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Dictadura imperfecta

Redacción República
06 de octubre, 2014

En 1990, Mario Vargas Llosa afirmó que “la dictadura
perfecta no es el comunismo, no es la Unión Soviética, no es Fidel Castro, es
México. Porque es la dictadura camuflada, de tal modo que, puede parecer no ser
una dictadura. Pero tiene de hecho, si uno escarba todas las características de
la dictadura”.

Una dictadura se caracteriza por la concentración de poder
en un solo individuo, partido o grupo de interés, su consolidación se da por medio
de la ausencia de la división de poderes, así como una propensión a utilizar el
poder para beneficiar al grupo de amigos, aliados o financistas. En una
dictadura también se busca acallar el pensamiento disidente al dirigir o
controlar los medios de comunicación, se busca cortar de raíz cualquier
oposición mediante el adoctrinamiento desde la infancia de tal modo que se
acostumbren a obedecer sin cuestionar las decisiones de los gobernantes.

La dictadura perfecta al parecer, no sólo se vivió en
México, 24 años después en Guatemala vamos avanzando hacia ese camino. Un
camino donde el paisaje ha sido coloreado con muchos políticos que buscan
hacernos creer que mientras las “elecciones” sean democráticas no importa qué
se decida y cómo se llegue a ese “consenso”, tal como sucedió en la designación
de Magistrados a la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y la Sala de Apelaciones,
así como la elección de una minoría con experiencia judicial.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Este fin de semana la magistrada de la Sala Quinta de
Apelaciones del Ramo Civil, Claudia Lissette Escobar Mejía, reelecta por el
Congreso para otro periodo de cinco años, anunció su renuncia al cargo ya que
consideraba que el proceso había estado viciado al ignorar la Ley de la Carrera
Judicial que ponía en riesgo la independencia judicial de los jueces.

En una dictadura
perfecta, se nos hace creer que para mantener la independencia judicial se debe
renovar a todos los jueces cada cierto tiempo y que quienes aprueban su
reelección son los políticos a quienes en algún momento juzgaron o juzgarán en
un juicio. En una dictadura perfecta, se nos hace creer que estamos mejor
porque si antes las negociaciones eran alrededor de una cama, ahora
posiblemente, esta última ya no es necesaria.

Una dictadura es perfecta cuando creemos que vivir en una
“democracia” es mejor que en una República, que la división de poderes existe
aunque cada año haya que mendigar, pelear o negociar el presupuesto asignado al
Organismo Judicial, a la Contraloría General de Cuentas o al Ministerio Público,
por solo mencionar algunos, que la división de poderes existe aunque cada
cierto tiempo hay que hacer “lobby” con los que deciden si se reeligen, sin
importarles si hicieron bien su trabajo, si actuaron apegados a Derecho o sólo
beneficiaron a los aliados del político elector.

La independencia de poderes es la peor enemiga de la
Dictadura Perfecta o Atolitaria, ya que son precisamente estos contrapesos los
que limitan el abuso de poder. El Organismo Judicial tiene un rol muy
importante, son los jueces quienes deberán aplicar la Ley para limitar los
abusos de los gobernantes como el caso más reciente de Roxana Baldetti, quien
pretende ser secretaria general de su
partido y a la vez Vicepresidente del país en flagrante violación al
artículo 154 de la Constitución.

La renuncia de la magistrada Claudia Escobar nos demuestra
que aún estamos en una Dictadura imperfecta, ya que aún podemos disentir y
denunciar los abusos de poder. Cuando digamos como cuando nos roban el celular
“que bueno que sólo te quitaron la libertad pero no te lastimaron” habremos
llegado a la Dictadura perfectamente Atolitaria.

@Md30

Dictadura imperfecta

Redacción República
06 de octubre, 2014

En 1990, Mario Vargas Llosa afirmó que “la dictadura
perfecta no es el comunismo, no es la Unión Soviética, no es Fidel Castro, es
México. Porque es la dictadura camuflada, de tal modo que, puede parecer no ser
una dictadura. Pero tiene de hecho, si uno escarba todas las características de
la dictadura”.

Una dictadura se caracteriza por la concentración de poder
en un solo individuo, partido o grupo de interés, su consolidación se da por medio
de la ausencia de la división de poderes, así como una propensión a utilizar el
poder para beneficiar al grupo de amigos, aliados o financistas. En una
dictadura también se busca acallar el pensamiento disidente al dirigir o
controlar los medios de comunicación, se busca cortar de raíz cualquier
oposición mediante el adoctrinamiento desde la infancia de tal modo que se
acostumbren a obedecer sin cuestionar las decisiones de los gobernantes.

La dictadura perfecta al parecer, no sólo se vivió en
México, 24 años después en Guatemala vamos avanzando hacia ese camino. Un
camino donde el paisaje ha sido coloreado con muchos políticos que buscan
hacernos creer que mientras las “elecciones” sean democráticas no importa qué
se decida y cómo se llegue a ese “consenso”, tal como sucedió en la designación
de Magistrados a la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y la Sala de Apelaciones,
así como la elección de una minoría con experiencia judicial.

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Este fin de semana la magistrada de la Sala Quinta de
Apelaciones del Ramo Civil, Claudia Lissette Escobar Mejía, reelecta por el
Congreso para otro periodo de cinco años, anunció su renuncia al cargo ya que
consideraba que el proceso había estado viciado al ignorar la Ley de la Carrera
Judicial que ponía en riesgo la independencia judicial de los jueces.

En una dictadura
perfecta, se nos hace creer que para mantener la independencia judicial se debe
renovar a todos los jueces cada cierto tiempo y que quienes aprueban su
reelección son los políticos a quienes en algún momento juzgaron o juzgarán en
un juicio. En una dictadura perfecta, se nos hace creer que estamos mejor
porque si antes las negociaciones eran alrededor de una cama, ahora
posiblemente, esta última ya no es necesaria.

Una dictadura es perfecta cuando creemos que vivir en una
“democracia” es mejor que en una República, que la división de poderes existe
aunque cada año haya que mendigar, pelear o negociar el presupuesto asignado al
Organismo Judicial, a la Contraloría General de Cuentas o al Ministerio Público,
por solo mencionar algunos, que la división de poderes existe aunque cada
cierto tiempo hay que hacer “lobby” con los que deciden si se reeligen, sin
importarles si hicieron bien su trabajo, si actuaron apegados a Derecho o sólo
beneficiaron a los aliados del político elector.

La independencia de poderes es la peor enemiga de la
Dictadura Perfecta o Atolitaria, ya que son precisamente estos contrapesos los
que limitan el abuso de poder. El Organismo Judicial tiene un rol muy
importante, son los jueces quienes deberán aplicar la Ley para limitar los
abusos de los gobernantes como el caso más reciente de Roxana Baldetti, quien
pretende ser secretaria general de su
partido y a la vez Vicepresidente del país en flagrante violación al
artículo 154 de la Constitución.

La renuncia de la magistrada Claudia Escobar nos demuestra
que aún estamos en una Dictadura imperfecta, ya que aún podemos disentir y
denunciar los abusos de poder. Cuando digamos como cuando nos roban el celular
“que bueno que sólo te quitaron la libertad pero no te lastimaron” habremos
llegado a la Dictadura perfectamente Atolitaria.

@Md30