Los cierres de periodos son, por lo general, momentos de reflexión. Así como las bodas, graduaciones, nacimientos, cumpleaños; el fin de año es uno de estos cierres en la vida que marcan el rumbo y paso de nuestro andar.
En estas fechas de fin de año, algunos pueden hacer una pausa y tomar vacaciones, otros sólo disfrutan de las fechas de descanso intermedias pero, ya sea con vacaciones o no, considero importante tomar un tiempo para uno mismo y meditar.
Muchas veces en las carreras de estas fiestas de fin de año, olvidamos qué es lo importante y qué es lo accesorio. Estamos tan ocupados en adornar la oficina y la casa con motivos navideños, organizar el convivio de la empresa, del departamento de la oficina, de la colonia o condominio, de los amigos, de la familia, además de los respectivos intercambios de regalos que apenas tenemos tiempo para recordar por qué hacemos todo esto.
Organizar y hacer la cena de Navidad puede ser un gran reto. Hay quienes elaboran los tamales desde cero, hay quienes los compran. Hay quienes acostumbran a hacer pavo para la cena. Hay quienes acostumbran organizar el desayuno o almuerzo del día siguiente con toda la familia y amigos cercanos. Misma historia para quienes acostumbran a cenar en familia y recibir juntos el año nuevo. En fin, el sólo pensarlo puede ser agobiante, ya que se busca quedar bien con los seres queridos. Lo mismo sucede con el intercambio de regalos en Navidad.
Me encanta decorar con motivos navideños mi casa y oficina, le dedico tiempo para hacerlo. Es una actividad que me relaja y marca el inicio de una breve pausa en mi quehacer diario. Sin embargo, este año no tuve tiempo de hacerlo, al punto que en la oficina, mi equipo se encargó de colocar los adornos que uso en mi espacio. Detalle que agradecí mucho.
Darme cuenta cómo transcurría los días y “la Navidad no llegaba a mi casa”, me causaba una mezcla de tristeza y ansiedad. Ansiedad porque no había decorado y pasaba el tiempo. Tristeza porque entonces no terminaba de “llegar la Navidad”. Pensando en eso, me di cuenta de la importancia de diferenciar lo importante de lo accesorio.
Empecé por preguntarme por qué me encanta esta época, por qué la disfruto tanto y qué es lo que me hace más feliz. Fue ahí cuando entendí que lo importante es ser feliz y lo accesorio son, en este caso, los adornos navideños.
Lo importante de estas fiestas es compartirla con los seres queridos, de estar en armonía, de comprenderlos, de ser benevolentes con ellos y respetarlos como son. Lo importante es crear momentos de valor que se queden grabados en la mente. Esos momentos cuando tu hijo te dice que eres el mejor padre del mundo porque le ayudaste a superar un obstáculo, o cuando tu sobrino te dice que eres el mejor tío del mundo porque le dejaste secar las manos en tu jeans, o cuando tus padres te dicen que han disfrutado mucho el tiempo que les dedicaste, o si tu pareja te dice que te ama porque hiciste el desayuno. Eso es importante.
Lo accesorio es si el obstáculo que enfrentaba tu hijo era grande o pequeño, si el jeans era de marca reconocida, nuevo o viejo, si el tiempo que dedicaste a tus padres fue una ida al cine, un viaje en bus, avión o en auto o si fue una cena lujosa o sencilla, si el desayuno fue elaborado o sencillo. Todo eso es accesorio. Lo importante es que demostremos con acciones concretas cuánto amamos a nuestros valores.
No estoy en contra de buscar lo mejor para uno mismo y los que amamos. Al contrario, es correcto buscarlo. Pero primero debemos definir qué es lo mejor, qué es lo importante y qué lo accesorio. Por ejemplo, si este año no hay tamal eso es accesorio; lo importante es reunirse con los seres queridos y que estén saludables y en paz. Mi punto es que no arruine o destruya lo importante por conseguir lo accesorio. Que no se amargue por carecer de lo accesorio.
Seamos benevolentes con nosotros mismos, tengamos una autoestima sana, démonos el tiempo de reflexionar en qué es importante y qué es accesorio.
Le deseo, para estas fechas y su vida, que tenga claro qué es importante, qué es accesorio y que lo disfrute en consecuencia.
