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Diferendo territorial entre Belice y Guatemala

Edgar Quiñónez
05 de abril, 2021

En el Siglo XVII, con la Convención de 1859, Guatemala firmó con Gran Bretaña un tratado. Este documento tenía como propósito cederle el área comprendida entre los ríos Sibún y Sarstún.

El país pedía apoyo para crear una comunicación entre la costa del Atlántico, cerca de Belice y la Capital. Sin embargo, esto nunca se cumplió.

Conflicto entre Guatemala y Belice

La disputa territorial empezó en la época de la Colonia. Es decir, cuando lo que hoy es Centroamérica formaba parte del virreinato de Nueva España, una entidad territorial integrante del imperio español.

En aquel entonces, los piratas ingleses que atacaban las embarcaciones españolas se refugiaban en costas del ahora Belice.

Para evitar el asedio, en 1783 y 1786 España entregó a la corona británica dos concesiones para extraer maderas de ese territorio.

En las décadas siguientes aumentó el número de ingleses en esa zona, originalmente ubicada en lo que ahora es la frontera de Belice con México.

Sin embargo, durante la guerra de independencia que terminó en 1821, la colonia británica se extendió a otras zonas hasta abarcar el territorio de lo que en la actualidad es Belice.

En esos años el gobierno guatemalteco sostenía una disputa con México que pretendía quedarse con la región de Petén, y en esas circunstancias se vio obligado a aceptar los nuevos límites de la colonia británica.


El acuerdo que nunca se cumplió

En 1859 se firmó un acuerdo que establecía, como pago por la cesión de la tierra, que la Corona Británica construyera un camino entre la capital guatemalteca y el Mar Caribe.

La obra nunca se hizo, y por ello en 1946 Guatemala canceló el acuerdo y demandó que la CIJ resolviera la disputa por el territorio, lo que no sucedió.

En 1981 Belice obtuvo su independencia, pero Guatemala la aceptó una década después. Lo hizo cuando el entonces presidente Jorge Serrano reconoció el derecho de Belice a la autodeterminación y soberanía, y el de los beliceños a elegir su gobierno.

Pero no reconoció el territorio donde se asienta el país, porque está en disputa.

Belice, a cambio, aceptó que su vecino pretendía tener derechos sobre su territorio. Un primer paso que abrió la puerta a la solución negociada que derivó en la consulta del 15 de abril de 2018.

Guatemala presenta su reclamo

A principios de diciembre de 2020, Guatemala presentó de manera oficial su demanda de reclamo territorial sobre Belice frente a la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

La demanda interpuesta contiene “el reclamo territorial, insular y marítimo en contra de Belice”. Además, en la misma “se reclaman todos los derechos heredados de España al momento de la independencia de Guatemala en 1821”.

Belice, por su parte, tiene hasta el 8 de junio de 2021 como fecha máxima para entregar su memorial de respuesta. Posteriormente, Guatemala dispondrá de un plazo de seis meses para presentar una réplica.

Mientras que Belice tendrá otro semestre de espacio para su declaración final. Después, “se abrirá un período de presentación de argumentos orales”.

El memorial entregado por Guatemala consta de ocho volúmenes que en total suman 4 mil 813 páginas.

Lo que la CIJ podría realmente resolver

Guatemala alega que las concesiones originales de la Corona Española establecieron límites territoriales indelebles; es decir, los colonos ingleses de la época no tenían derecho a moverse a otras zonas.

También reclama que el acuerdo de 1859 no se cumplió, porque el camino que debía construirse nunca se realizó.

Belice afirma que las concesiones originales equivalen a una cesión territorial, y que después de dos siglos de ocupación tiene derecho a la propiedad del territorio.

Estos son algunos de los argumentos que se sabe formarán parte del juicio, pues hay otros alegatos de cada país que legalmente no pueden hacerse públicos. Al final la CIJ deberá establecer una frontera real entre ambos países, que ahora no existe.

De hecho desde 1991 se estableció la llamada “zona de adyacencia”, una línea imaginaria que separa el territorio de cada uno. Esto causa problemas. Como no existe una definición clara, la vigilancia de cada país se complica, lo que favorece el tráfico de drogas y mercancía.

Lo que está en juego

Definir las fronteras no solo resuelve un conflicto histórico, sino que impacta en la economía de la región. Si la CIJ favorece a Guatemala, el país duplicaría su acceso a costas del océano Atlántico, donde se encuentra la segunda reserva coralina más grande del mundo después de Australia.

Y si la sentencia fuera en sentido contrario, Belice podría conservar las zonas turísticas que reciben un promedio de dos millones de visitantes al año.

Pero independientemente del lado de la balanza al que se incline el tribunal internacional, para este país la decisión del tribunal de La Haya permitirá resolver otros problemas.

