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¿Más presupuesto?

.
Juan Francisco Callejas Vargas |
20 de febrero, 2024

Contexto

Alguien en algún momento de nuestra historia dijo que el “guacamolón” tenía la magia o brujería, como usted quiera verlo, de transformar a sus ocupantes; y vaya si no. A juzgar por las tantas experiencias que venimos viviendo desde hace ya tres décadas y en todas ellas, al menos desde nuestra perspectiva, manteniendo desde la ciudadanía la vista fija en el sueño de una Democracia Republicana y Constitucional, mientras una orda de pícaros hacen de las suyas.

La experiencia

¿En qué cabeza cabe?, preguntaría el abuelito, que las autoridades de gobierno inicien nuevamente, con la peregrina idea de que se debe aumentar el presupuesto del Estado, si precisamente ha sido el presupuesto del Estado y su creciente incremento, financiado con más impuestos, deuda interna cara y deuda externa, la fuente de las dos variables más impactantes en la mediocridad de país en que hemos convertido a Guatemala. Corrupción e Ineptitud irresponsable.

Solo para repasar un resumen de lo que hemos vivido como nación en los últimos 30 años: rescate en 1993 de un golpe de estado, desde la Presidencia de la República – el Serranazo–; el proceso de depuración de un Congreso de la República; el defenestramiento de un gobierno corrupto –Pérez Molina/Baldetti–, seguido de la corruptela de un gobierno de supuesto hermano cristiano en la fe – Jimmy Morales–, y la máxima hasta ahora corruptela de Alejandro Giamattei, autonombrado como el HDP más conspicuo de la historia y de por medio una pandemia que acompañó a los siempre presentes en nuestro país, los cuatro jinetes del apocalipsis: la guerra, el hambre, la peste y la muerte. En breve, una vida intensa.

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La condición clave para escogerles

Fue precisamente al hartazgo prevaleciente con los abusos de nuestras últimas gestiones de gobierno por grupos inescrupulosos que en alianzas perversas se hicieron del Erario público, lo que provocó la escogencia de una mínima parte de la población que el Movimiento Semilla –que, dicho sea de paso, fue inscrito en su momento de manera anómala y por lo cual ha sido cancelado y no es reconocido como partido político– pasó a una segunda vuelta, en la que, precisamente por las mismas razones, se prefirió premiar al grupo gobernante actual con la premisa de que vale más lo nuevo por conocer que lo viejo conocido.

En fin, señor presidente, señores ministros y viceministros y directores del actual régimen, para nadie es un secreto la necesidad de reconstrucción del país.  Está clara la urgencia de una reconstrucción física y hoy estamos a más de treinta días de haber asumido y, sinceramente, no alcanzamos a ver muy claro.

Si se tenía un plan, fuera de enunciados bonitos, al menos digan de qué forma y cuando iniciaremos la reconstrucción. Les recuerdo que viene el invierno y la casa – esta Guatemala bella y hermosa - está en ruinas. Para todo esto, hay dinero en caja e ingresos mejorados de la recaudación fiscal y, espero, de ahorro de gastos innecesarios y recortes que ya debían haber hecho.

La parte difícil es, sin duda, la reconstrucción de lo intangible: en este caso, la reconstrucción está vinculada a recuperar un valor o algo que no es material y que, por los motivos de todos conocidos –corrupción, impunidad e incapacidad– se ha perdido. En este sentido, es habitual que se hable de la reconstrucción del tejido social –confianza y credibilidad mutua– o de la moral y un marco general de confianza que solamente puede generar un verdadero Estado de Derecho.

Conclusión

Un rotundo NO

 a más presupuesto para el gobierno.

¿Más presupuesto?

Juan Francisco Callejas Vargas |
20 de febrero, 2024
.

Contexto

Alguien en algún momento de nuestra historia dijo que el “guacamolón” tenía la magia o brujería, como usted quiera verlo, de transformar a sus ocupantes; y vaya si no. A juzgar por las tantas experiencias que venimos viviendo desde hace ya tres décadas y en todas ellas, al menos desde nuestra perspectiva, manteniendo desde la ciudadanía la vista fija en el sueño de una Democracia Republicana y Constitucional, mientras una orda de pícaros hacen de las suyas.

La experiencia

¿En qué cabeza cabe?, preguntaría el abuelito, que las autoridades de gobierno inicien nuevamente, con la peregrina idea de que se debe aumentar el presupuesto del Estado, si precisamente ha sido el presupuesto del Estado y su creciente incremento, financiado con más impuestos, deuda interna cara y deuda externa, la fuente de las dos variables más impactantes en la mediocridad de país en que hemos convertido a Guatemala. Corrupción e Ineptitud irresponsable.

Solo para repasar un resumen de lo que hemos vivido como nación en los últimos 30 años: rescate en 1993 de un golpe de estado, desde la Presidencia de la República – el Serranazo–; el proceso de depuración de un Congreso de la República; el defenestramiento de un gobierno corrupto –Pérez Molina/Baldetti–, seguido de la corruptela de un gobierno de supuesto hermano cristiano en la fe – Jimmy Morales–, y la máxima hasta ahora corruptela de Alejandro Giamattei, autonombrado como el HDP más conspicuo de la historia y de por medio una pandemia que acompañó a los siempre presentes en nuestro país, los cuatro jinetes del apocalipsis: la guerra, el hambre, la peste y la muerte. En breve, una vida intensa.

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La condición clave para escogerles

Fue precisamente al hartazgo prevaleciente con los abusos de nuestras últimas gestiones de gobierno por grupos inescrupulosos que en alianzas perversas se hicieron del Erario público, lo que provocó la escogencia de una mínima parte de la población que el Movimiento Semilla –que, dicho sea de paso, fue inscrito en su momento de manera anómala y por lo cual ha sido cancelado y no es reconocido como partido político– pasó a una segunda vuelta, en la que, precisamente por las mismas razones, se prefirió premiar al grupo gobernante actual con la premisa de que vale más lo nuevo por conocer que lo viejo conocido.

En fin, señor presidente, señores ministros y viceministros y directores del actual régimen, para nadie es un secreto la necesidad de reconstrucción del país.  Está clara la urgencia de una reconstrucción física y hoy estamos a más de treinta días de haber asumido y, sinceramente, no alcanzamos a ver muy claro.

Si se tenía un plan, fuera de enunciados bonitos, al menos digan de qué forma y cuando iniciaremos la reconstrucción. Les recuerdo que viene el invierno y la casa – esta Guatemala bella y hermosa - está en ruinas. Para todo esto, hay dinero en caja e ingresos mejorados de la recaudación fiscal y, espero, de ahorro de gastos innecesarios y recortes que ya debían haber hecho.

La parte difícil es, sin duda, la reconstrucción de lo intangible: en este caso, la reconstrucción está vinculada a recuperar un valor o algo que no es material y que, por los motivos de todos conocidos –corrupción, impunidad e incapacidad– se ha perdido. En este sentido, es habitual que se hable de la reconstrucción del tejido social –confianza y credibilidad mutua– o de la moral y un marco general de confianza que solamente puede generar un verdadero Estado de Derecho.

Conclusión

Un rotundo NO

 a más presupuesto para el gobierno.