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Lacalle y Boric le ponen un alto a Lula: "Maduro es un violador de derechos humanos"

 Continuó manifestando -Luis Lacalle Pou-  que ante los más que probados abusos en contra de los derechos humanos de los venezolanos, lo peor que se podía hacer -refiriéndose al cónclave sudamericano- era “enterrar la cabeza en la arena”.

Lula recibe a Maduro (Foto: Reuters)
Alejandro Palmieri
31 de mayo, 2023

El régimen “chavista” de Nicolás Maduro es reconocido ampliamente como un régimen dictatorial, pero, sobre todo, totalitario. Hugo Chávez, el difunto dictador venezolano, aunque militar, siempre expresó su proclividad hacia la izquierda, pero empezó diciendo que no sería autoritario, que no expropiaría.  Ahora sabemos distinto.  

Maduro, como su pobre émulo, no solo siguió en el camino del totalitarismo, sino que hundió aún más a Venezuela en lo que ahora -también- es considerado un narcoestado.

El país con las reservas petroleras más grandes del mundo, el que llegó a ser una potencia de producción petrolera, hoy es una triste sombra de aquello.  Con la excusa de la “justicia social” el régimen madurochavista ha vuelto multimillonarios a funcionarios y allegados.  El pueblo venezolano pasa hambre y sufre la inclemencia de las estúpidas medidas gubernamentales.  Los que se han negado a vivir bajo ese yugo, más de 7 millones, han huido de su patria.  

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Como toda tiranía, la disidencia -la verdadera disidencia- ha sido aplastada.  Las cifras de desaparecidos, encarcelados o asesinados por el régimen hablan por sí solas.  Solamente los beneficiados de la prosperidad del narcotráfico gubernamental y del saqueo de las arcas públicas podrían siquiera tolerar el régimen, no digamos alabarlo.

Los gobiernos del mundo civilizado, sin distingo de tendencia ideológica, sea conservadora o liberal en sus varias expresiones, se han pronunciado en contra del abuso de la satrapía madurochavista.  Algunos gobiernos aliados han tratado de mediar entre la oposición y el régimen; otros, como Rusia, China e Irán, entre otros, mantienen estrechos lazos.  No necesita explicación el porqué de la afinidad con un régimen como ese.

Pero lo sorprendente es que gobiernos que han sido democráticamente electos como el mexicano, el argentino, el colombiano y a hora el brasileño, hagan migas con Maduro y su narco gobierno.  

En el marco de la cumbre de UNASUR, celebrada en Brasil, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva -Lula- se atrevió a decir que existía una “narrativa de antidemocracia y autoritarismo” para lastimar a Maduro.  Lula dijo lo anterior luego de recibir a Maduro y tener una reunión bilateral.

El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou (centroderecha) se expresó “sorprendido” de los términos de Lula hacia la justificada crítica hacia el régimen venezolano.  Continuó manifestando que ante los más que probados abusos en contra de los derechos humanos de los venezolanos, lo peor que se podía hacer -refiriéndose al cónclave sudamericano- era “enterrar la cabeza en la arena”.

Pero si la crítica de Lacalle Pou podría interpretarse motivada ideológicamente, la crítica del presidente chileno -progresista- sin duda no tendía ese matiz.  

Gabriel Boric, quien meses atrás recibiese un duro baño de realidad al sufrir una apabullante derrota en las elecciones de consejeros constituyentes a manos de la derecha, también criticó el trato que Lula pretendía darle a Maduro, como si fuese un gobernante democrático y respetuoso de los derechos humanos.

Boric “comentó que es una realidad grave, y que ha tenido la oportunidad de verlo con sus propios ojos y en el dolor de cientos de miles de venezolanos que hoy están en Chile y que exigen una posición firme y clara en materia de derechos humanos” según reportó el medio El Perfil.

Lula ganó unas muy disputadas elecciones el año pasado, luego de haber sido ya presidente 8 años, del 2003 al 2010.  Estuvo preso por corrupción, sentenciado en el caso Lava Jato, pero señalado en otros más.  Todo apuntaba a que luego de dos períodos presidenciales y haber pasado por prisión habría hecho más cauto a Lula, pero a la vez más enérgico en contra de los abusos de un régimen totalitario en contra de su pueblo.  Tal parece que no ha sido así, y Lula se ha decantado por apoyar a un violador de derechos humanos.  Ciertamente sus homólogos uruguayo y chileno no se quedaron callados.  

Los efectos perniciosos del llamado “socialismo del siglo 21” en las economías de los países que lo han adoptado, pero, sobre todo el efecto en sus ciudadanos no necesita explicación.  A pesar de ello, sigue habiendo líderes populistas que consiguen engañar a sus electores, con los efectos ya conocidos.

Cuando menos, en la reunión de UNASUR, dos presidentes, uno de derecha y otro de izquierda, no dejaron que Lula se saliera con la suya y solapara el narco dictador Maduro.  Queda esperanza en la región.