@Md30
Facebook.com/Mda30
Repúblicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo
Los cierres de periodos son, por lo general, momentos de reflexión. Así como las bodas, graduaciones, nacimientos, cumpleaños; el fin de año es uno de estos cierres en la vida que marcan el rumbo y paso de nuestro andar.
En estas fechas de fin de año, algunos pueden hacer una pausa y tomar vacaciones, otros sólo disfrutan de las fechas de descanso intermedias pero, ya sea con vacaciones o no, considero importante tomar un tiempo para uno mismo y meditar.
Muchas veces en las carreras de estas fiestas de fin de año, olvidamos qué es lo importante y qué es lo accesorio. Estamos tan ocupados en adornar la oficina y la casa con motivos navideños, organizar el convivio de la empresa, del departamento de la oficina, de la colonia o condominio, de los amigos, de la familia, además de los respectivos intercambios de regalos que apenas tenemos tiempo para recordar por qué hacemos todo esto.
Organizar y hacer la cena de Navidad puede ser un gran reto. Hay quienes elaboran los tamales desde cero, hay quienes los compran. Hay quienes acostumbran a hacer pavo para la cena. Hay quienes acostumbran organizar el desayuno o almuerzo del día siguiente con toda la familia y amigos cercanos. Misma historia para quienes acostumbran a cenar en familia y recibir juntos el año nuevo. En fin, el sólo pensarlo puede ser agobiante, ya que se busca quedar bien con los seres queridos. Lo mismo sucede con el intercambio de regalos en Navidad.
Me encanta decorar con motivos navideños mi casa y oficina, le dedico tiempo para hacerlo. Es una actividad que me relaja y marca el inicio de una breve pausa en mi quehacer diario. Sin embargo, este año no tuve tiempo de hacerlo, al punto que en la oficina, mi equipo se encargó de colocar los adornos que uso en mi espacio. Detalle que agradecí mucho.
Darme cuenta cómo transcurría los días y “la Navidad no llegaba a mi casa”, me causaba una mezcla de tristeza y ansiedad. Ansiedad porque no había decorado y pasaba el tiempo. Tristeza porque entonces no terminaba de “llegar la Navidad”. Pensando en eso, me di cuenta de la importancia de diferenciar lo importante de lo accesorio.
Empecé por preguntarme por qué me encanta esta época, por qué la disfruto tanto y qué es lo que me hace más feliz. Fue ahí cuando entendí que lo importante es ser feliz y lo accesorio son, en este caso, los adornos navideños.
Lo importante de estas fiestas es compartirla con los seres queridos, de estar en armonía, de comprenderlos, de ser benevolentes con ellos y respetarlos como son. Lo importante es crear momentos de valor que se queden grabados en la mente. Esos momentos cuando tu hijo te dice que eres el mejor padre del mundo porque le ayudaste a superar un obstáculo, o cuando tu sobrino te dice que eres el mejor tío del mundo porque le dejaste secar las manos en tu jeans, o cuando tus padres te dicen que han disfrutado mucho el tiempo que les dedicaste, o si tu pareja te dice que te ama porque hiciste el desayuno. Eso es importante.
Lo accesorio es si el obstáculo que enfrentaba tu hijo era grande o pequeño, si el jeans era de marca reconocida, nuevo o viejo, si el tiempo que dedicaste a tus padres fue una ida al cine, un viaje en bus, avión o en auto o si fue una cena lujosa o sencilla, si el desayuno fue elaborado o sencillo. Todo eso es accesorio. Lo importante es que demostremos con acciones concretas cuánto amamos a nuestros valores.
No estoy en contra de buscar lo mejor para uno mismo y los que amamos. Al contrario, es correcto buscarlo. Pero primero debemos definir qué es lo mejor, qué es lo importante y qué lo accesorio. Por ejemplo, si este año no hay tamal eso es accesorio; lo importante es reunirse con los seres queridos y que estén saludables y en paz. Mi punto es que no arruine o destruya lo importante por conseguir lo accesorio. Que no se amargue por carecer de lo accesorio.
Seamos benevolentes con nosotros mismos, tengamos una autoestima sana, démonos el tiempo de reflexionar en qué es importante y qué es accesorio.
Le deseo, para estas fechas y su vida, que tenga claro qué es importante, qué es accesorio y que lo disfrute en consecuencia.
@Md30
Facebook.com/Mda30
Repúblicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo