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“Mi patria, mi raíz”

Somos orgullosos de nuestras raíces ancestrales. Presumimos de ellas y las mostramos al mundo.

Guatemala
Carolina Castellanos |
16 de septiembre, 2022

Al ritmo del son comemos chuchitos, tamalitos, frijolitos con tortillas recién echadas al comal, platanitos fritos con crema y azúcar, chumpe, coche, atolito de elote bien caliente, suban-ik, arrocito con pollo, tamales para Navidad, bautizos, bodas y cumpleaños y el infaltable cafecito, negro o con leche. La terminación “ito” nos hace sentirnos menos culpables y menos gordos por comer “no tan saludable”.

Nos deleitamos con la música de marimba en fiestas patronales, convites, celebración a algún santo, bodas (particularmente en las áreas rurales), y bailamos como sea pues no importa si lo hacemos bien o no. Hay que mover el esqueleto y disfrutarlo.

Nos quejamos de todo los chapines. Si llovió, si no llovió, si hay frío, si hay calor. El favorito: el tráfico, a quien le echamos la culpa por llegar a la hora chapina a todos lados, o sea, tarde.

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Alegamos de todo, especialmente de los funcionarios públicos de turno. Ninguno nos llegará ni a la rodilla pues no resolverá casi nada. El sistema de gobierno está diseñado así. Es demasiado grande y burocrático por lo que el control y supervisión son nulos y el dinero nunca, nunca, alcanzará.

Los problemas eternos los seguiremos señalando y condenando a quienes pasaron por el gobierno y no lo resolvieron. Le daremos un ápice de complacencia si logró arreglar, aunque sea, un pedacito. Pero las necesidades son tan profundas e ilimitadas que ese pedacito no es nada. Así las cosas, acusaremos al presidente de turno de ser el más corrupto e incompetente.

El Congreso es la suma de todos los males. El sistema electoral está diseñado para dar cabida a cualquiera. Hemos tenido iletrados, resentidos, ladrones, corruptos, abusivos, aprovechados y alguno que otro inteligente, con ideas claras y planes concretos para contribuir al desarrollo de nuestra Guate.

En el ir y venir de nuestras vidas, vivimos contentos y agradecidos por lo que tenemos. Somos conscientes de las necesidades de otros por lo que hay muchísimas organizaciones no lucrativas que se dedican a recaudar fondos para contribuir a mejorar la educación de los niños, la infraestructura de las escuelas, a mejorar la salud, sean padecimientos específicos o en general. También las hay quienes trabajan arduamente en disminuir la desnutrición, a educar a personas con capacidades diferentes, a apoyar a adultos mayores que han sido abandonados y no tienen medios económicos para subsistir.

Nos encanta el chisme y queremos ser los primeros en transmitirlo a otros. El whatsapp se ha convertido en el medio predilecto para esto, aunque muchas veces se riegan noticias falsas que dañan la dignidad o la reputación de personas honorables.

También nos encanta la política, especialmente cuando se trata de criticar a algún funcionario. Tenemos las mil recetas para resolver todo tipo de problemas y se generan discusiones porque “mi solución” es mejor que la de otro.

Somos orgullosos de nuestras raíces ancestrales. Presumimos de ellas y las mostramos al mundo. También lo hacemos con nuestros paisajes, lagos, volcanes, ríos y mares. Sobre todo, nos engalanamos con nuestra ave símbolo, el Quetzal, que muere en cautiverio pero, en libertad, vuela alto, extiende su larga cola y exhibe su pecho rojo para mostrarse al mundo así, libre, soberano e independiente.

Mi Guatemala, mi país, mi raíz.

“Mi patria, mi raíz”

Somos orgullosos de nuestras raíces ancestrales. Presumimos de ellas y las mostramos al mundo.

Carolina Castellanos |
16 de septiembre, 2022
Guatemala

Al ritmo del son comemos chuchitos, tamalitos, frijolitos con tortillas recién echadas al comal, platanitos fritos con crema y azúcar, chumpe, coche, atolito de elote bien caliente, suban-ik, arrocito con pollo, tamales para Navidad, bautizos, bodas y cumpleaños y el infaltable cafecito, negro o con leche. La terminación “ito” nos hace sentirnos menos culpables y menos gordos por comer “no tan saludable”.

Nos deleitamos con la música de marimba en fiestas patronales, convites, celebración a algún santo, bodas (particularmente en las áreas rurales), y bailamos como sea pues no importa si lo hacemos bien o no. Hay que mover el esqueleto y disfrutarlo.

Nos quejamos de todo los chapines. Si llovió, si no llovió, si hay frío, si hay calor. El favorito: el tráfico, a quien le echamos la culpa por llegar a la hora chapina a todos lados, o sea, tarde.

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Alegamos de todo, especialmente de los funcionarios públicos de turno. Ninguno nos llegará ni a la rodilla pues no resolverá casi nada. El sistema de gobierno está diseñado así. Es demasiado grande y burocrático por lo que el control y supervisión son nulos y el dinero nunca, nunca, alcanzará.

Los problemas eternos los seguiremos señalando y condenando a quienes pasaron por el gobierno y no lo resolvieron. Le daremos un ápice de complacencia si logró arreglar, aunque sea, un pedacito. Pero las necesidades son tan profundas e ilimitadas que ese pedacito no es nada. Así las cosas, acusaremos al presidente de turno de ser el más corrupto e incompetente.

El Congreso es la suma de todos los males. El sistema electoral está diseñado para dar cabida a cualquiera. Hemos tenido iletrados, resentidos, ladrones, corruptos, abusivos, aprovechados y alguno que otro inteligente, con ideas claras y planes concretos para contribuir al desarrollo de nuestra Guate.

En el ir y venir de nuestras vidas, vivimos contentos y agradecidos por lo que tenemos. Somos conscientes de las necesidades de otros por lo que hay muchísimas organizaciones no lucrativas que se dedican a recaudar fondos para contribuir a mejorar la educación de los niños, la infraestructura de las escuelas, a mejorar la salud, sean padecimientos específicos o en general. También las hay quienes trabajan arduamente en disminuir la desnutrición, a educar a personas con capacidades diferentes, a apoyar a adultos mayores que han sido abandonados y no tienen medios económicos para subsistir.

Nos encanta el chisme y queremos ser los primeros en transmitirlo a otros. El whatsapp se ha convertido en el medio predilecto para esto, aunque muchas veces se riegan noticias falsas que dañan la dignidad o la reputación de personas honorables.

También nos encanta la política, especialmente cuando se trata de criticar a algún funcionario. Tenemos las mil recetas para resolver todo tipo de problemas y se generan discusiones porque “mi solución” es mejor que la de otro.

Somos orgullosos de nuestras raíces ancestrales. Presumimos de ellas y las mostramos al mundo. También lo hacemos con nuestros paisajes, lagos, volcanes, ríos y mares. Sobre todo, nos engalanamos con nuestra ave símbolo, el Quetzal, que muere en cautiverio pero, en libertad, vuela alto, extiende su larga cola y exhibe su pecho rojo para mostrarse al mundo así, libre, soberano e independiente.

Mi Guatemala, mi país, mi raíz.