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Inversiones en Capital ¿Por qué no vienen más?

Ramon Parellada
28 de enero, 2016

Julio Héctor Estrada, nuevo ministro de Finanzas Públicas, en una conferencia que tuvo con empresarios del país comentó que le preocupa la poca inversión en capital que se efectúa en el país. Tiene razón. Este es uno de los puntos fundamentales para que un país pueda lograr un mayor crecimiento económico, generar más valor y reducir más rápidamente la pobreza.

         Las preguntas relevantes que debemos hacernos es ¿Por qué no viene más capital al país?   ¿Qué hace que el capital vaya a un país o a otro? ¿Cómo podemos hacer para atraerlo? ¿Qué condiciones se necesitan?

         Pues bien, primero que nada entendamos que son las inversiones en capital. En términos sencillos son las inversiones en maquinaria y equipo que incrementan la productividad de cualquier trabajo. Recomiendo en este punto al lector ver las tres cápsulas (https://www.youtube.com/watch?v=ErhIdGF_e5s) que el Dr. Manuel Ayau dejó grabadas explicando “cómo mejorar el nivel de vida”.

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Un tractor es una inversión en capital que incrementa la productividad de arar la tierra para la siembra. Sin el tractor las personas pueden recurrir a arar la tierra con bueyes que también en este caso se considera capital porque incrementa la productividad en comparación de una persona que ara la tierra con azadón. Es obvio que la productividad con el tractor será muy superior a la de arar con bueyes y ésta superior a la del azadón.

Supongamos que arar la tierra con bueyes puede incrementar el área trabajada en unas 50 veces más que una persona con azadón. Y hacerlo con tractor en unas 1,000 veces más que con azadón. La productividad que se logra con el tractor, es decir con ese capital que incrementa la productividad, es maravillosa. Con ello se puede lograr una mayor producción a un menor costo unitario con lo que podrá competir mejor en cualquier mercado ya sea nacional o internacional.

Pero nada es gratis, adquirir el tractor no es sencillo, hay que comprarlo, hay que pagarlo. ¿Y de dónde sale ese dinero para comprarlo? Del ahorro que el campesino dedique al mismo (el o un grupo de campesinos unidos para comprar el tractor).   Eso significa que diariamente cada campesino no deberá consumir todo lo que le ingresa sino destinar una parte para luego adquirir el capital. Este proceso puede tomar tiempo pero una vez adquirido el tractor el campesino incrementa enormemente su productividad y le queda tiempo libre para otras actividades. Imaginemos todas las actividades que se pueden mejorar con capital, no sólo trabajar la tierra sino cualquier otra como fábricas que produzcan bienes y servicios sofisticados o cualquier otra cosa.

Ahora bien, obtener el capital sólo con el ahorro que tengamos día a día será lento. Por ello necesitamos que otros que han ahorrado más inviertan en capital en nuestro país. De esta forma, el capital convertido en máquinas y herramientas, es decir, fábricas, podrán venir a generar valor a nuestra sociedad incrementando la productividad y haciendo que mejore el nivel de vida de todos.   Esos ahorros pueden ser de personas en el país o en el exterior.

Pero resulta que nuestro país es uno de tantos en los que esos ahorros podrían ser invertidos. ¿Cómo hacemos para que esos ahorros vengan y se conviertan en capital invertido?   El capital es como el agua, busca su nivel y lo hace donde menor riesgo y más rentabilidad encuentre. Por lo tanto debemos reducir el riesgo de invertir en el país y permitir que esos capitales encuentren un buen rendimiento.

Para reducir el riesgo se necesita fortalecer el Estado de Derecho en el que se vele por los derechos individuales fundamentales a la vida, la libertad y la propiedad. Un país donde la seguridad y la justicia funcionen rápida y eficazmente. Donde los trámites burocráticos sean rápidos y sencillos. Donde no se esté continuamente acosando a los empresarios que invierten independientemente del área donde lo hagan (me viene a la mente en este momento los terribles en injustos ataques a las industrias extractivas y las hidroeléctricas). Donde los ahorros sean protegidos y no sujetos de amenazas de ser grabados con un ingenioso impuesto (recordemos que los ahorros son las principal fuente de capital para las inversiones). Donde los diputados no tengan ideas descabelladas pasando leyes mal estudiadas que al final afectarán a sus habitantes (Ley de tarjeta de crédito, por ejemplo).

Un país donde no le pongan trabas a uno en las aduanas y que la importación y exportación sea fluida y segura. Donde los impuestos al rendimiento del capital (Impuesto sobre la renta) no existan o sean los más bajos posibles y no estén cambiando una o varias veces cada cuatro años. Donde se permita competir libremente con cualquier otro país del mundo sin proteger a unos a costa de la población (comercio exterior libre y sin aranceles ni barreras no arancelarias).

Un país donde el inversionista no tenga miedo a venir a invertir, donde no tema que le van a robar su propiedad, no tenga extorsiones ni amenazas, no lo vayan a secuestrar a él ni a su familia ni a su personal. Donde el gobierno sea pequeño pero fuerte, equilibrado en sus finanzas, no sea corrupto, y que garantice por sobre todo y como una prioridad la vida, la libertad y la propiedad de sus habitantes y no convirtiéndose en otra amenaza para los inversionistas.

Julio Héctor tocó un tema importantísimo para lograr crecimientos económicos de 6%. Yo me animaría a firmar que si se logra caminar en esta dirección que permita atraer más capitales, Guatemala podría llegar a tener crecimientos económicos de hasta dos dígitos como lo han tenido algunos países asiáticos que más o menos aplicaron estas sugerencias atrayendo así enormes inversiones de capital.