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Diferendo territorial entre Belice y Guatemala

Edgar Quiñónez
05 de abril, 2021

En el Siglo XVII, con la Convención de 1859, Guatemala firmó con Gran Bretaña un tratado. Este documento tenía como propósito cederle el área comprendida entre los ríos Sibún y Sarstún.

El país pedía apoyo para crear una comunicación entre la costa del Atlántico, cerca de Belice y la Capital. Sin embargo, esto nunca se cumplió.

Conflicto entre Guatemala y Belice

La disputa territorial empezó en la época de la Colonia. Es decir, cuando lo que hoy es Centroamérica formaba parte del virreinato de Nueva España, una entidad territorial integrante del imperio español.

En aquel entonces, los piratas ingleses que atacaban las embarcaciones españolas se refugiaban en costas del ahora Belice.

Para evitar el asedio, en 1783 y 1786 España entregó a la corona británica dos concesiones para extraer maderas de ese territorio.

En las décadas siguientes aumentó el número de ingleses en esa zona, originalmente ubicada en lo que ahora es la frontera de Belice con México.

Sin embargo, durante la guerra de independencia que terminó en 1821, la colonia británica se extendió a otras zonas hasta abarcar el territorio de lo que en la actualidad es Belice.

En esos años el gobierno guatemalteco sostenía una disputa con México que pretendía quedarse con la región de Petén, y en esas circunstancias se vio obligado a aceptar los nuevos límites de la colonia británica.


El acuerdo que nunca se cumplió

En 1859 se firmó un acuerdo que establecía, como pago por la cesión de la tierra, que la Corona Británica construyera un camino entre la capital guatemalteca y el Mar Caribe.

La obra nunca se hizo, y por ello en 1946 Guatemala canceló el acuerdo y demandó que la CIJ resolviera la disputa por el territorio, lo que no sucedió.

En 1981 Belice obtuvo su independencia, pero Guatemala la aceptó una década después. Lo hizo cuando el entonces presidente Jorge Serrano reconoció el derecho de Belice a la autodeterminación y soberanía, y el de los beliceños a elegir su gobierno.

Pero no reconoció el territorio donde se asienta el país, porque está en disputa.

Belice, a cambio, aceptó que su vecino pretendía tener derechos sobre su territorio. Un primer paso que abrió la puerta a la solución negociada que derivó en la consulta del 15 de abril de 2018.

Guatemala presenta su reclamo

A principios de diciembre de 2020, Guatemala presentó de manera oficial su demanda de reclamo territorial sobre Belice frente a la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

La demanda interpuesta contiene “el reclamo territorial, insular y marítimo en contra de Belice”. Además, en la misma “se reclaman todos los derechos heredados de España al momento de la independencia de Guatemala en 1821”.

Belice, por su parte, tiene hasta el 8 de junio de 2021 como fecha máxima para entregar su memorial de respuesta. Posteriormente, Guatemala dispondrá de un plazo de seis meses para presentar una réplica.

Mientras que Belice tendrá otro semestre de espacio para su declaración final. Después, “se abrirá un período de presentación de argumentos orales”.

El memorial entregado por Guatemala consta de ocho volúmenes que en total suman 4 mil 813 páginas.

Lo que la CIJ podría realmente resolver

Guatemala alega que las concesiones originales de la Corona Española establecieron límites territoriales indelebles; es decir, los colonos ingleses de la época no tenían derecho a moverse a otras zonas.

También reclama que el acuerdo de 1859 no se cumplió, porque el camino que debía construirse nunca se realizó.

Belice afirma que las concesiones originales equivalen a una cesión territorial, y que después de dos siglos de ocupación tiene derecho a la propiedad del territorio.

Estos son algunos de los argumentos que se sabe formarán parte del juicio, pues hay otros alegatos de cada país que legalmente no pueden hacerse públicos. Al final la CIJ deberá establecer una frontera real entre ambos países, que ahora no existe.

De hecho desde 1991 se estableció la llamada “zona de adyacencia”, una línea imaginaria que separa el territorio de cada uno. Esto causa problemas. Como no existe una definición clara, la vigilancia de cada país se complica, lo que favorece el tráfico de drogas y mercancía.

Lo que está en juego

Definir las fronteras no solo resuelve un conflicto histórico, sino que impacta en la economía de la región. Si la CIJ favorece a Guatemala, el país duplicaría su acceso a costas del océano Atlántico, donde se encuentra la segunda reserva coralina más grande del mundo después de Australia.

Y si la sentencia fuera en sentido contrario, Belice podría conservar las zonas turísticas que reciben un promedio de dos millones de visitantes al año.

Pero independientemente del lado de la balanza al que se incline el tribunal internacional, para este país la decisión del tribunal de La Haya permitirá resolver otros problemas.