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Metal de provincias

Redacción República
06 de enero, 2019

Metal de provincias, esta es la historia urbana de José Vicente Solórzano Aguilar. 

Penúltima fecha de la XXII edición del festival Ciudad Metal
Plaza Sandino, Santa Clara, Cuba, 23 de noviembre de 2018

1. Hubo una época en que decenas de friquis descargaban hasta el amanecer en el parque Leoncio Vidal, ciudad de Santa Clara, 280 kilómetros al este de La Habana, cada vez que se convocaba al festival Ciudad Metal.

Friquis vistos de reojo por sus melenas, sus tatuajes y sus pulóveres negros, sin imaginarse que tras su apariencia se encontraban estudiantes a punto de terminar la universidad, licenciados, ingenieros, poetas, narradores y músicos aficionados.

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Bandas como Tribal, Agonizer, Tendencia, Zeus, Combat Noise, Mephisto, Eskoria y Blinder lideraban las preferencias de los consumidores del rock, el metal y peligrosos rones de fabricación casera como el chispa’e tren, kini kini y bostezo de dinosaurio.

Los ejemplares de fanzines como Scriptorium pasaban de mano en mano, hasta gastarse o quedarse en poder del último lector. Incluían noticias, entrevistas, reseñas y artículos que informaban al lector acerca de la escena local, con grupos desde Pinar del Río a Holguín, además de enterarlo del acontecer subterráneo en Europa y América.

La música se intercambiaba en cassettes o en discos quemados, según pudieran costéarselos. La correspondencia entablada con extranjeros gracias a los anuncios publicados en la revista española Heavy Rock les permitía actualizar sus colecciones. Y los friquis tenían su santuario capitalino en el Patio de María, nombre con el que rebautizaron a la casa de la cultura Roberto Branly, situada a poca distancia de la Plaza de la Revolución, en honor a su directora, María Gattorno.

Los festivales de provincias (Rey Metal, Pinar del Río; Ciudad Metal, Santa Clara; Metal HG, Holguín), organizados por las filiales locales de la Asociación Hermanos Saíz –institución que agrupa a artistas menores de 35 años–, resumían en sus nombres el género predilecto del público.

Algunos carteles osaron incluir a firmas que no insistían en el riff machacón y en la voz gutural. Anima Mundi presentó su rock progresivo, entonces adornado con gaitas, ante el público de Pinar del Río, y el guitarrista Sergio Valdés desafió al frente del cuarteto Elévense a la fricandad de Santa Clara. Anima Mundi logró aceptación; se comenta que el rechazo a Elévense rozó el linchamiento en escena.

Contra esa uniformidad se alzaron grupos como Extraño Corazón, dirigido por el guitarrista Javier Rodríguez. En entrevista concedida a Manuel Santín Valdés, editor del fanzine pinareño Ilusión, le comentó que «nosotros tenemos nuestro estilo y aunque nuestra intención es hacer buena música, ser originales y gustar, tampoco nos echamos a llorar cuando a alguien no le gusta lo que hacemos».

La juventud pop se declaró partidaria de los grupos Moneda Dura y Wena Onda, caracterizados por su sonido amigable y bailarín; Paisaje con Río, Perfume de Mujer, Superávit, Estado de Ánimo y Bolsa Negra aportaron la diversidad basada en el folk, el jazz, la trova, el son, el bolero y el hard rock.

Empecé a escribirme con rockeros cubanos a finales del 2000. Conocí sus publicaciones y coloqué a grupos como Porno Para Ricardo entre mis preferidos. A los años pude ver en concierto a varias bandas del patio: C-Men, Cry Out For, Anima Mundi,

Congregation, Tendencia, Zeus, Mephisto, Tesis de Menta y Trendkill.

2. Fundado por músicos que pertenecieron a los grupos The Chaos Neither Silence, Congregation y Cancerbero, la formación actual de Trendkill incluye al cantante Iskander Díaz, el bajista Dennys Abreu, el segunda guitarra Rubén Ruiz y el baterista Pedro Luis Márquez, bajo la dirección del guitarra líder Gustavo Sánchez Fleitas. Sus primeras canciones registradas en estudio se incluyen en el demo Remains (2014).

