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Expectativa estresante

Aún está vigente el AM 33-2022; las autoridades ministeriales enfatizan esto, y aunque se comente verbalmente lo que se propone, y la vida nacional lo ha tomado como un hecho, el sector de educación sigue en espera de la publicación de un acuerdo ministerial que formalmente abra las puertas de las aulas...

Diana Brown |
10 de mayo, 2022

El ser humano vive en un estado de espera constante, pendiente y dependiente de sucesos, idealmente positivos, para alcanzar metas, desarrollar rutas, crecer, avanzar, compartir y servir.

Esa esperanza genuina debe basarse en hechos previos, eventos, una plataforma de lo alcanzable, no un sueño imposible sin manera de cumplirse, para no crearse frustraciones ni desconciertos, si basada en lo posible, y si, con una pizca de ilusión, pues los pensamientos positivos provocan la posibilidad de alcanzar lo propuesto.

Se espera gozar de buena salud, y se informa sobre cómo llegar a ella, y qué parámetros seguir;  se espera ingresar a un trabajo ideal del cual los talentos propios se aprovechan y se desarrollan al máximo, y esto depende de la preparación cumplida, estudios académicos, relaciones humanas y experiencias que se establezcan; se espera crear una familia feliz, dependerá  de las relaciones seguras y auténticas luego siendo éstas base de los valores que proveen la felicidad en familia; se espera del gobierno normas coherentes para la protección del bienestar de la ciudadanía y el cumplimiento de las mismas, obedeciendo  el mandato de la Carta Magna, que indica en su artículo primero: “Protección de la persona. El Estado de Guatemala se organiza para proteger a la persona y a la familia; su fin primordial es la realización del bien común.”; y el artículo segundo “Deberes del Estado. Es deber del Estado garantizarles a los habitantes de la República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona.

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El 27 de abril del año en curso, el Señor Ministro de Salud Pública y Asistencia Social anunció en cadena nacional que habrá modificaciones y flexibilidad de los protocolos en los protocolos de  la prevención de contagio en la pandemia del COVID-19. Se refirió a los aforos, y el uso de la mascarilla, dos de los aspectos de gran importancia preventiva, y llamó a la vacunación, tanto en primeras dosis como en completar el esquema previsto. Se refirió al retorno a las aulas en modo presencial. Ofreció la normativa necesaria para esta “apertura”.

El sector educativo cumple con normas específicas y puntuales en cuanto a las clases presenciales; el Acuerdo Ministerial 33-2022 (AM 33-2022) detalla en concreto espacios de distanciamiento, el uso de las mascarillas, como otros aspectos después de haber completado un expediente que se presenta ante ambos Ministerios: Educación y Salud. Al recibir una resolución escrita, antecedida por visita ocular, puede entonces el centro educativo privado abrir las puertas de sus aulas.

Los estudiantes de todos los niveles, desde preprimaria hasta diversificada, tienen que retornar a las aulas. Se ha comentado sobre el estado socioemocional de toda la comunidad educativa, y la recuperación de los aprendizajes que quedaron incompletos; todo esto se resuelve con más facilidad estando en el aula presencialmente. Siempre, siempre siguiendo los protocolos y resguardando el bienestar de los alumnos y la comunidad educativa, la prioridad es la salud.

El profundo júbilo del sector educativo por el retorno a las clases presenciales se ha quedado en un estado de expectativa, que según el diccionario de la Real Academia, se define con tres acepciones: “1. Esperanza de realizar o conseguir algo.; 2. Posibilidad razonable de que algo suceda.; 3. Posibilidad de conseguir un derecho, una herencia, un empleo u otra cosa, al ocurrir un suceso que se prevé.” Es la definición perfecta.

Aún está vigente el AM 33-2022; las autoridades ministeriales enfatizan esto, y aunque se comente verbalmente lo que se propone, y la vida nacional lo ha tomado como un hecho, el sector de educación sigue en espera de la publicación de un acuerdo ministerial que formalmente abra las puertas de las aulas; desde el 27 de abril, a hoy 10 de mayo, 13 días de expectativa, consultando al Diario de Centroamérica en cada madrugada, ¿Habrá sido publicado hoy?

Lo último que se pierde es la esperanza, aún en esta estresante expectativa, se confía que pronto la nueva normativa se publique, porque

¡La educación es prioridad nacional!

