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Excluyendo no hay república 

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Redacción República
07 de diciembre, 2023

Para tener el país que queremos, para tener una verdadera república, se necesita la participación de todos los sectores. Si bien en el pasado ha habido exclusión social en Guatemala, no se puede pretender avanzar excluyendo ahora a otros sectores. Esa es la tarea del gobierno de Bernardo Arévalo y Semilla: que Guatemala sea un país en donde quepamos todos. 

En días recientes, el subsecretario de Estado para el Crecimiento Económico, Energía y Ambiente, José W. Fernández, se reunió con integrantes de la sociedad civil, con medios de comunicación y con representantes del sector privado organizado. Destacó que, para el crecimiento económico de un país, se requiere de buena gobernanza (respeto a la separación de poderes, lucha anticorrupción), además de la participación de una sociedad cívicamente activa en los asuntos públicos y de interés general. Todos ellos elementos indispensables para la existencia y consolidación de la república. 

En el fragor de la campaña, los elementos más radicales de Semilla se apartaron de este espíritu cívico y repitieron una desafortunada pero pegajosa etiqueta que aboga por la exclusión del sector privado. Ahora, Arévalo se ve ante la obligación constitucional de gobernar para todos los guatemaltecos y no solo para quienes votaron por él. 

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Además de su obligación constitucional, es una perogrullada que el sector privado es un importante actor en la vida política, pero sobre todo económica del país, por lo que prescindir de su participación es tan impráctico como desaconsejable. No es que tenga mayor o menor participación o incidencia: deberá tener tanta como sea necesaria para la consecución del interés común de todos los guatemaltecos. 

Aún ahora hay quienes, en redes sociales, repiten hasta el cansancio la pegajosa etiqueta; mas esa letanía, por más que se repita, no se cumplirá. No porque sea indispensable la participación del empresariado en la vida del país, sino porque es aconsejable, así como la de cualquier otro grupo– dentro de la legalidad, claro está–. 

La república que queremos todos, requiere de la participación de todos; no debe haber exclusión. “Que todos se levanten, que nadie se quede atrás, que no seamos ni uno ni dos de nosotros, sino todos”. 

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Excluyendo no hay república 

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07 de diciembre, 2023

Para tener el país que queremos, para tener una verdadera república, se necesita la participación de todos los sectores. Si bien en el pasado ha habido exclusión social en Guatemala, no se puede pretender avanzar excluyendo ahora a otros sectores. Esa es la tarea del gobierno de Bernardo Arévalo y Semilla: que Guatemala sea un país en donde quepamos todos. 

En días recientes, el subsecretario de Estado para el Crecimiento Económico, Energía y Ambiente, José W. Fernández, se reunió con integrantes de la sociedad civil, con medios de comunicación y con representantes del sector privado organizado. Destacó que, para el crecimiento económico de un país, se requiere de buena gobernanza (respeto a la separación de poderes, lucha anticorrupción), además de la participación de una sociedad cívicamente activa en los asuntos públicos y de interés general. Todos ellos elementos indispensables para la existencia y consolidación de la república. 

En el fragor de la campaña, los elementos más radicales de Semilla se apartaron de este espíritu cívico y repitieron una desafortunada pero pegajosa etiqueta que aboga por la exclusión del sector privado. Ahora, Arévalo se ve ante la obligación constitucional de gobernar para todos los guatemaltecos y no solo para quienes votaron por él. 

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Además de su obligación constitucional, es una perogrullada que el sector privado es un importante actor en la vida política, pero sobre todo económica del país, por lo que prescindir de su participación es tan impráctico como desaconsejable. No es que tenga mayor o menor participación o incidencia: deberá tener tanta como sea necesaria para la consecución del interés común de todos los guatemaltecos. 

Aún ahora hay quienes, en redes sociales, repiten hasta el cansancio la pegajosa etiqueta; mas esa letanía, por más que se repita, no se cumplirá. No porque sea indispensable la participación del empresariado en la vida del país, sino porque es aconsejable, así como la de cualquier otro grupo– dentro de la legalidad, claro está–. 

La república que queremos todos, requiere de la participación de todos; no debe haber exclusión. “Que todos se levanten, que nadie se quede atrás, que no seamos ni uno ni dos de nosotros, sino todos”.