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Rigoberto Juárez Paz

Redacción
09 de julio, 2019

Al cumplir la primera semana del mes de julio de 2019, Rigoberto partió hacia el interior de Dios. Su labor académica la desarrolló en la Universidad de San Carlos de Guatemala en la década de los sesenta. Esa casa de estudios proveía estudios generales para integrar las humanidades, la ciencia y la medicina.

Su valiosa amistad con Héctor Neri Castañeda propicio en él n cuidado del lenguaje siguiendo el principio de parsimonia en cuanto uso y significado de las palabras en la realidad. Con sus compañeros del Departamento de Filosofía de la Facultad de Humanidades proveyeron una cantidad de escritos académicos que fundamentaron la educación superior de Guatemala en todos sus niveles.

El acercamiento académico con la producción filosófica de los Estados Unidos de América proveyó aportes para comprender los conceptos elementales del quehacer humano. Su inigualable contribución a la formación en el contexto guatemalteco de conceptos tales como empresa, humanidades, investigación salud y justicia fundamentaron el nacimiento de las universidades formadas entre 1961 y 1971 en la ciudad de Guatemala. Integró el nacimiento del Consejo de Enseñanza Privada Superior en la época del señor Jefe de Estado Enrique Peralta Azurdia.

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Rigoberto Juárez Paz jamás perdió el vinculo entre valor humano y conocimiento que son los dos motores que impulsan toda sociedad responsable. Nunca idealizó el concepto sociedad sino estuvo vinculado siempre con el pragmatismo cuya interpretación mas clara es la acción aquí y ahora.

Contrario a la pléyade de payasadas de educadores, analizó el panorama educativo y la misión de la universidad en el contexto de transformaciones sociales no perdiendo de vista los intereses actuales del mundo en cuanto a transmisión de cultura de enseñanza e investigación sin desvincularlo de la función de la empresarialidad como motor económico y social.

Para el no eran notorios los acuerdos de colaboración entre entes académicos pues la función siempre es la misma: contribuir al desarrollo social. Las validaciones y acreditaciones de la que ahora se ufanan centros académicos han sido el motor de destrucción de la vida académica universitaria en Guatemala convirtiéndolo en un populismo de conocimiento y redes sociales cuya moda dejará enormes marasmos en el desarrollo del país.

Lo virtual y lo efímero nacen de la ignorancia y del proceso de contracultura que se afianza en la promiscuidad y el hacinamiento social. La academia es de individuos cuyo interés formativo tiene como trasfondo el liderazgo social y no el oportunismo de militares, políticos y empresarialidad clientelar como la que hoy divide en su seno el sector agrícola e industrial agremiado y es alimentado por las patrañas de monopolistas del mercado plenamente reconocidos en nuestra sociedad.

Rigoberto Juárez Paz fue un maestro, un normalista, un académico y un realista que llevo a la práctica mucho de los sueños de gente que fue vanagloriada por sus arribistas y lacayos. Por el contrario, Rigoberto Juárez Paz descansa en el tabardillo de la mediocridad de su patria reconocido por muy pocos que luchan aun por una Guatemala responsable.




Rigoberto Juárez Paz

Redacción
09 de julio, 2019

Al cumplir la primera semana del mes de julio de 2019, Rigoberto partió hacia el interior de Dios. Su labor académica la desarrolló en la Universidad de San Carlos de Guatemala en la década de los sesenta. Esa casa de estudios proveía estudios generales para integrar las humanidades, la ciencia y la medicina.

Su valiosa amistad con Héctor Neri Castañeda propicio en él n cuidado del lenguaje siguiendo el principio de parsimonia en cuanto uso y significado de las palabras en la realidad. Con sus compañeros del Departamento de Filosofía de la Facultad de Humanidades proveyeron una cantidad de escritos académicos que fundamentaron la educación superior de Guatemala en todos sus niveles.

El acercamiento académico con la producción filosófica de los Estados Unidos de América proveyó aportes para comprender los conceptos elementales del quehacer humano. Su inigualable contribución a la formación en el contexto guatemalteco de conceptos tales como empresa, humanidades, investigación salud y justicia fundamentaron el nacimiento de las universidades formadas entre 1961 y 1971 en la ciudad de Guatemala. Integró el nacimiento del Consejo de Enseñanza Privada Superior en la época del señor Jefe de Estado Enrique Peralta Azurdia.

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Rigoberto Juárez Paz jamás perdió el vinculo entre valor humano y conocimiento que son los dos motores que impulsan toda sociedad responsable. Nunca idealizó el concepto sociedad sino estuvo vinculado siempre con el pragmatismo cuya interpretación mas clara es la acción aquí y ahora.

Contrario a la pléyade de payasadas de educadores, analizó el panorama educativo y la misión de la universidad en el contexto de transformaciones sociales no perdiendo de vista los intereses actuales del mundo en cuanto a transmisión de cultura de enseñanza e investigación sin desvincularlo de la función de la empresarialidad como motor económico y social.

Para el no eran notorios los acuerdos de colaboración entre entes académicos pues la función siempre es la misma: contribuir al desarrollo social. Las validaciones y acreditaciones de la que ahora se ufanan centros académicos han sido el motor de destrucción de la vida académica universitaria en Guatemala convirtiéndolo en un populismo de conocimiento y redes sociales cuya moda dejará enormes marasmos en el desarrollo del país.

Lo virtual y lo efímero nacen de la ignorancia y del proceso de contracultura que se afianza en la promiscuidad y el hacinamiento social. La academia es de individuos cuyo interés formativo tiene como trasfondo el liderazgo social y no el oportunismo de militares, políticos y empresarialidad clientelar como la que hoy divide en su seno el sector agrícola e industrial agremiado y es alimentado por las patrañas de monopolistas del mercado plenamente reconocidos en nuestra sociedad.

Rigoberto Juárez Paz fue un maestro, un normalista, un académico y un realista que llevo a la práctica mucho de los sueños de gente que fue vanagloriada por sus arribistas y lacayos. Por el contrario, Rigoberto Juárez Paz descansa en el tabardillo de la mediocridad de su patria reconocido por muy pocos que luchan aun por una Guatemala responsable.