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Vivir por permiso

María Dolores Arias
19 de noviembre, 2014

La semana pasada leí un tuit de @1aclarate que decía “SABÍAS QUÉ: Los propietarios son quienes dictaminan las reglas sobre el uso de su propiedad, no los gobiernos. #MDLve” , a lo que otro tuitero le respondió “Excepto en los gobiernos comunistas donde no hay propiedad de nadie, todo es del hdp que manda”. Al leer estos dos tuits mi reflexión fue “No se necesita ser comunista declarado; en nuestros países hay que pedir permiso (licencia) para todo.”

Y es que la vida no es como en las películas donde sabes claramente quién es el malo y quién el bueno. En la vida hay que poner mayor atención para desenmascarar a los lobos disfrazados de ovejas, para identificar correctamente a quienes buscan sacrificarte para su beneficio pero que además esperan que estés agradecido por el supuesto “bien” que te han hecho.

Uno encuentra a muchas personas que querrán persuadirte para que actúes de acuerdo a sus fines aun cuando estos vayan en contra de los tuyos y signifique una perdida para ti. A estas personas las puedes desenmascarar y alejarte de ellas. Puedes desenmascarar sus mentiras y advertir a tus conocidos de sus artimañas, puedes decidir evitar cualquier trato con ellos.

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Pero ¿qué sucede cuando se trata del gobierno? ¿Cómo evitas tratos con un gobierno que te exige “sacrificios” por el bien del país? Muchas veces  confiamos que como nuestro país no es comunista, no hay tales sacrificios. Que como no vivimos en un país socialista nosotros decidimos qué hacer con nuestra propiedad. Pero ¿qué tanto hay de cierto en esto?

Esa misma semana de los tuits que les comenté al principio,  tuve la oportunidad de hablar con un empresario que me contaba los problemas que había tenido por hacer una reparación en su empresa, al principio imaginé que se trataba del clásico “fíjese que” (problema que no es mío pero pronto lo será) por parte de quienes había contratado para la reparación, pero no fue así.

Resulta que este empresario no contaba con los permisos necesarios para hacer esas tareas de mantenimiento, es decir, no había presentado planos, estudios de impacto y demás documentación que piden para otorgar un permiso. Esta omisión le costará Q60 mil (USD$7,500 aprox.), además del tiempo para resolver la situación y buscar una rebaja en la multa.

Entonces ¿qué tanto vivimos por permiso?, no propongo una anarquía porque reconozco que la amenaza de coacción por parte del gobierno es necesaria para intentar inhibir a los delincuentes, pero esta amenaza debe ser para proteger nuestros derechos individuales (vida, propiedad y libertad) y no para limitarlos.

A lo que estamos llegando es tener  tantas regulaciones que es difícil vivir sin infringir alguna, ¿exagero? Revise los reglamentos aduaneros de su país, seguro encontrará un cúmulo de requisitos, por no decir trabas, para importar algún producto; desde el registro sanitario hasta algún documento que le falta el sello o la fecha no está en el lugar correcto.  Son muchas las historias de terror que han vivido los empresarios.

En Venezuela, han implementado un sistema biométrico para la compra de alimentos que no es otra cosa que una libreta de racionamiento electrónica. En Argentina, sólo se puede comprar los dólares  que haya autorizado el gobierno previa declaración de ingresos. En Guatemala, tenemos permisos o licencias para lo que se le pueda ocurrir: permiso para construir (o remodelar), permiso para importar o exportar.  Insisto, no se trata de vivir en la anarquía pero tampoco ahogados por regulaciones que violan nuestro derecho a la propiedad, por sólo hablar de uno de ellos. Ejemplos de cómo empezamos a vivir por permiso, abundan en nuestros países.

Lo más preocupante de todo esto es que el gobierno en lugar de proteger nuestros derechos, los limita. En lugar de que el gobernante esté acotado por la ley, son las leyes las que nos limitan cada vez más con la excusa del bien común, bien que decide un político.

Entonces, si no permitimos que nos quieran ver la cara nuestros vecinos, marchantes o cualquier otro con quien tengamos tratos ¿por qué lo permitimos de los políticos? ¿Por qué aceptamos vivir por permiso del gobernante?

