José López Castillo es un ejemplo de perseverancia. Durante 20 años vivió en Estados Unidos con la meta de regresar a la aldea El Hato, Antigua Guatemala y construir el hotel que su padre siempre soñó.
Resultado de su esfuerzo y perseverancia nació el proyecto Altamira. En la actualidad, este proyecto es una fuente de ingresos para la región.
Altamira está a 15 minutos de Antigua y al mes recibe 15 mil visitantes que disfrutan de diversas actividades y experiencias únicas. Con sus acciones José se ha convertido en un ejemplo.
“Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino”.
Altamira un sueño hecho realidad
Emprender un proyecto se dice fácil, pero lo cierto es que al iniciar cualquier proyecto el miedo puede hacernos dudar, sin embargo, debemos arriesgarnos, así lo demostró José.
Historia inspiracional
José López Castillo, nació el 30 de octubre de 1981, tiene 39 años y aunque es originario de Tiquisate, Escuintla ha vivido muchos años en Antigua Guatemala.
Su padre siempre se esforzó por darle lo mejor. “Un hombre maravilloso con un corazón gigante que ha sido mi ejemplo de honestidad y entrega”, describe José.
Combinó el trabajo y el estudio desde los 8 años de edad. Según relató, viajaba a la costa para tapiscar milpa y sembrar tabaco.
Se graduó de Perito en Mercadotecnia y Publicidad y para entonces su mamá ya tenía varios años de vivir en los Estados Unidos. Él necesitaba verla, y tomó la decisión de ir a buscarla.
“Llegué un viernes de 1999 y como mis tíos trabajaban en un campo de golf a los dos días ya estaba trabajando”, indicó.
Luego aprendió de un vecino el oficio de albañilería y se dedicó a la construcción. Eran tantas sus ganas por superarse que llegó a tener dos trabajos.
Cuando por fin logró una estabilidad económica decidió regresar a Guatemala, quería acompañar a su papá y a la vez sacar provecho de un terreno que su padre había comprado en la aldea el Hato.
Fue así con en abril de 2018 fundó Altamira un lugar mágico que ofrece una experiencia única al visitante.
El nombre de Altamira surge por lo alto del lugar y los miradores que en él se encuentran y en la actualidad es uno de los lugares más visitados por turistas nacionales y extranjeros.
Si quieres más información de este spa puedes ingresar a su página de Facebook: https://www.facebook.com/masajistasConDiscapacidadVisual/
¿Quieres conocer más de José? Damos inicio a nuestro tercer podcast VIVE, para sumar en pro de Guatemala.
Puedes escucharnos en video por YouTube o audio por Spotify. Recuerda es gratuito.
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José López Castillo es un ejemplo de perseverancia. Durante 20 años vivió en Estados Unidos con la meta de regresar a la aldea El Hato, Antigua Guatemala y construir el hotel que su padre siempre soñó.
Resultado de su esfuerzo y perseverancia nació el proyecto Altamira. En la actualidad, este proyecto es una fuente de ingresos para la región.
Altamira está a 15 minutos de Antigua y al mes recibe 15 mil visitantes que disfrutan de diversas actividades y experiencias únicas. Con sus acciones José se ha convertido en un ejemplo.
“Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino”.
Altamira un sueño hecho realidad
Emprender un proyecto se dice fácil, pero lo cierto es que al iniciar cualquier proyecto el miedo puede hacernos dudar, sin embargo, debemos arriesgarnos, así lo demostró José.
Historia inspiracional
José López Castillo, nació el 30 de octubre de 1981, tiene 39 años y aunque es originario de Tiquisate, Escuintla ha vivido muchos años en Antigua Guatemala.
Su padre siempre se esforzó por darle lo mejor. “Un hombre maravilloso con un corazón gigante que ha sido mi ejemplo de honestidad y entrega”, describe José.
Combinó el trabajo y el estudio desde los 8 años de edad. Según relató, viajaba a la costa para tapiscar milpa y sembrar tabaco.
Se graduó de Perito en Mercadotecnia y Publicidad y para entonces su mamá ya tenía varios años de vivir en los Estados Unidos. Él necesitaba verla, y tomó la decisión de ir a buscarla.
“Llegué un viernes de 1999 y como mis tíos trabajaban en un campo de golf a los dos días ya estaba trabajando”, indicó.
Luego aprendió de un vecino el oficio de albañilería y se dedicó a la construcción. Eran tantas sus ganas por superarse que llegó a tener dos trabajos.
Cuando por fin logró una estabilidad económica decidió regresar a Guatemala, quería acompañar a su papá y a la vez sacar provecho de un terreno que su padre había comprado en la aldea el Hato.
Fue así con en abril de 2018 fundó Altamira un lugar mágico que ofrece una experiencia única al visitante.
El nombre de Altamira surge por lo alto del lugar y los miradores que en él se encuentran y en la actualidad es uno de los lugares más visitados por turistas nacionales y extranjeros.
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