Javier Milei, a tres meses como presidente, avanza rápido y contundente, pero muy golpeado.   

Panorama general. Con victorias y reveses importantes por igual, Javier Milei ha concluido ya lo que en el mundo laboral se conoce como el periodo de prueba. Más de tres meses al frente de la nación argentina han transcurrido y, si bien la inflación se reduce a mayor ritmo de lo esperado, la situación de Argentina es todavía crítica. Así lo predijo en su discurso inaugural, donde fue franco con la ciudadanía al afirmar que “no hay alternativa al ajuste”. Milei se blindó de las posibles críticas a corto plazo, lo que parece haber funcionado.  

• A pesar de haber registrado una inflación interanual de 276.2% —principalmente heredado por las políticas del exministro de Economía, Sergio Massa— Milei sigue gozando de una aprobación de alrededor de un 50%. 

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• En febrero, Argentina reportó un 13.2% de inflación, registrando el segundo mes a la baja desde que Milei tomó posesión. Recibió el país con un 25.5% en diciembre, que luego bajó a un 20.6% en enero y febrero superó las proyecciones más optimistas, que esperaban un 15%.

• No obstante, la situación económica sigue siendo grave, con sectores como el farmacéutico con hasta un 40% de inflación por encima del promedio. Adicionalmente, ha sufrido graves derrotas legislativas como su famosa “ley ómnibus”.  

Voces. De acuerdo con el experto en política argentina, Facundo Vazquez, los primeros meses de Milei fueron lo que se esperaba. “A nivel político, con pocos representantes en Cámara de Diputados y Senado y sin gobernadores que respondan a él, fracasó en poder alcanzar los acuerdos necesarios para pasar la segunda parte de su plan económico. El primero, el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), corre riesgo de también ser vetado por el Legislativo”. 

• Agregó que, al fracaso, Milei respondió “con un mensaje clave en la búsqueda de un nuevo 'pacto refundacional', donde él mismo resume su Gobierno en estos primeros meses: acuerdo o confrontación”.  

• “Depende de él, los gobernadores, diputados y senadores sobre como continuará la confrontación política del país. A nivel social, la inflación parece ceder, pero la devaluación del peso y la baja capacidad adquisitiva, sumada a la quita de subsidios, parece no haber dirigido el famoso 'ajuste' del gasto 'solo a la casta' como menciona Milei, sino que el impacto social es fuerte”. 

• No obstante, aclaró que “a pesar de ello, el presidente aún cuenta con una buena aprobación para poder seguir trabajando, entre 40-50% dependiendo de la encuesta”. 

Entre líneas. El fracaso legislativo de Milei podría haber sido esperado por él mismo. La naturaleza radical de sus planes de desregulación tiene un costo político que pocos legisladores opositores podrían llegar a apoyar. El DNU, por ejemplo, llega a reformar hasta 300 leyes y contiene más de 600 artículos. Si bien, el fin del decreto es una desregulación de la economía argentina, es casi imposible evitar las disidencias naturales en un gobierno fragmentado. 

• Lo que podría considerarse una ley suicida –condenada desde su concepción al fracaso– podría tratarse de un mensaje de campaña adelantado de cara a una posible reelección. 

• Milei podría argumentar que no basta con que él sea presidente para terminar de rescatar Argentina, sino que se necesita una bancada mayoritaria para respaldarlo.  

En perspectiva. Tanto su discurso inaugural, como este tipo de medidas, apuntan a que su plan está diseñado para más de cuatro años, con unas elecciones de medio término en 2025 esenciales para su eventual reelección. En diciembre del próximo año se renovará la mitad de los diputados y un tercio del senado. En 2027, el año en el que podría buscar reelegirse, vuelve a renovarse el legislativo —en la misma proporción que en 2025—, además de las gobernaciones provinciales. 

• A pesar del posible optimismo, el gobierno de Macri tuvo también una recepción excelente en su momento, lo que le permitió una importante victoria en las elecciones de medio término.  

• No obstante, el gobierno de Milei es diametralmente opuesto al de Macri, cuya política fue gradualista, a diferencia del radicalismo de Milei. Si el presidente argentino mantiene el apoyo y el rumbo de su política económica, podría caminar tranquilo hacia otros cuatro años en la Casa Rosada.