@Md30

Facebook.com/mda30

Vivir por permiso

María Dolores Arias
19 de noviembre, 2014

La semana pasada leí un tuit de @1aclarate que decía “SABÍAS QUÉ: Los propietarios son quienes dictaminan las reglas sobre el uso de su propiedad, no los gobiernos. #MDLve” , a lo que otro tuitero le respondió “Excepto en los gobiernos comunistas donde no hay propiedad de nadie, todo es del hdp que manda”. Al leer estos dos tuits mi reflexión fue “No se necesita ser comunista declarado; en nuestros países hay que pedir permiso (licencia) para todo.”

Y es que la vida no es como en las películas donde sabes claramente quién es el malo y quién el bueno. En la vida hay que poner mayor atención para desenmascarar a los lobos disfrazados de ovejas, para identificar correctamente a quienes buscan sacrificarte para su beneficio pero que además esperan que estés agradecido por el supuesto “bien” que te han hecho.

Uno encuentra a muchas personas que querrán persuadirte para que actúes de acuerdo a sus fines aun cuando estos vayan en contra de los tuyos y signifique una perdida para ti. A estas personas las puedes desenmascarar y alejarte de ellas. Puedes desenmascarar sus mentiras y advertir a tus conocidos de sus artimañas, puedes decidir evitar cualquier trato con ellos.

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Pero ¿qué sucede cuando se trata del gobierno? ¿Cómo evitas tratos con un gobierno que te exige “sacrificios” por el bien del país? Muchas veces  confiamos que como nuestro país no es comunista, no hay tales sacrificios. Que como no vivimos en un país socialista nosotros decidimos qué hacer con nuestra propiedad. Pero ¿qué tanto hay de cierto en esto?

Esa misma semana de los tuits que les comenté al principio,  tuve la oportunidad de hablar con un empresario que me contaba los problemas que había tenido por hacer una reparación en su empresa, al principio imaginé que se trataba del clásico “fíjese que” (problema que no es mío pero pronto lo será) por parte de quienes había contratado para la reparación, pero no fue así.

Resulta que este empresario no contaba con los permisos necesarios para hacer esas tareas de mantenimiento, es decir, no había presentado planos, estudios de impacto y demás documentación que piden para otorgar un permiso. Esta omisión le costará Q60 mil (USD$7,500 aprox.), además del tiempo para resolver la situación y buscar una rebaja en la multa.

Entonces ¿qué tanto vivimos por permiso?, no propongo una anarquía porque reconozco que la amenaza de coacción por parte del gobierno es necesaria para intentar inhibir a los delincuentes, pero esta amenaza debe ser para proteger nuestros derechos individuales (vida, propiedad y libertad) y no para limitarlos.

A lo que estamos llegando es tener  tantas regulaciones que es difícil vivir sin infringir alguna, ¿exagero? Revise los reglamentos aduaneros de su país, seguro encontrará un cúmulo de requisitos, por no decir trabas, para importar algún producto; desde el registro sanitario hasta algún documento que le falta el sello o la fecha no está en el lugar correcto.  Son muchas las historias de terror que han vivido los empresarios.

En Venezuela, han implementado un sistema biométrico para la compra de alimentos que no es otra cosa que una libreta de racionamiento electrónica. En Argentina, sólo se puede comprar los dólares  que haya autorizado el gobierno previa declaración de ingresos. En Guatemala, tenemos permisos o licencias para lo que se le pueda ocurrir: permiso para construir (o remodelar), permiso para importar o exportar.  Insisto, no se trata de vivir en la anarquía pero tampoco ahogados por regulaciones que violan nuestro derecho a la propiedad, por sólo hablar de uno de ellos. Ejemplos de cómo empezamos a vivir por permiso, abundan en nuestros países.

Lo más preocupante de todo esto es que el gobierno en lugar de proteger nuestros derechos, los limita. En lugar de que el gobernante esté acotado por la ley, son las leyes las que nos limitan cada vez más con la excusa del bien común, bien que decide un político.

Entonces, si no permitimos que nos quieran ver la cara nuestros vecinos, marchantes o cualquier otro con quien tengamos tratos ¿por qué lo permitimos de los políticos? ¿Por qué aceptamos vivir por permiso del gobernante?

@Md30

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