El público que los recibió al cerrar la penúltima fecha del Ciudad Metal venía de escuchar a Punk Floyd, Blinder (tercera encarnación del grupo santaclareño que antes se llamó Cronos, pionero del death metal en el centro de la isla, y después Medium, primera banda cubana en firmar con un sello foráneo, American Line Productions) y Sex By Manipulation (procedente de Camagüey, cuyo repertorio incluye títulos como «Prostitution», «Penetración» y «She Cum»).

A diferencia de la edición anterior, cuando cargaron con la responsabilidad de cerrar el festival, los músicos de Trendkill se notaron más relajados y conocedores de su oficio. Iskander se encargó de alentar al público, pidiéndole a cada quien que gritara el nombre de su provincia de origen.

Varias canciones se acompañaron con el cencerro ejecutado por el pie de Abreu cual palmetazo en la mesa para recordar que le deben atención. Los guitarristas Sánchez y Ruiz se turnaban para ametrallar las notas que motivaron el mosh entre los varones y el agitar de cabelleras entre las mujeres. El frío que rondaba la medianoche cedió ante el sudor y el movimiento detonados por el metal.

La banda alternó el contenido del demo («Your Path Is My Door», «Resurrection») con canciones por incluir en disco («After My Funeral», «Dead On Friday») y tres versiones: «Through Struggle» (As I Dying), «Laid To Rest» (Lamb of God, con participación de Benny Migoya, cantante de Sex by Manipulation) y «Slave New World» (Sepultura, una de los temas que interpretaron en la audición que les concedió el grado de profesionales por parte de la Agencia Cubana de Rock). Mi único reparo es que apenas incluyan solos; Iskander me explicó tiempo atrás, cito de memoria, que no se acoplan al estilo de Trendkill.

Hasta el fondo de la plaza, recostados sobre su patrulla Lada, se encontraban los policías mandados a velar por la ley y el orden. Estaban listos para requerir el carnet de identidad y multar a los que pillaran orinando en las cercanías.

Trendkill en concierto

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1. Hubo una época en que decenas de friquis descargaban hasta el amanecer en el parque Leoncio Vidal, ciudad de Santa Clara, 280 kilómetros al este de La Habana, cada vez que se convocaba al festival Ciudad Metal.

Friquis vistos de reojo por sus melenas, sus tatuajes y sus pulóveres negros, sin imaginarse que tras su apariencia se encontraban estudiantes a punto de terminar la universidad, licenciados, ingenieros, poetas, narradores y músicos aficionados.

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Bandas como Tribal, Agonizer, Tendencia, Zeus, Combat Noise, Mephisto, Eskoria y Blinder lideraban las preferencias de los consumidores del rock, el metal y peligrosos rones de fabricación casera como el chispa’e tren, kini kini y bostezo de dinosaurio.

Los ejemplares de fanzines como Scriptorium pasaban de mano en mano, hasta gastarse o quedarse en poder del último lector. Incluían noticias, entrevistas, reseñas y artículos que informaban al lector acerca de la escena local, con grupos desde Pinar del Río a Holguín, además de enterarlo del acontecer subterráneo en Europa y América.

La música se intercambiaba en cassettes o en discos quemados, según pudieran costéarselos. La correspondencia entablada con extranjeros gracias a los anuncios publicados en la revista española Heavy Rock les permitía actualizar sus colecciones. Y los friquis tenían su santuario capitalino en el Patio de María, nombre con el que rebautizaron a la casa de la cultura Roberto Branly, situada a poca distancia de la Plaza de la Revolución, en honor a su directora, María Gattorno.

Los festivales de provincias (Rey Metal, Pinar del Río; Ciudad Metal, Santa Clara; Metal HG, Holguín), organizados por las filiales locales de la Asociación Hermanos Saíz –institución que agrupa a artistas menores de 35 años–, resumían en sus nombres el género predilecto del público.

