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Los semáforos y las consecuencias inmediatas

La mayoría de nosotros queremos acciones y efectos inmediatos. Se nos dificulta mucho tener que esperar a que alguien tenga a bien cambiar el color del semáforo a verde.

Sémaforo
Carolina Castellanos |
16 de diciembre, 2022

En Guatemala, y en muchos otros lugares, el respeto a las normas es la excepción, no la regla. Tenemos esa “necesidad” de hacer lo que queramos pues creemos tener la razón o el derecho para hacerlo. Después de todo, es nuestra vida, nuestro tiempo, nuestra decisión.

Una de las pocas normas que respetamos es los colores de los semáforos. Si nos pasamos la luz roja, hay 99.9% de probabilidades que tengamos un accidente. Chocaremos al que sí tenía derecho de cruzar la calle pues tenía el color verde. Los efectos son inmediatos. La PMT se aparece como arte de magia. Habrá heridos y, si son graves, serán llevados a un centro asistencial. También llegarán los ajustadores del seguro, si es que uno o ambos involucrados cuentan con esto. ¡Efectos inmediatos!

Ojalá y nuestro sistema de justicia funcionara con tal rapidez y eficiencia. A mi criterio, una justicia pronta y cumplida, transparente y apegada a derecho, es la piedra sobre la cual debería estar cimentada nuestra Guate. La educación, la infraestructura, la salud y todo lo demás, funcionarían mejor si hubiera consecuencias inmediatas a los malos actos a lo largo y ancho del país.

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Aquí funcionamos con los semáforos descompuestos. Tienen la capacidad de quedarse atorados en la luz roja. Todas las dependencias del gobierno, sean ministerios, secretarías, direcciones generales, entidades descentralizadas, etc., se mantienen en semáforo rojo.

De vez en cuando encontramos alguna luz amarilla por allí, representada por un burócrata que sí nos atendió, le dio trámite al caso y lo resolvió. No es expedito ni inmediato pero por lo menos avanza.

Lo norma es vivir en semáforo rojo. Aunque bocinemos, insultemos y hagamos de todo, el “carro” de adelante no se mueve. Y después nos preguntamos por qué Guatemala avanza a paso de hormiga con sueño.

Pasaron ya tres años de este gobierno y seguimos en luz roja. De vez en cuando hemos visto a algunos funcionarios trabajar como “aire con ventarrón”. Para nosotros, quienes les pagamos sus salarios, es día de fiesta, lo publicamos en nuestras redes y todo. Es tan excepcional que un burócrata trabaje en luz verde, que merece celebración.

Hay muchísimos guatemaltecos valientes que retan el efecto “rojo” del semáforo. Logran el cambio “aceitándolo”. Es una “obra social” pues sacan de pobres a los burócratas involucrados. Lamentablemente, esa aceitada solo es útil para un caso en particular. Como por arte de magia, la luz cambia a rojo de nuevo, en vez de quedarse en verde o amarillo.

Así las cosas, nos preguntamos por qué Guatemala no avanza y, cuando lo hace, es en algo puntual. Hay varias dependencias que ya están en amarillo pues han implementado sistemas informáticos para tramitología. Los efectos son un poco más rápidos.

Una de las grandes razones para esto es la existencia de los sindicatos en el gobierno. No es suficiente que reciban bonos por cualquier cosa. Tienen el poder de paralizar, con efecto inmediato, cualquier actividad dentro de esa dependencia. El rojo allí es permanente. Han desactivado el verde, y el amarillo aparece de vez en cuando.

Nosotros del sector privado nos mantenemos en verde acelerado. La mayoría de nosotros queremos acciones y efectos inmediatos. Se nos dificulta mucho tener que esperar a que alguien tenga a bien cambiar el color del semáforo a verde. Lamentablemente, necesitamos al gobierno para trámites, permisos, licencias, juicios, servicios de atención médica gratuitos para quienes trabajan con nosotros y no pueden pagar atención privada, y un largo etcétera.

Queremos y exigimos que nuestro país se mantenga en color verde para que los efectos de nuestras acciones sean inmediatas. Considero que, si el sistema de justicia hiciera esto, viviríamos más en paz pues las consecuencias de los actos ilegales serían inmediatas. La norma es quedarse en rojo porque hay sobrecarga de trabajo en el sistema judicial y porque así se les antoja trabajar. Cualquier acción ilegal, por pequeña que sea, dormirá el sueño de los justos por años. Mientras tanto, el resto de los “cacos” (ladrón que roba con habilidad y sin violencia; Oxford Languages), continuarán en verde pues tienen vía libre mientras les llega el turno en algún juzgado, o ya habrán cruzado la frontera “de mojados”.

Lamentablemente, tiene que haber gobierno pero éste, además de reducirlo a una cuarta parte de lo que es ahora, debe cumplir con las únicas tres cosas que requerimos para vivir y trabajar en paz: respeto a la vida, a la propiedad y a la libertad.

