CODECA nuevamente salió a la calle a exigir energía eléctrica gratis y no sé qué más disparates. Y, nuevamente también, el gobierno no hizo nada para disolver esa manifestación ilegal, pues viola el derecho constitucional de la libre circulación. Además, pone en riesgo la integridad física de los manifestantes al obligarlos a marchar en áreas con paso de todo tipo de vehículos. Lamentablemente, estos pobres “acarreados” sucumben a la tentación del dinero que recibirán y de algo de comer.

Las dirigentes de este movimiento, una de ellas diputada, no tienen ninguna preocupación ni interés por estas personas. El único propósito es la demostración de fuerza que dicen tener. Sin duda alguna, la demostraron al obtener el 10% del voto popular en las pasadas elecciones para su partido político MLP. Es importante analizar cómo lo lograron. 

Una de las frases utilizadas en esta marcha, ya trillada pero que la mantienen vigente, es la del ataque y crítica de los ricos y poderosos. Por supuesto, ellos se refieren a los empresarios y mercantilistas que poseen grandes fortunas. Los primeros la obtuvieron gracias al esfuerzo exitoso que condujo a crear empresas enormes y sumamente exitosas. Los segundos lo lograron gracias al tráfico de influencias con los gobernantes de turno.

Sea uno o lo otro, y sin ninguna intención de defender a los mercantilistas, el ataque hacia los ricos y poderosos sale de un profundo y longevo resentimiento. El odio que emana de su interior con cada discurso, es incuantificable.

¿Quiénes son los ricos y poderosos? Yo empezaría por las dirigentes de CODECA y de los otros grupos desestabilizadores. Tienen capacidad y dinero para mover masas y lograr espacios es los medios de comunicación. Esto es importante porque la cobertura mediática es fundamental para conseguir financiamiento y demostrar el poder que dicen tener.

En vez de atacar a los empresarios, podrían dirigir sus críticas y exigencias hacia los políticos corruptos. ¡Esos sí que son ricos y poderosos! Sea quien sea en esa monumental burocracia, seguramente son miles que han salido de pobres, aún si su cargo público es de menor rango.

¿Qué pasaría si esos grupos desestabilizadores enfocaran sus ataques a los narcotraficantes? Allí sí qué hay ricos y poderosos. No lo hacen porque, o son “compadres” o les tienen miedo. A diferencia del sistema de justicia, allí sí hay certeza de castigo.

¿Y si la emprendieran hacia los contrabandistas? Harían un buen servicio al país y a infinidad de empresas, principal, mas no exclusivamente, de alimentos. Esto sí que afecta a cientos de miles de personas. Pero no lo hacen porque seguramente también hay algún compadrazgo o, como reza el viejo refrán, “entre bomberos no se machucan las mangueras”.

Este panorama es realmente desastroso. Ante la inacción de todos los responsables, a lo largo de los años, estos ilícitos se han convertido en monstruos de mil cabezas, sumamente poderosos y con dinero de sobra para mantener vivo el círculo vicioso del contrabando, el narcotráfico y la corrupción.

¿Cómo resolverlo? Yo no tengo todas las soluciones pero, como dijo Lao Tse, “un viaje de mil millas empieza con el primer paso”.  Sin duda alguna, se requiere de muchas agallas, compromiso y un equipo sólido, multidisciplinario y bien formado y, por supuesto, poderoso.