navíos usados.

Según las nuevas reglas que se están estudiando, Japón prohibiría, sin embargo, las exportaciones de armas que pudieran representar una amenaza para la paz y la seguridad mundiales y el gobierno se aseguraría previamente contra todo riesgo de reexportación a otros países.

Japón produce fundamentalmente municiones, fusiles de asalto, tanques, navíos, caza-bombarderos F2, un hidroavión cuatrimotor de largo alcance, el US-2, que trata de vender, por ejemplo, en India.

La decisión, tomada en 1967, representa sobre todo una prohibición casi moral adoptada por Japón, en conformidad con el pacifismo de la Constitución impuesta por el vencedor estadounidense en 1947 y, según el cual, Japón renunciaba ‘para siempre’ a la guerra.

Abe quiere reformar esa Constitución, con el famoso artículo 9 en su línea de mira, que establece esa renuncia a la guerra e impide que las fuerzas niponas hagan otra cosa que no sea defender al territorio nacional. El primer ministro nipón quiere promover su idea de que Japón podría, en nombre de un principio de ‘autodefensa colectiva’, ayudar a sus aliados, comenzando por EEUU.

– Una cuestión delicada –

En 1967, Japón decidió prohibir las exportaciones de armas hacia los países comunistas, que se encuentran bajo un embargo de la ONU sobre las ventas de armas, y hacia los países involucrados en conflictos internacionales o que podrían encontrarse en esa situación. Esas restricciones fueron incrementadas en 1976, lo que desembocó en una prohibición total de las ventas de armas.

A finales de 2011, Tokio dio un primer paso para disminuir su autoprohibición, abriendo el camino a la participación de empresas niponas en proyectos de armamento con el extranjero.

Las nuevas reglas permiten el desarrollo y la producción de armas en asociación con EEUU (sobre todo para el bombardero F-35) y los países europeos y la exportación de equipos militares con fines pacíficos y humanitarios, como es el caso en las misiones de mantenimiento de la paz de la ONU.

Desde entonces, Japón ha firmado acuerdos con Inglaterra para la vestimenta NBC (nuclear, bateriólogica, química) y seis proyectos de investigación o de codesarrollo de sistemas de armamento. También tiene proyectos para llevar a cabo una cooperación con Turquía (motores de tanques) y aparentemente se dispone a hacerlo con Francia (helicópteros, propulsión submarina y submarinos sin tripulación) con ocasión de una visita de Shinzo Abe a París en mayo.