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Detroit, espejo del desánimo en EE.UU.

Edgar Quiñónez
03 de noviembre, 2020

Detroit, la gran ciudad de Michigan y antiguo centro mundial de la industria automotriz, lucha hoy por recuperar la autoestima tras una brutal bancarrota y la huida masiva de habitantes, por lo que las elecciones presidenciales es una preocupación demasiado abstracta ante los enormes problemas cotidianos.

“Aquí hemos tenido muchos problemas -la bancarrota de la ciudad, el 30 por ciento ¡ de la población vive en la pobreza-, que se mantienen. Los últimos cuatro años la gente no ha visto muchos cambios, si no tenía agua con Obama tampoco lo tiene ahora con Trump”, explica a Efe Raquel Castañeda-López, la primera concejala latina de distrito en la ciudad.

Una cifra brutal sobre el declive de la ciudad: en los últimos 20 años ha perdido casi un 30 por ciento población.

“Hay una desconexión respecto al Gobierno federal (…) El planteamiento es “ok, vamos a escoger a la persona que menos daño nos haga”. Joe Biden no es Barack Obama (2009-2017), eso lo sabemos, no es el candidato que emocionaba a todos, y con el que sientes una conexión personal, simplemente sabemos que la otra opción nos va a dañar más”, reflexiona sobre el candidato demócrata.

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Castañeda-López representa a “Mexicantown”, el barrio concentra gran parte de la población latina de la ciudad, que es un 6 por ciento del total, y que recibe ese nombre porque en 1920 comenzaron a asentarse en ese allí inmigrantes mexicanos.

Detroit es, además, una ciudad dominada por las minorías, con más del 70 por ciento de la población afroamericana, un 10 por ciento blanca y un creciente número de inmigrantes yemeníes y bangladesíes.

Batalla por los suburbios

Nadie duda que en el condado de Wayne, donde está la ciudad, el aspirante demócrata se llevará la victoria, al igual que hizo Hillary Clinton en 2016.

La batalla electoral se da en los suburbios, como el de Macomb, al norte de la ciudad, que han ido cambiando sucesivamente al apoyar a Obama, y luego al actual presidente, el republicano Donald Trump, y en las zonas rurales del oeste y norte.

Michigan, con 16 votos electores es un estado clave del llamado “muro azul” (demócrata) del cinturón industrial junto con Wisconsin y Pensilvania, como lo demuestra que en 2016 se lo llevó Trump por apenas 10 mil votos, menos de un 1 por ciento del total.

Fue la primera vez desde 1988 que Michigan abandonó a los demócratas en una elección presidencial.

Por eso el republicano cerró su campaña el lunes en el oeste del estado en Grand Rapids, la segunda ciudad más grande y con un peso rural más marcado.

Las comunidades asumen el control

El deterioro es aún evidente en la ciudad pese a los esfuerzos por revitalizar el centro. La arquitectura muestra a las claras que el esplendor es cosa de hace décadas, y ahora parece más una postal del paisaje urbano post-industrial.

Pero el hundimiento de los precios de la vivienda provocada por la crisis económica también ha atraído a jóvenes que buscan reflotar el prestigioso aura cultural de la ciudad, cuna del sonido Motown.

Es el caso de Josh Gardner, quien se trasladó a Detroit desde Washington y ha lanzado The Film Lab, una sala independiente de cine y bar en el barrio de Hamtramck.

“Es mi primera elección aquí, vine hace cuatro años. Es cierto que Detroit ha estado abandonado por mucho tiempo, y mal gestionado por los Gobiernos locales, así que la gente se ha hartado, y tomado el control con sus propias manos”, subraya Gardner a Efe, mientras en la pantalla se proyecta, en vez de películas, la noche electoral.

Información de EFE noticias.

Detroit, espejo del desánimo en EE.UU.

Edgar Quiñónez
03 de noviembre, 2020

Detroit, la gran ciudad de Michigan y antiguo centro mundial de la industria automotriz, lucha hoy por recuperar la autoestima tras una brutal bancarrota y la huida masiva de habitantes, por lo que las elecciones presidenciales es una preocupación demasiado abstracta ante los enormes problemas cotidianos.

“Aquí hemos tenido muchos problemas -la bancarrota de la ciudad, el 30 por ciento ¡ de la población vive en la pobreza-, que se mantienen. Los últimos cuatro años la gente no ha visto muchos cambios, si no tenía agua con Obama tampoco lo tiene ahora con Trump”, explica a Efe Raquel Castañeda-López, la primera concejala latina de distrito en la ciudad.

Una cifra brutal sobre el declive de la ciudad: en los últimos 20 años ha perdido casi un 30 por ciento población.

“Hay una desconexión respecto al Gobierno federal (…) El planteamiento es “ok, vamos a escoger a la persona que menos daño nos haga”. Joe Biden no es Barack Obama (2009-2017), eso lo sabemos, no es el candidato que emocionaba a todos, y con el que sientes una conexión personal, simplemente sabemos que la otra opción nos va a dañar más”, reflexiona sobre el candidato demócrata.

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Castañeda-López representa a “Mexicantown”, el barrio concentra gran parte de la población latina de la ciudad, que es un 6 por ciento del total, y que recibe ese nombre porque en 1920 comenzaron a asentarse en ese allí inmigrantes mexicanos.

Detroit es, además, una ciudad dominada por las minorías, con más del 70 por ciento de la población afroamericana, un 10 por ciento blanca y un creciente número de inmigrantes yemeníes y bangladesíes.

Batalla por los suburbios

Nadie duda que en el condado de Wayne, donde está la ciudad, el aspirante demócrata se llevará la victoria, al igual que hizo Hillary Clinton en 2016.

La batalla electoral se da en los suburbios, como el de Macomb, al norte de la ciudad, que han ido cambiando sucesivamente al apoyar a Obama, y luego al actual presidente, el republicano Donald Trump, y en las zonas rurales del oeste y norte.

Michigan, con 16 votos electores es un estado clave del llamado “muro azul” (demócrata) del cinturón industrial junto con Wisconsin y Pensilvania, como lo demuestra que en 2016 se lo llevó Trump por apenas 10 mil votos, menos de un 1 por ciento del total.

Fue la primera vez desde 1988 que Michigan abandonó a los demócratas en una elección presidencial.

Por eso el republicano cerró su campaña el lunes en el oeste del estado en Grand Rapids, la segunda ciudad más grande y con un peso rural más marcado.

Las comunidades asumen el control

El deterioro es aún evidente en la ciudad pese a los esfuerzos por revitalizar el centro. La arquitectura muestra a las claras que el esplendor es cosa de hace décadas, y ahora parece más una postal del paisaje urbano post-industrial.

Pero el hundimiento de los precios de la vivienda provocada por la crisis económica también ha atraído a jóvenes que buscan reflotar el prestigioso aura cultural de la ciudad, cuna del sonido Motown.

Es el caso de Josh Gardner, quien se trasladó a Detroit desde Washington y ha lanzado The Film Lab, una sala independiente de cine y bar en el barrio de Hamtramck.

“Es mi primera elección aquí, vine hace cuatro años. Es cierto que Detroit ha estado abandonado por mucho tiempo, y mal gestionado por los Gobiernos locales, así que la gente se ha hartado, y tomado el control con sus propias manos”, subraya Gardner a Efe, mientras en la pantalla se proyecta, en vez de películas, la noche electoral.

Información de EFE noticias.