Mario Benedetti escribió en el año 1982 la novela titulada “Primavera con una esquina rota”, un libro que reúne en sus páginas el significado del exilio, la soledad y la conciencia para éste escritor uruguayo. Aunque la historia que narra es profunda y envolvente, lo que más me encanta de éste libro es su título pues me recuerda a otra primavera, la primavera de mi Guatemala.
Una enorme variedad climática que permite la diversidad de ecosistemas, una magnifica cordillera que atraviesa la parte central de la geografía del país y el hogar de más de nueve mil plantas y animales vertebrados. Numerosos lagos, ríos y lagunas, abundantes extensiones territoriales aptas para el cultivo, reservas biológicas y forestales. Lindos textiles y coloridos trajes regionales, artesanías de primera clase y una gastronomía que no nos deja terminar la comida sin chuparnos los dedos. ¡Eso es Guatemala!
Dependiendo de lo que se vea, claro. Porque también tiene su lado oscuro. Haciendo memoria histórica encontramos golpes y autogolpes de estado, asesinatos de figuras públicas, un conflicto armado, levantamientos populares, exiliados, secuestrados y desaparecidos. Analfabetismo, huelgas, protestas, fraudes contra el estado. Y en éstos últimos años todo se resume en corrupción, corrupción y más corrupción.
Qué hermosa es Guatemala, mi país de la eterna primavera. Que lindo es vivir en sus tierras y disfrutar de sus bondades. Pero a la vez, que triste es ver cómo sus propios hijos la traicionan y se empeñan en adueñarse de su libertad. En cada una de las malintencionadas actitudes y actos que han realizado nuestros antepasados y que otros están repitiendo hoy, se ha ido quebrando ese concepto de mágica primavera.
Es por esto que me parece tan acertado el título de Benedetti, pero para mi país. Somos Guatemala, el país de la eterna primavera… una primavera con una esquina rota.
¿Qué cree usted que podemos hacer para cambiarlo?
Mario Benedetti escribió en el año 1982 la novela titulada “Primavera con una esquina rota”, un libro que reúne en sus páginas el significado del exilio, la soledad y la conciencia para éste escritor uruguayo. Aunque la historia que narra es profunda y envolvente, lo que más me encanta de éste libro es su título pues me recuerda a otra primavera, la primavera de mi Guatemala.
Una enorme variedad climática que permite la diversidad de ecosistemas, una magnifica cordillera que atraviesa la parte central de la geografía del país y el hogar de más de nueve mil plantas y animales vertebrados. Numerosos lagos, ríos y lagunas, abundantes extensiones territoriales aptas para el cultivo, reservas biológicas y forestales. Lindos textiles y coloridos trajes regionales, artesanías de primera clase y una gastronomía que no nos deja terminar la comida sin chuparnos los dedos. ¡Eso es Guatemala!
Dependiendo de lo que se vea, claro. Porque también tiene su lado oscuro. Haciendo memoria histórica encontramos golpes y autogolpes de estado, asesinatos de figuras públicas, un conflicto armado, levantamientos populares, exiliados, secuestrados y desaparecidos. Analfabetismo, huelgas, protestas, fraudes contra el estado. Y en éstos últimos años todo se resume en corrupción, corrupción y más corrupción.
Qué hermosa es Guatemala, mi país de la eterna primavera. Que lindo es vivir en sus tierras y disfrutar de sus bondades. Pero a la vez, que triste es ver cómo sus propios hijos la traicionan y se empeñan en adueñarse de su libertad. En cada una de las malintencionadas actitudes y actos que han realizado nuestros antepasados y que otros están repitiendo hoy, se ha ido quebrando ese concepto de mágica primavera.
Es por esto que me parece tan acertado el título de Benedetti, pero para mi país. Somos Guatemala, el país de la eterna primavera… una primavera con una esquina rota.
¿Qué cree usted que podemos hacer para cambiarlo?