Todo lo demás, llegará por añadidura.

Los semáforos y las consecuencias inmediatas

La mayoría de nosotros queremos acciones y efectos inmediatos. Se nos dificulta mucho tener que esperar a que alguien tenga a bien cambiar el color del semáforo a verde.

Carolina Castellanos |
16 de diciembre, 2022
Sémaforo

En Guatemala, y en muchos otros lugares, el respeto a las normas es la excepción, no la regla. Tenemos esa “necesidad” de hacer lo que queramos pues creemos tener la razón o el derecho para hacerlo. Después de todo, es nuestra vida, nuestro tiempo, nuestra decisión.

Una de las pocas normas que respetamos es los colores de los semáforos. Si nos pasamos la luz roja, hay 99.9% de probabilidades que tengamos un accidente. Chocaremos al que sí tenía derecho de cruzar la calle pues tenía el color verde. Los efectos son inmediatos. La PMT se aparece como arte de magia. Habrá heridos y, si son graves, serán llevados a un centro asistencial. También llegarán los ajustadores del seguro, si es que uno o ambos involucrados cuentan con esto. ¡Efectos inmediatos!

Ojalá y nuestro sistema de justicia funcionara con tal rapidez y eficiencia. A mi criterio, una justicia pronta y cumplida, transparente y apegada a derecho, es la piedra sobre la cual debería estar cimentada nuestra Guate. La educación, la infraestructura, la salud y todo lo demás, funcionarían mejor si hubiera consecuencias inmediatas a los malos actos a lo largo y ancho del país.

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De vez en cuando encontramos alguna luz amarilla por allí, representada por un burócrata que sí nos atendió, le dio trámite al caso y lo resolvió. No es expedito ni inmediato pero por lo menos avanza.

Lo norma es vivir en semáforo rojo. Aunque bocinemos, insultemos y hagamos de todo, el “carro” de adelante no se mueve. Y después nos preguntamos por qué Guatemala avanza a paso de hormiga con sueño.

Pasaron ya tres años de este gobierno y seguimos en luz roja. De vez en cuando hemos visto a algunos funcionarios trabajar como “aire con ventarrón”. Para nosotros, quienes les pagamos sus salarios, es día de fiesta, lo publicamos en nuestras redes y todo. Es tan excepcional que un burócrata trabaje en luz verde, que merece celebración.

Hay muchísimos guatemaltecos valientes que retan el efecto “rojo” del semáforo. Logran el cambio “aceitándolo”. Es una “obra social” pues sacan de pobres a los burócratas involucrados. Lamentablemente, esa aceitada solo es útil para un caso en particular. Como por arte de magia, la luz cambia a rojo de nuevo, en vez de quedarse en verde o amarillo.

Así las cosas, nos preguntamos por qué Guatemala no avanza y, cuando lo hace, es en algo puntual. Hay varias dependencias que ya están en amarillo pues han implementado sistemas informáticos para tramitología. Los efectos son un poco más rápidos.

Una de las grandes razones para esto es la existencia de los sindicatos en el gobierno. No es suficiente que reciban bonos por cualquier cosa. Tienen el poder de paralizar, con efecto inmediato, cualquier actividad dentro de esa dependencia. El rojo allí es permanente. Han desactivado el verde, y el amarillo aparece de vez en cuando.

Nosotros del sector privado nos mantenemos en verde acelerado. La mayoría de nosotros queremos acciones y efectos inmediatos. Se nos dificulta mucho tener que esperar a que alguien tenga a bien cambiar el color del semáforo a verde. Lamentablemente, necesitamos al gobierno para trámites, permisos, licencias, juicios, servicios de atención médica gratuitos para quienes trabajan con nosotros y no pueden pagar atención privada, y un largo etcétera.

Queremos y exigimos que nuestro país se mantenga en color verde para que los efectos de nuestras acciones sean inmediatas. Considero que, si el sistema de justicia hiciera esto, viviríamos más en paz pues las consecuencias de los actos ilegales serían inmediatas. La norma es quedarse en rojo porque hay sobrecarga de trabajo en el sistema judicial y porque así se les antoja trabajar. Cualquier acción ilegal, por pequeña que sea, dormirá el sueño de los justos por años. Mientras tanto, el resto de los “cacos” (ladrón que roba con habilidad y sin violencia; Oxford Languages), continuarán en verde pues tienen vía libre mientras les llega el turno en algún juzgado, o ya habrán cruzado la frontera “de mojados”.

Lamentablemente, tiene que haber gobierno pero éste, además de reducirlo a una cuarta parte de lo que es ahora, debe cumplir con las únicas tres cosas que requerimos para vivir y trabajar en paz: respeto a la vida, a la propiedad y a la libertad.

Todo lo demás, llegará por añadidura.