Una semana después del #JuevesdeCICIG más impactante que se haya recordado (incluso, tal vez mayor que aquel en donde se desveló La Línea o cuando se confirmó al binomio presidencial como su cabecilla) muchos seguimos en estado de asombro e indignación, y no es para menos. En realidad fue un “tsunami” como muchos indican.
La importancia de la develación del caso #CooptaciónEstadoGT deriva en sus ramificaciones hacia sectores/estructuras fuera del gobierno, sus consecuencias sociales, políticas y (esperemos) institucionales y, finalmente, lo que implica que un partido político, sus aliados y sus operadores hayan sido definidos como una banda criminal que tomó a todo un Estado.
El 2 de junio de 2016 quedará enmarcado en Guatemala como el día de la mayor vergüenza nacional en la historia moderna del país y, a su vez, el día en que constatamos que la independencia de poderes es vital para el funcionamiento de una república democrática madura.
Imposible no asombrarse de la astucia, malicia y ambición desmedida de los actores de este caso que les llevaron a organizar una ingeniería financiera y estructural para defraudar al Estado (usted y yo) mientras se llenaban los bolsillos de dinero. Si bien muchos estábamos conscientes de la existencia del financiamiento ilegal de campaña, de los favores políticos que éstos generaban y de los millones de quetzales derivados de este entramado de corrupción, la desfachatez y el colosal afán de enriquecimiento no deja de sorprender al ciudadano.
Imposible no indignarse por las nefastas consecuencias que esto implicó para la población dados los insumos y recursos que nunca llegaron a sectores urgidos de los mismos así como los contratos asignados a pseudo-empresarios rentistas, parasitarios y vividores del Estado que, más que proveer un servicio de calidad, buscaban cobrar favores de campaña.
Imposible no admirar la inconmensurable labor del MP y la CICIG quienes, sin un presupuesto holgado (aunque si con mucho apoyo popular y de la sociedad civil), han desmantelado a una pléyade de estructuras y organismos que se pensaban intocables e imposibles de detectar.
Imposible no querer involucrarse en la restructuración del Estado y ejercer una ciudadanía responsable. ¿Cómo puede involucrarse el ciudadano? Primero, informándose de los casos, empapándose de los procesos y sus implicaciones legales, para poder darle seguimiento. Segundo, participando en el debate, tanto en su círculo social como fuera de él. Es importante alimentar un debate constructivo y de propuesta. Tercero, canalicemos nuestro apoyo a través de grupos organizados que participan de esta nueva etapa a través de sus iniciativas. Estudiemos cuidadosamente sus propuestas y apoyemos aquellas que creamos que puedan aportar a una reforma positiva del Estado (Ley Electoral, Sector Justicia, etc.) Si, realicemos activismo “online” pero tratemos de dar un paso más.
Así pues, el caso #CooptaciónEstadoGT quedará en la infamia pero también provee una oportunidad de oro para ejercer una ciudadanía responsable. Ya basta de ver cómo nos roban sin hacer nada. Hoy, luego de algunos días que nos han servido para digerir este “tsunami”, debemos actuar.
orge V. Ávila Prera @jorgeavilaprera
Una semana después del #JuevesdeCICIG más impactante que se haya recordado (incluso, tal vez mayor que aquel en donde se desveló La Línea o cuando se confirmó al binomio presidencial como su cabecilla) muchos seguimos en estado de asombro e indignación, y no es para menos. En realidad fue un “tsunami” como muchos indican.
La importancia de la develación del caso #CooptaciónEstadoGT deriva en sus ramificaciones hacia sectores/estructuras fuera del gobierno, sus consecuencias sociales, políticas y (esperemos) institucionales y, finalmente, lo que implica que un partido político, sus aliados y sus operadores hayan sido definidos como una banda criminal que tomó a todo un Estado.
El 2 de junio de 2016 quedará enmarcado en Guatemala como el día de la mayor vergüenza nacional en la historia moderna del país y, a su vez, el día en que constatamos que la independencia de poderes es vital para el funcionamiento de una república democrática madura.
Imposible no asombrarse de la astucia, malicia y ambición desmedida de los actores de este caso que les llevaron a organizar una ingeniería financiera y estructural para defraudar al Estado (usted y yo) mientras se llenaban los bolsillos de dinero. Si bien muchos estábamos conscientes de la existencia del financiamiento ilegal de campaña, de los favores políticos que éstos generaban y de los millones de quetzales derivados de este entramado de corrupción, la desfachatez y el colosal afán de enriquecimiento no deja de sorprender al ciudadano.
Imposible no indignarse por las nefastas consecuencias que esto implicó para la población dados los insumos y recursos que nunca llegaron a sectores urgidos de los mismos así como los contratos asignados a pseudo-empresarios rentistas, parasitarios y vividores del Estado que, más que proveer un servicio de calidad, buscaban cobrar favores de campaña.
Imposible no admirar la inconmensurable labor del MP y la CICIG quienes, sin un presupuesto holgado (aunque si con mucho apoyo popular y de la sociedad civil), han desmantelado a una pléyade de estructuras y organismos que se pensaban intocables e imposibles de detectar.
Imposible no querer involucrarse en la restructuración del Estado y ejercer una ciudadanía responsable. ¿Cómo puede involucrarse el ciudadano? Primero, informándose de los casos, empapándose de los procesos y sus implicaciones legales, para poder darle seguimiento. Segundo, participando en el debate, tanto en su círculo social como fuera de él. Es importante alimentar un debate constructivo y de propuesta. Tercero, canalicemos nuestro apoyo a través de grupos organizados que participan de esta nueva etapa a través de sus iniciativas. Estudiemos cuidadosamente sus propuestas y apoyemos aquellas que creamos que puedan aportar a una reforma positiva del Estado (Ley Electoral, Sector Justicia, etc.) Si, realicemos activismo “online” pero tratemos de dar un paso más.
Así pues, el caso #CooptaciónEstadoGT quedará en la infamia pero también provee una oportunidad de oro para ejercer una ciudadanía responsable. Ya basta de ver cómo nos roban sin hacer nada. Hoy, luego de algunos días que nos han servido para digerir este “tsunami”, debemos actuar.
orge V. Ávila Prera @jorgeavilaprera