Expectativa estresante

Aún está vigente el AM 33-2022; las autoridades ministeriales enfatizan esto, y aunque se comente verbalmente lo que se propone, y la vida nacional lo ha tomado como un hecho, el sector de educación sigue en espera de la publicación de un acuerdo ministerial que formalmente abra las puertas de las aulas...

Diana Brown |
10 de mayo, 2022

El ser humano vive en un estado de espera constante, pendiente y dependiente de sucesos, idealmente positivos, para alcanzar metas, desarrollar rutas, crecer, avanzar, compartir y servir.

Esa esperanza genuina debe basarse en hechos previos, eventos, una plataforma de lo alcanzable, no un sueño imposible sin manera de cumplirse, para no crearse frustraciones ni desconciertos, si basada en lo posible, y si, con una pizca de ilusión, pues los pensamientos positivos provocan la posibilidad de alcanzar lo propuesto.

Se espera gozar de buena salud, y se informa sobre cómo llegar a ella, y qué parámetros seguir;  se espera ingresar a un trabajo ideal del cual los talentos propios se aprovechan y se desarrollan al máximo, y esto depende de la preparación cumplida, estudios académicos, relaciones humanas y experiencias que se establezcan; se espera crear una familia feliz, dependerá  de las relaciones seguras y auténticas luego siendo éstas base de los valores que proveen la felicidad en familia; se espera del gobierno normas coherentes para la protección del bienestar de la ciudadanía y el cumplimiento de las mismas, obedeciendo  el mandato de la Carta Magna, que indica en su artículo primero: “Protección de la persona. El Estado de Guatemala se organiza para proteger a la persona y a la familia; su fin primordial es la realización del bien común.”; y el artículo segundo “Deberes del Estado. Es deber del Estado garantizarles a los habitantes de la República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona.

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El 27 de abril del año en curso, el Señor Ministro de Salud Pública y Asistencia Social anunció en cadena nacional que habrá modificaciones y flexibilidad de los protocolos en los protocolos de  la prevención de contagio en la pandemia del COVID-19. Se refirió a los aforos, y el uso de la mascarilla, dos de los aspectos de gran importancia preventiva, y llamó a la vacunación, tanto en primeras dosis como en completar el esquema previsto. Se refirió al retorno a las aulas en modo presencial. Ofreció la normativa necesaria para esta “apertura”.

El sector educativo cumple con normas específicas y puntuales en cuanto a las clases presenciales; el Acuerdo Ministerial 33-2022 (AM 33-2022) detalla en concreto espacios de distanciamiento, el uso de las mascarillas, como otros aspectos después de haber completado un expediente que se presenta ante ambos Ministerios: Educación y Salud. Al recibir una resolución escrita, antecedida por visita ocular, puede entonces el centro educativo privado abrir las puertas de sus aulas.

Los estudiantes de todos los niveles, desde preprimaria hasta diversificada, tienen que retornar a las aulas. Se ha comentado sobre el estado socioemocional de toda la comunidad educativa, y la recuperación de los aprendizajes que quedaron incompletos; todo esto se resuelve con más facilidad estando en el aula presencialmente. Siempre, siempre siguiendo los protocolos y resguardando el bienestar de los alumnos y la comunidad educativa, la prioridad es la salud.

El profundo júbilo del sector educativo por el retorno a las clases presenciales se ha quedado en un estado de expectativa, que según el diccionario de la Real Academia, se define con tres acepciones: “1. Esperanza de realizar o conseguir algo.; 2. Posibilidad razonable de que algo suceda.; 3. Posibilidad de conseguir un derecho, una herencia, un empleo u otra cosa, al ocurrir un suceso que se prevé.” Es la definición perfecta.

Aún está vigente el AM 33-2022; las autoridades ministeriales enfatizan esto, y aunque se comente verbalmente lo que se propone, y la vida nacional lo ha tomado como un hecho, el sector de educación sigue en espera de la publicación de un acuerdo ministerial que formalmente abra las puertas de las aulas; desde el 27 de abril, a hoy 10 de mayo, 13 días de expectativa, consultando al Diario de Centroamérica en cada madrugada, ¿Habrá sido publicado hoy?

Lo último que se pierde es la esperanza, aún en esta estresante expectativa, se confía que pronto la nueva normativa se publique, porque

¡La educación es prioridad nacional!