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La inteligencia artificial vino para quedarse: ¿qué hacer?

Según una investigación publicada en el Journal of Artificial Intelligence Research, la inteligencia artificial “superará a los humanos en muchas actividades en los próximos diez años. Conoce todo lo que hay que saber al respecto.

La inteligencia artificial llegó para quedarse.
Sofía Marty
27 de abril, 2023

La pregunta ya no ronda congresos ni bares. En Silicon Valley nadie tiene un ápice de duda. Algún colega quizás bromea al respecto. Más de un jefe o emprendedor coquetea con la idea. Sí: la inteligencia artificial se quedará con nuestro trabajo, al menos tal como lo concebimos hoy. De eso, podemos estar seguros (y mientras más temprano lo aceptemos, mejor nos irá).

Nuestra fecha de expiración, no obstante, en el mercado laboral, es otro tema. Allí, la velocidad del desarrollo tecnológico, nuestra capacidad de adaptación, los costos y, sobre todo, las regulaciones gubernamentales (que intentarán retrasar nuestro reemplazo) jugarán roles fundamentales. Después de todo, la robotización, otrora vista como amenaza inminente por sindicatos obsoletos y burócratas sin fondos ni ideas, lleva casi un siglo intentando mandarnos de regreso a casa. Hoy, contrariamente a lo predicho por el fatalismo, lo artesanal, precisamente por su calidad de exclusivo, se impone en cada oportunidad dada. 

Se puede argumentar, por supuesto, que con la inteligencia artificial es diferente. En el imaginario colectivo, la robotización suplantaría a una mano de obra eternamente menospreciada, mientras que la temida (y anticipada) IA vendría, nada más y nada menos, por el producto de nuestro intelecto.

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Qué pasará con la inteligencia artificial en los próximos años

Es más, según una investigación publicada en el Journal of Artificial Intelligence Research, la inteligencia artificial “superará a los humanos en muchas actividades en los próximos diez años, como traducir idiomas (para 2024), escribir redacciones de bachillerato (para 2026), conducir un camión (para 2027), trabajar en el comercio minorista (para 2031), escribir un best seller (para 2049) y trabajar como cirujano (para 2053). Los investigadores creen que hay un 50% de posibilidades de que la IA supere a los humanos en todas las tareas en 45 años y de que automatice todos los trabajos humanos en 120 años, y los encuestados asiáticos esperan estas fechas mucho antes que los norteamericanos”.

¿Y qué será de nosotros una vez que no tengamos nada que hacer? ¿Estamos condenados a sumirnos en el tedio existencial que propone Woody Allen? Porque, como si el perpetuo desempleo no fuese suficiente, la omnipresencia de la inteligencia artificial supone, además, un dilema moral.  Y para corroborar esto, los 45 años de espera son absolutamente innecesarios.

La revolución de ChatGPT

ChatGPT, el chatbot desarrollado por OpenAI, revolucionó, en menos de un semestre, la relación internauta - internet. En enero de este año, cuando el ya famoso modelo de lenguaje alcanzó los 100 millones de usuarios, con un poco de esfuerzo y dedicación, casi que podríamos haber escuchado a Google llorar en una esquina. Resulta que ChatGPT lo hace todo, o casi todo; desde resumir podcasts, artículos y PDFs, sugerir ideas de negocios, pasando por la clásica traducción y simplificación de textos, hasta escribir poesía y guiones.

El rápido ascenso de ChatGPT despertó las fantasías más distópicas en emprendedores e intelectuales, que pronostican una súbita deshumanización del mundo tal como lo conocemos. 

Las creaciones de Midjourney, sumadas al deep-faking, pronto harán que la realidad sea indistinguible de la mentira y darán paso a un tsunami de cambios políticos.   

La inteligencia artificial, argumentan expertos de la talla de Lex Fridman, nos concede infinitas oportunidades y refuerza nuestro conocimiento colectivo. No obstante, también nos abre las puertas a un poder inimaginable que puede, así sea inadvertidamente, llevarnos finalmente a nuestra destrucción.

A nivel profesional, económico, sociopolítico, ético y psicológico, solo una cosa es cierta: es altamente probable que no estemos preparados para lo que se nos viene encima. E intentar predecirlo es, en consecuencia, un acto de soberbia.