Algunos carteles osaron incluir a firmas que no insistían en el riff machacón y en la voz gutural. Anima Mundi presentó su rock progresivo, entonces adornado con gaitas, ante el público de Pinar del Río, y el guitarrista Sergio Valdés desafió al frente del cuarteto Elévense a la fricandad de Santa Clara. Anima Mundi logró aceptación; se comenta que el rechazo a Elévense rozó el linchamiento en escena.

Contra esa uniformidad se alzaron grupos como Extraño Corazón, dirigido por el guitarrista Javier Rodríguez. En entrevista concedida a Manuel Santín Valdés, editor del fanzine pinareño Ilusión, le comentó que «nosotros tenemos nuestro estilo y aunque nuestra intención es hacer buena música, ser originales y gustar, tampoco nos echamos a llorar cuando a alguien no le gusta lo que hacemos».

La juventud pop se declaró partidaria de los grupos Moneda Dura y Wena Onda, caracterizados por su sonido amigable y bailarín; Paisaje con Río, Perfume de Mujer, Superávit, Estado de Ánimo y Bolsa Negra aportaron la diversidad basada en el folk, el jazz, la trova, el son, el bolero y el hard rock.

Empecé a escribirme con rockeros cubanos a finales del 2000. Conocí sus publicaciones y coloqué a grupos como Porno Para Ricardo entre mis preferidos. A los años pude ver en concierto a varias bandas del patio: C-Men, Cry Out For, Anima Mundi,

Congregation, Tendencia, Zeus, Mephisto, Tesis de Menta y Trendkill.

2. Fundado por músicos que pertenecieron a los grupos The Chaos Neither Silence, Congregation y Cancerbero, la formación actual de Trendkill incluye al cantante Iskander Díaz, el bajista Dennys Abreu, el segunda guitarra Rubén Ruiz y el baterista Pedro Luis Márquez, bajo la dirección del guitarra líder Gustavo Sánchez Fleitas. Sus primeras canciones registradas en estudio se incluyen en el demo Remains (2014).

El público que los recibió al cerrar la penúltima fecha del Ciudad Metal venía de escuchar a Punk Floyd, Blinder (tercera encarnación del grupo santaclareño que antes se llamó Cronos, pionero del death metal en el centro de la isla, y después Medium, primera banda cubana en firmar con un sello foráneo, American Line Productions) y Sex By Manipulation (procedente de Camagüey, cuyo repertorio incluye títulos como «Prostitution», «Penetración» y «She Cum»).

A diferencia de la edición anterior, cuando cargaron con la responsabilidad de cerrar el festival, los músicos de Trendkill se notaron más relajados y conocedores de su oficio. Iskander se encargó de alentar al público, pidiéndole a cada quien que gritara el nombre de su provincia de origen.

Varias canciones se acompañaron con el cencerro ejecutado por el pie de Abreu cual palmetazo en la mesa para recordar que le deben atención. Los guitarristas Sánchez y Ruiz se turnaban para ametrallar las notas que motivaron el mosh entre los varones y el agitar de cabelleras entre las mujeres. El frío que rondaba la medianoche cedió ante el sudor y el movimiento detonados por el metal.

La banda alternó el contenido del demo («Your Path Is My Door», «Resurrection») con canciones por incluir en disco («After My Funeral», «Dead On Friday») y tres versiones: «Through Struggle» (As I Dying), «Laid To Rest» (Lamb of God, con participación de Benny Migoya, cantante de Sex by Manipulation) y «Slave New World» (Sepultura, una de los temas que interpretaron en la audición que les concedió el grado de profesionales por parte de la Agencia Cubana de Rock). Mi único reparo es que apenas incluyan solos; Iskander me explicó tiempo atrás, cito de memoria, que no se acoplan al estilo de Trendkill.

Hasta el fondo de la plaza, recostados sobre su patrulla Lada, se encontraban los policías mandados a velar por la ley y el orden. Estaban listos para requerir el carnet de identidad y multar a los que pillaran orinando en las cercanías.

Trendkill en concierto

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