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El burócrata feo

Redacción
09 de diciembre, 2014

Ahora que Martín Banús con su artículo “El indígena feo”, publicado en el diario “La Hora” el pasado once de noviembre, nos ha recordado la  obra “El Americano Feo” de William Lederer, la que se publicó en Estados Unidos en  1958 y que rápidamente se convirtió en un best-seller mundial  y que fue llevada al cine teniendo allí también gran éxito tanto por el tema como por la producción. La novela describía como los estadounidenses, de buena fe pero con  arrogancia e ignorancia fracasaban en entender la cultura del sudeste asiático,  describiendo a los norteamericanos como “buena gente” pero  desubicados  al tener que desenvolverse en medio de otra cultura,  ajena a la suya. Pues digo ahora que Banús describió a los “indios” guatemaltecos, más o menos como los describiera nuestro ganador del Premio Nobel de Literatura, Miguel Ángel Asturias, se ha popularizado el calificativo de “Feo” para describir al arrogante e ignorante que se desubica en el mundo en que se desenvuelve. En ese orden de ideas me permito hacer mención al “Burócrata Feo” que son esos empleados, sobre todo los  públicos aunque hay algunos del sector privado que caen en lo mismo y que en su petulancia e ignorancia  no se dan cuenta que están en su puesto de forma muy pasajera. Me he topado con el “Burócrata Feo” sobre todo en los bancos, son esos  empleaditos de tercera categoría que se creen gerentes  o  miembros del consejo de administración  y que en lugar de percatarse que es de los usuarios  que viven, tratan a los clientes como sus vasallos, como que un favor hacen a quien a ellos se acerca a solicitar algún servicio. Afortunadamente hay muchos bancos  y siempre se tiene la alternativa de irse a otro.

Lo trágico del “Burócrata Feo” es cuando se trata de instituciones  de gobierno, porque allí no hay alternativa de irse a otro lado, allí o se sufre o se impone. En el mundo burocrático estatal hay diferentes estamentos y especímenes únicos en cada nivel, ahora me explico. Generalmente el burócrata de gobierno, de menor cuantía, es una persona con muy baja autoestima que desempeña su trabajo mirando el reloj y atalayando la hora de salida. No tiene estimulo ni reconocimiento por su trabajo. Es al que burlonamente se  dice que tiene entrada de gerente y salida de albañil. Este “Burócrata Feo” tiene ese “hueso” porque no tiene ninguna otra oportunidad de trabajar honradamente y de allí su menosprecio al tratar con el público ya que al sentirse explotado por el Estado, que en realidad es el gobierno, canaliza su frustración con los ciudadanos que se acercan a la dependencia donde este individuo hace como que  trabaja, a realizar alguna gestión. Todos los hemos sufrido y no nos queda mucho que hacer cuando nos topamos con ellos; esta pobre gente, no tienen mucha autoridad y basta con pedir hablar con su jefe o hablándole al jefe se suele solucionar “el problema” que siempre es o copia de una nota, legalización de firmas, número de DPI o cualquier otra estupidez innecesaria pero que permiten al “Feo” darse alguna ínfula en su miserable vida. Ahora viene el caso del peor, es el del “Director” que es un burócrata más que feo, es el  que tiene un “hueso” para roer durante cuatro rápidos años y que en ese período abusa a más no poder,  prepotente, insoportable, frustrado que sabe que nunca será  Ministro y entonces hace la vida imposible a sus sub alternos. Ese no es el “Burócrata Feo” es el “Burócrata Maldito” que dentro de un año se queda sin hueso.

El burócrata feo

Redacción
09 de diciembre, 2014

Ahora que Martín Banús con su artículo “El indígena feo”, publicado en el diario “La Hora” el pasado once de noviembre, nos ha recordado la  obra “El Americano Feo” de William Lederer, la que se publicó en Estados Unidos en  1958 y que rápidamente se convirtió en un best-seller mundial  y que fue llevada al cine teniendo allí también gran éxito tanto por el tema como por la producción. La novela describía como los estadounidenses, de buena fe pero con  arrogancia e ignorancia fracasaban en entender la cultura del sudeste asiático,  describiendo a los norteamericanos como “buena gente” pero  desubicados  al tener que desenvolverse en medio de otra cultura,  ajena a la suya. Pues digo ahora que Banús describió a los “indios” guatemaltecos, más o menos como los describiera nuestro ganador del Premio Nobel de Literatura, Miguel Ángel Asturias, se ha popularizado el calificativo de “Feo” para describir al arrogante e ignorante que se desubica en el mundo en que se desenvuelve. En ese orden de ideas me permito hacer mención al “Burócrata Feo” que son esos empleados, sobre todo los  públicos aunque hay algunos del sector privado que caen en lo mismo y que en su petulancia e ignorancia  no se dan cuenta que están en su puesto de forma muy pasajera. Me he topado con el “Burócrata Feo” sobre todo en los bancos, son esos  empleaditos de tercera categoría que se creen gerentes  o  miembros del consejo de administración  y que en lugar de percatarse que es de los usuarios  que viven, tratan a los clientes como sus vasallos, como que un favor hacen a quien a ellos se acerca a solicitar algún servicio. Afortunadamente hay muchos bancos  y siempre se tiene la alternativa de irse a otro.

Lo trágico del “Burócrata Feo” es cuando se trata de instituciones  de gobierno, porque allí no hay alternativa de irse a otro lado, allí o se sufre o se impone. En el mundo burocrático estatal hay diferentes estamentos y especímenes únicos en cada nivel, ahora me explico. Generalmente el burócrata de gobierno, de menor cuantía, es una persona con muy baja autoestima que desempeña su trabajo mirando el reloj y atalayando la hora de salida. No tiene estimulo ni reconocimiento por su trabajo. Es al que burlonamente se  dice que tiene entrada de gerente y salida de albañil. Este “Burócrata Feo” tiene ese “hueso” porque no tiene ninguna otra oportunidad de trabajar honradamente y de allí su menosprecio al tratar con el público ya que al sentirse explotado por el Estado, que en realidad es el gobierno, canaliza su frustración con los ciudadanos que se acercan a la dependencia donde este individuo hace como que  trabaja, a realizar alguna gestión. Todos los hemos sufrido y no nos queda mucho que hacer cuando nos topamos con ellos; esta pobre gente, no tienen mucha autoridad y basta con pedir hablar con su jefe o hablándole al jefe se suele solucionar “el problema” que siempre es o copia de una nota, legalización de firmas, número de DPI o cualquier otra estupidez innecesaria pero que permiten al “Feo” darse alguna ínfula en su miserable vida. Ahora viene el caso del peor, es el del “Director” que es un burócrata más que feo, es el  que tiene un “hueso” para roer durante cuatro rápidos años y que en ese período abusa a más no poder,  prepotente, insoportable, frustrado que sabe que nunca será  Ministro y entonces hace la vida imposible a sus sub alternos. Ese no es el “Burócrata Feo” es el “Burócrata Maldito” que dentro de un año se queda sin hueso.