Por supuesto que las propuestas de desarrollo son importantes para las comunidades en Guatemala, sobretodo considerando los niveles extremos en que viven miles de familias, sin acceso a servicios básicos y graves índices de inseguridad alimentaria.
Sin embargo, esas iniciativas, también nos muestran lo complicada que es la situación en nuestro país, en donde salir adelante parece una tarea que sólo pueden lograr unos pocos o que está al alcance de la migración, asumiendo todos los peligros que el éxodo implica.
No quiero exagerar al decir cómo los guatemaltecos comunes se desmotivan al ver cómo las condiciones de vida se vuelven cada vez más difíciles y el desarrollo no se ve por ningún lado.
La vida en nuestro país se ve cada día más compleja y llevar sustento digno es complejo. Sólo por eso basta decir que el salario mínimo no alcanza para cubrir en muchos casos la alimentación de una familia numerosa, no digamos que se tenga que enfrentar una emergencia de salud.
Son varias las condiciones que nos han llevado a esta situación, entre ellas y sin lugar a duda la corrupción, un mal que como cáncer se encuentra en lo más profundo del Estado y como tal nos está matando y ahora nos tiene a los guatemaltecos en una posición difícil ante el embate de la pobreza y la falta de oportunidades.
Muchos, como decenas de personas a diario, familias completas, niños o adultos solos salen hacia Estados Unidos buscando las oportunidades que Guatemala no les ofrece. También hay que mencionar cómo la creciente delincuencia se alimenta de aquellos que no encuentran formas de ganarse la vida de forma digna.
Con este panorama, podemos hablar de cómo las consecuencias de vivir en un Estado que no da mayores soluciones, sino más bien se centra en contener lo que pronto, sin lugar a dudas nos lleva a un escenario caótico; sino veamos lo que ha ocurrido en los últimos meses.
Llevamos un año conviviendo con la pandemia de la COVID 19 y considero que hemos aprendido lecciones y sobre todo estamos viendo cómo sobrevivir en condiciones no tan prometedoras. Mientras vemos otras naciones que usan mejor el dinero del pueblo para procurar el bienestar de todos, aquí en cambio el tema de las vacunas, sólo demuestra lo poco que el Estado se preocupa por la población.
La pandemia, vino a recrudecer el escenario en el que nos desarrollamos, las pérdidas de empleos, los medianos negocios tratando de sobrevivir y arreglárselas para no sucumbir ante esta tragedia que nos ha mostrado lo peor en el sistema que nos desarrollamos.
Por supuesto, ni siquiera digamos del abandono de quienes nos gobiernan por pensar y dedicarse a hacer corrupción y repartir entre pocos la riqueza de este país.
Las alarmas están encendidas, y la pregunta que me hago es ¿será que lograremos generar condiciones adecuadas para sobrevivir y encaminar a nuestro país hacia el desarrollo que tanto buscamos y merecemos para tener una vida digna?
Lo anterior, lo digo no sólo para nosotros sino para nuestras futuras generaciones.
Sé que muchas veces vemos todo con desaliento, pero hay que guardar la fe, espero que pronto las guatemaltecas y guatemaltecos veamos verdaderos cambios que nos lleven al desarrollo y la dignidad y que ese cáncer de la corrupción lo hayamos dejado atrás.
Pero eso sólo será posible si existen funcionarios y ciudadanos comprometidos, porque de lo contrario, esto sólo nos llevará a más caos y muertes de inocentes que se van buscando el desarrollo de los suyos en otro país.
Por supuesto que las propuestas de desarrollo son importantes para las comunidades en Guatemala, sobretodo considerando los niveles extremos en que viven miles de familias, sin acceso a servicios básicos y graves índices de inseguridad alimentaria.
Sin embargo, esas iniciativas, también nos muestran lo complicada que es la situación en nuestro país, en donde salir adelante parece una tarea que sólo pueden lograr unos pocos o que está al alcance de la migración, asumiendo todos los peligros que el éxodo implica.
No quiero exagerar al decir cómo los guatemaltecos comunes se desmotivan al ver cómo las condiciones de vida se vuelven cada vez más difíciles y el desarrollo no se ve por ningún lado.
La vida en nuestro país se ve cada día más compleja y llevar sustento digno es complejo. Sólo por eso basta decir que el salario mínimo no alcanza para cubrir en muchos casos la alimentación de una familia numerosa, no digamos que se tenga que enfrentar una emergencia de salud.
Son varias las condiciones que nos han llevado a esta situación, entre ellas y sin lugar a duda la corrupción, un mal que como cáncer se encuentra en lo más profundo del Estado y como tal nos está matando y ahora nos tiene a los guatemaltecos en una posición difícil ante el embate de la pobreza y la falta de oportunidades.
Muchos, como decenas de personas a diario, familias completas, niños o adultos solos salen hacia Estados Unidos buscando las oportunidades que Guatemala no les ofrece. También hay que mencionar cómo la creciente delincuencia se alimenta de aquellos que no encuentran formas de ganarse la vida de forma digna.
Con este panorama, podemos hablar de cómo las consecuencias de vivir en un Estado que no da mayores soluciones, sino más bien se centra en contener lo que pronto, sin lugar a dudas nos lleva a un escenario caótico; sino veamos lo que ha ocurrido en los últimos meses.
Llevamos un año conviviendo con la pandemia de la COVID 19 y considero que hemos aprendido lecciones y sobre todo estamos viendo cómo sobrevivir en condiciones no tan prometedoras. Mientras vemos otras naciones que usan mejor el dinero del pueblo para procurar el bienestar de todos, aquí en cambio el tema de las vacunas, sólo demuestra lo poco que el Estado se preocupa por la población.
La pandemia, vino a recrudecer el escenario en el que nos desarrollamos, las pérdidas de empleos, los medianos negocios tratando de sobrevivir y arreglárselas para no sucumbir ante esta tragedia que nos ha mostrado lo peor en el sistema que nos desarrollamos.
Por supuesto, ni siquiera digamos del abandono de quienes nos gobiernan por pensar y dedicarse a hacer corrupción y repartir entre pocos la riqueza de este país.
Las alarmas están encendidas, y la pregunta que me hago es ¿será que lograremos generar condiciones adecuadas para sobrevivir y encaminar a nuestro país hacia el desarrollo que tanto buscamos y merecemos para tener una vida digna?
Lo anterior, lo digo no sólo para nosotros sino para nuestras futuras generaciones.
Sé que muchas veces vemos todo con desaliento, pero hay que guardar la fe, espero que pronto las guatemaltecas y guatemaltecos veamos verdaderos cambios que nos lleven al desarrollo y la dignidad y que ese cáncer de la corrupción lo hayamos dejado atrás.
Pero eso sólo será posible si existen funcionarios y ciudadanos comprometidos, porque de lo contrario, esto sólo nos llevará a más caos y muertes de inocentes que se van buscando el desarrollo de los suyos en otro país.