La inteligencia artificial vino para quedarse: ¿qué hacer?

Según una investigación publicada en el Journal of Artificial Intelligence Research, la inteligencia artificial “superará a los humanos en muchas actividades en los próximos diez años. Conoce todo lo que hay que saber al respecto.

La inteligencia artificial llegó para quedarse.
Sofía Marty
27 de abril, 2023

La pregunta ya no ronda congresos ni bares. En Silicon Valley nadie tiene un ápice de duda. Algún colega quizás bromea al respecto. Más de un jefe o emprendedor coquetea con la idea. Sí: la inteligencia artificial se quedará con nuestro trabajo, al menos tal como lo concebimos hoy. De eso, podemos estar seguros (y mientras más temprano lo aceptemos, mejor nos irá).

Nuestra fecha de expiración, no obstante, en el mercado laboral, es otro tema. Allí, la velocidad del desarrollo tecnológico, nuestra capacidad de adaptación, los costos y, sobre todo, las regulaciones gubernamentales (que intentarán retrasar nuestro reemplazo) jugarán roles fundamentales. Después de todo, la robotización, otrora vista como amenaza inminente por sindicatos obsoletos y burócratas sin fondos ni ideas, lleva casi un siglo intentando mandarnos de regreso a casa. Hoy, contrariamente a lo predicho por el fatalismo, lo artesanal, precisamente por su calidad de exclusivo, se impone en cada oportunidad dada. 

Se puede argumentar, por supuesto, que con la inteligencia artificial es diferente. En el imaginario colectivo, la robotización suplantaría a una mano de obra eternamente menospreciada, mientras que la temida (y anticipada) IA vendría, nada más y nada menos, por el producto de nuestro intelecto.

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Es más, según una investigación publicada en el Journal of Artificial Intelligence Research, la inteligencia artificial “superará a los humanos en muchas actividades en los próximos diez años, como traducir idiomas (para 2024), escribir redacciones de bachillerato (para 2026), conducir un camión (para 2027), trabajar en el comercio minorista (para 2031), escribir un best seller (para 2049) y trabajar como cirujano (para 2053). Los investigadores creen que hay un 50% de posibilidades de que la IA supere a los humanos en todas las tareas en 45 años y de que automatice todos los trabajos humanos en 120 años, y los encuestados asiáticos esperan estas fechas mucho antes que los norteamericanos”.

¿Y qué será de nosotros una vez que no tengamos nada que hacer? ¿Estamos condenados a sumirnos en el tedio existencial que propone Woody Allen? Porque, como si el perpetuo desempleo no fuese suficiente, la omnipresencia de la inteligencia artificial supone, además, un dilema moral.  Y para corroborar esto, los 45 años de espera son absolutamente innecesarios.

La revolución de ChatGPT

ChatGPT, el chatbot desarrollado por OpenAI, revolucionó, en menos de un semestre, la relación internauta - internet. En enero de este año, cuando el ya famoso modelo de lenguaje alcanzó los 100 millones de usuarios, con un poco de esfuerzo y dedicación, casi que podríamos haber escuchado a Google llorar en una esquina. Resulta que ChatGPT lo hace todo, o casi todo; desde resumir podcasts, artículos y PDFs, sugerir ideas de negocios, pasando por la clásica traducción y simplificación de textos, hasta escribir poesía y guiones.

El rápido ascenso de ChatGPT despertó las fantasías más distópicas en emprendedores e intelectuales, que pronostican una súbita deshumanización del mundo tal como lo conocemos. 

Las creaciones de Midjourney, sumadas al deep-faking, pronto harán que la realidad sea indistinguible de la mentira y darán paso a un tsunami de cambios políticos.   

La inteligencia artificial, argumentan expertos de la talla de Lex Fridman, nos concede infinitas oportunidades y refuerza nuestro conocimiento colectivo. No obstante, también nos abre las puertas a un poder inimaginable que puede, así sea inadvertidamente, llevarnos finalmente a nuestra destrucción.

A nivel profesional, económico, sociopolítico, ético y psicológico, solo una cosa es cierta: es altamente probable que no estemos preparados para lo que se nos viene encima. E intentar predecirlo es, en consecuencia, un acto de soberbia.