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Lacalle y Boric le ponen un alto a Lula: "Maduro es un violador de derechos humanos"

 Continuó manifestando -Luis Lacalle Pou-  que ante los más que probados abusos en contra de los derechos humanos de los venezolanos, lo peor que se podía hacer -refiriéndose al cónclave sudamericano- era “enterrar la cabeza en la arena”.

Lula recibe a Maduro (Foto: Reuters)
Alejandro Palmieri
31 de mayo, 2023

El régimen “chavista” de Nicolás Maduro es reconocido ampliamente como un régimen dictatorial, pero, sobre todo, totalitario. Hugo Chávez, el difunto dictador venezolano, aunque militar, siempre expresó su proclividad hacia la izquierda, pero empezó diciendo que no sería autoritario, que no expropiaría.  Ahora sabemos distinto.  

Maduro, como su pobre émulo, no solo siguió en el camino del totalitarismo, sino que hundió aún más a Venezuela en lo que ahora -también- es considerado un narcoestado.

El país con las reservas petroleras más grandes del mundo, el que llegó a ser una potencia de producción petrolera, hoy es una triste sombra de aquello.  Con la excusa de la “justicia social” el régimen madurochavista ha vuelto multimillonarios a funcionarios y allegados.  El pueblo venezolano pasa hambre y sufre la inclemencia de las estúpidas medidas gubernamentales.  Los que se han negado a vivir bajo ese yugo, más de 7 millones, han huido de su patria.  

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Como toda tiranía, la disidencia -la verdadera disidencia- ha sido aplastada.  Las cifras de desaparecidos, encarcelados o asesinados por el régimen hablan por sí solas.  Solamente los beneficiados de la prosperidad del narcotráfico gubernamental y del saqueo de las arcas públicas podrían siquiera tolerar el régimen, no digamos alabarlo.

Los gobiernos del mundo civilizado, sin distingo de tendencia ideológica, sea conservadora o liberal en sus varias expresiones, se han pronunciado en contra del abuso de la satrapía madurochavista.  Algunos gobiernos aliados han tratado de mediar entre la oposición y el régimen; otros, como Rusia, China e Irán, entre otros, mantienen estrechos lazos.  No necesita explicación el porqué de la afinidad con un régimen como ese.

Pero lo sorprendente es que gobiernos que han sido democráticamente electos como el mexicano, el argentino, el colombiano y a hora el brasileño, hagan migas con Maduro y su narco gobierno.  

En el marco de la cumbre de UNASUR, celebrada en Brasil, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva -Lula- se atrevió a decir que existía una “narrativa de antidemocracia y autoritarismo” para lastimar a Maduro.  Lula dijo lo anterior luego de recibir a Maduro y tener una reunión bilateral.

El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou (centroderecha) se expresó “sorprendido” de los términos de Lula hacia la justificada crítica hacia el régimen venezolano.  Continuó manifestando que ante los más que probados abusos en contra de los derechos humanos de los venezolanos, lo peor que se podía hacer -refiriéndose al cónclave sudamericano- era “enterrar la cabeza en la arena”.

Pero si la crítica de Lacalle Pou podría interpretarse motivada ideológicamente, la crítica del presidente chileno -progresista- sin duda no tendía ese matiz.  

Gabriel Boric, quien meses atrás recibiese un duro baño de realidad al sufrir una apabullante derrota en las elecciones de consejeros constituyentes a manos de la derecha, también criticó el trato que Lula pretendía darle a Maduro, como si fuese un gobernante democrático y respetuoso de los derechos humanos.

Boric “comentó que es una realidad grave, y que ha tenido la oportunidad de verlo con sus propios ojos y en el dolor de cientos de miles de venezolanos que hoy están en Chile y que exigen una posición firme y clara en materia de derechos humanos” según reportó el medio El Perfil.

Lula ganó unas muy disputadas elecciones el año pasado, luego de haber sido ya presidente 8 años, del 2003 al 2010.  Estuvo preso por corrupción, sentenciado en el caso Lava Jato, pero señalado en otros más.  Todo apuntaba a que luego de dos períodos presidenciales y haber pasado por prisión habría hecho más cauto a Lula, pero a la vez más enérgico en contra de los abusos de un régimen totalitario en contra de su pueblo.  Tal parece que no ha sido así, y Lula se ha decantado por apoyar a un violador de derechos humanos.  Ciertamente sus homólogos uruguayo y chileno no se quedaron callados.  

Los efectos perniciosos del llamado “socialismo del siglo 21” en las economías de los países que lo han adoptado, pero, sobre todo el efecto en sus ciudadanos no necesita explicación.  A pesar de ello, sigue habiendo líderes populistas que consiguen engañar a sus electores, con los efectos ya conocidos.

Cuando menos, en la reunión de UNASUR, dos presidentes, uno de derecha y otro de izquierda, no dejaron que Lula se saliera con la suya y solapara el narco dictador Maduro.  Queda esperanza en la región.