Inversiones en Capital ¿Por qué no vienen más?

Ramon Parellada
28 de enero, 2016

Julio Héctor Estrada, nuevo ministro de Finanzas Públicas, en una conferencia que tuvo con empresarios del país comentó que le preocupa la poca inversión en capital que se efectúa en el país. Tiene razón. Este es uno de los puntos fundamentales para que un país pueda lograr un mayor crecimiento económico, generar más valor y reducir más rápidamente la pobreza.

         Las preguntas relevantes que debemos hacernos es ¿Por qué no viene más capital al país?   ¿Qué hace que el capital vaya a un país o a otro? ¿Cómo podemos hacer para atraerlo? ¿Qué condiciones se necesitan?

         Pues bien, primero que nada entendamos que son las inversiones en capital. En términos sencillos son las inversiones en maquinaria y equipo que incrementan la productividad de cualquier trabajo. Recomiendo en este punto al lector ver las tres cápsulas (https://www.youtube.com/watch?v=ErhIdGF_e5s) que el Dr. Manuel Ayau dejó grabadas explicando “cómo mejorar el nivel de vida”.

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Un tractor es una inversión en capital que incrementa la productividad de arar la tierra para la siembra. Sin el tractor las personas pueden recurrir a arar la tierra con bueyes que también en este caso se considera capital porque incrementa la productividad en comparación de una persona que ara la tierra con azadón. Es obvio que la productividad con el tractor será muy superior a la de arar con bueyes y ésta superior a la del azadón.

Supongamos que arar la tierra con bueyes puede incrementar el área trabajada en unas 50 veces más que una persona con azadón. Y hacerlo con tractor en unas 1,000 veces más que con azadón. La productividad que se logra con el tractor, es decir con ese capital que incrementa la productividad, es maravillosa. Con ello se puede lograr una mayor producción a un menor costo unitario con lo que podrá competir mejor en cualquier mercado ya sea nacional o internacional.

Pero nada es gratis, adquirir el tractor no es sencillo, hay que comprarlo, hay que pagarlo. ¿Y de dónde sale ese dinero para comprarlo? Del ahorro que el campesino dedique al mismo (el o un grupo de campesinos unidos para comprar el tractor).   Eso significa que diariamente cada campesino no deberá consumir todo lo que le ingresa sino destinar una parte para luego adquirir el capital. Este proceso puede tomar tiempo pero una vez adquirido el tractor el campesino incrementa enormemente su productividad y le queda tiempo libre para otras actividades. Imaginemos todas las actividades que se pueden mejorar con capital, no sólo trabajar la tierra sino cualquier otra como fábricas que produzcan bienes y servicios sofisticados o cualquier otra cosa.

Ahora bien, obtener el capital sólo con el ahorro que tengamos día a día será lento. Por ello necesitamos que otros que han ahorrado más inviertan en capital en nuestro país. De esta forma, el capital convertido en máquinas y herramientas, es decir, fábricas, podrán venir a generar valor a nuestra sociedad incrementando la productividad y haciendo que mejore el nivel de vida de todos.   Esos ahorros pueden ser de personas en el país o en el exterior.

Pero resulta que nuestro país es uno de tantos en los que esos ahorros podrían ser invertidos. ¿Cómo hacemos para que esos ahorros vengan y se conviertan en capital invertido?   El capital es como el agua, busca su nivel y lo hace donde menor riesgo y más rentabilidad encuentre. Por lo tanto debemos reducir el riesgo de invertir en el país y permitir que esos capitales encuentren un buen rendimiento.

Para reducir el riesgo se necesita fortalecer el Estado de Derecho en el que se vele por los derechos individuales fundamentales a la vida, la libertad y la propiedad. Un país donde la seguridad y la justicia funcionen rápida y eficazmente. Donde los trámites burocráticos sean rápidos y sencillos. Donde no se esté continuamente acosando a los empresarios que invierten independientemente del área donde lo hagan (me viene a la mente en este momento los terribles en injustos ataques a las industrias extractivas y las hidroeléctricas). Donde los ahorros sean protegidos y no sujetos de amenazas de ser grabados con un ingenioso impuesto (recordemos que los ahorros son las principal fuente de capital para las inversiones). Donde los diputados no tengan ideas descabelladas pasando leyes mal estudiadas que al final afectarán a sus habitantes (Ley de tarjeta de crédito, por ejemplo).

Un país donde no le pongan trabas a uno en las aduanas y que la importación y exportación sea fluida y segura. Donde los impuestos al rendimiento del capital (Impuesto sobre la renta) no existan o sean los más bajos posibles y no estén cambiando una o varias veces cada cuatro años. Donde se permita competir libremente con cualquier otro país del mundo sin proteger a unos a costa de la población (comercio exterior libre y sin aranceles ni barreras no arancelarias).

Un país donde el inversionista no tenga miedo a venir a invertir, donde no tema que le van a robar su propiedad, no tenga extorsiones ni amenazas, no lo vayan a secuestrar a él ni a su familia ni a su personal. Donde el gobierno sea pequeño pero fuerte, equilibrado en sus finanzas, no sea corrupto, y que garantice por sobre todo y como una prioridad la vida, la libertad y la propiedad de sus habitantes y no convirtiéndose en otra amenaza para los inversionistas.

Julio Héctor tocó un tema importantísimo para lograr crecimientos económicos de 6%. Yo me animaría a firmar que si se logra caminar en esta dirección que permita atraer más capitales, Guatemala podría llegar a tener crecimientos económicos de hasta dos dígitos como lo han tenido algunos países asiáticos que más o menos aplicaron estas sugerencias atrayendo así enormes inversiones de capital.