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Quiero ser Presidente, ¿que debo hacer?

Redacción
19 de abril, 2015

Recientemente leí un artículo de Jorge Santiago Barnés, Director de la maestria que cursé en la Universidad Pontificia de Salamanca, España, que me hizo reflexionar sobre el comportamiento actual de la política nacional. Recuerdo que en una de las tantas y fascinantes clases a un profesor le llamó la atención mi nacionalidad guatemalteca. Me dijo: “En ningún otro país he visto tantas personas que quieran ser Presidedentes como lo he visto en Guatemala”. Inmediatamente ese comentario me hizo pensar que tenía razón de alguna manera. Según nuestra historia venimos de una sociedad de caudillos en la que los liderazgos locales y nacionales giran en torno a una persona y no alrededor de una visión o institución conjunta. Desde siempre hemos imaginado que una persona puede cambiar el destino del país. Es por ello no resulta extraño que elección con elección veamos como más de 10 candidatos intentan llegar al poder.

Estas personas no consideran que no basta con que uno quiera, sino que la ciudadanía quiera. Como sostiene Jorge Santiago Barnés, para optar a un cargo público se debe tener en cuenta a un equipo de gobierno y a un conjunto de personas a nivel nacional que puedan ejecutar las políticas públicas. Es prudente que tenga dotes de liderazgo para saber delegar y entender que solo no se puede atender todos los problemas de la nación. Como dice el dicho “una golondrina no hace verano”. Se debe comprender que los acuerdos son necesarios y las alianzas inevitables.

Se requiere tener ciertas habilidades y virtudes politicas para poder agrupar los intereses de todos los sectores del país. En este sentido debe prevalecer el bienestar nacional por encima de rivalidades e intereses personales. Así mismo se debe conocer el terreno y las demandas de la población. Se necesita tener experiencia en administración pública y los procesos burocráticos para saber gobernar. Se requiere preparación y dedicación para atender los problemas del país. Es fundamental entender que no se trata de lo que uno quiera sino de lo que urge y apremia. Ser Presidente no se trata de ir escoltado por una enorme carabana, llenar el ego al ser aclamado por multitudes y atender elegantes reuniones y viajes.
Por el contrario, ser Presidente es el más alto honor y la responsabilidad de dirigir el destino de millones de personas. Este cargo representa un trabajo de todos los días y tener el compromiso de llevar el país al desarrollo. Se requiere tener una visión de Estadista y querer trascender en la historia.
Es por ello que en estas elecciones meditemos nuestro voto e imaginemonos a quien queremos como dirigente del país. Un proceso electoral no es alrededor de una persona sino de los equipos que conforma y programas de desarrollo que representa. Ser político es una profesión de servicio, asi como lo es un médico o un arquitecto. De la misma forma en que aspiramos a que sea el mejor médico que nos opere o el mejor arquitecto que construya nuestra casa, debemos demandar al mejor político para que nos gobierne. Ser un hombre de Estado es una profesión llamada para los más capaces y no para muchos que quieren jugar a la política. En este orden evaluemos los perfiles y consideremos las fortalezas y debilidades de cada uno de ellos. Ser Presidente de Guatemala es el compromiso de erradicar más de 50% de pobreza y desnutrición, problemas de falta de empleo e inseguridad, entre otros tantos. Ser Presidente debe significar querer ser el mejor de todos los tiempos y no llenar una lista más en la historia del país.

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Quiero ser Presidente, ¿que debo hacer?

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19 de abril, 2015

Recientemente leí un artículo de Jorge Santiago Barnés, Director de la maestria que cursé en la Universidad Pontificia de Salamanca, España, que me hizo reflexionar sobre el comportamiento actual de la política nacional. Recuerdo que en una de las tantas y fascinantes clases a un profesor le llamó la atención mi nacionalidad guatemalteca. Me dijo: “En ningún otro país he visto tantas personas que quieran ser Presidedentes como lo he visto en Guatemala”. Inmediatamente ese comentario me hizo pensar que tenía razón de alguna manera. Según nuestra historia venimos de una sociedad de caudillos en la que los liderazgos locales y nacionales giran en torno a una persona y no alrededor de una visión o institución conjunta. Desde siempre hemos imaginado que una persona puede cambiar el destino del país. Es por ello no resulta extraño que elección con elección veamos como más de 10 candidatos intentan llegar al poder.

Estas personas no consideran que no basta con que uno quiera, sino que la ciudadanía quiera. Como sostiene Jorge Santiago Barnés, para optar a un cargo público se debe tener en cuenta a un equipo de gobierno y a un conjunto de personas a nivel nacional que puedan ejecutar las políticas públicas. Es prudente que tenga dotes de liderazgo para saber delegar y entender que solo no se puede atender todos los problemas de la nación. Como dice el dicho “una golondrina no hace verano”. Se debe comprender que los acuerdos son necesarios y las alianzas inevitables.

Se requiere tener ciertas habilidades y virtudes politicas para poder agrupar los intereses de todos los sectores del país. En este sentido debe prevalecer el bienestar nacional por encima de rivalidades e intereses personales. Así mismo se debe conocer el terreno y las demandas de la población. Se necesita tener experiencia en administración pública y los procesos burocráticos para saber gobernar. Se requiere preparación y dedicación para atender los problemas del país. Es fundamental entender que no se trata de lo que uno quiera sino de lo que urge y apremia. Ser Presidente no se trata de ir escoltado por una enorme carabana, llenar el ego al ser aclamado por multitudes y atender elegantes reuniones y viajes.
Por el contrario, ser Presidente es el más alto honor y la responsabilidad de dirigir el destino de millones de personas. Este cargo representa un trabajo de todos los días y tener el compromiso de llevar el país al desarrollo. Se requiere tener una visión de Estadista y querer trascender en la historia.
Es por ello que en estas elecciones meditemos nuestro voto e imaginemonos a quien queremos como dirigente del país. Un proceso electoral no es alrededor de una persona sino de los equipos que conforma y programas de desarrollo que representa. Ser político es una profesión de servicio, asi como lo es un médico o un arquitecto. De la misma forma en que aspiramos a que sea el mejor médico que nos opere o el mejor arquitecto que construya nuestra casa, debemos demandar al mejor político para que nos gobierne. Ser un hombre de Estado es una profesión llamada para los más capaces y no para muchos que quieren jugar a la política. En este orden evaluemos los perfiles y consideremos las fortalezas y debilidades de cada uno de ellos. Ser Presidente de Guatemala es el compromiso de erradicar más de 50% de pobreza y desnutrición, problemas de falta de empleo e inseguridad, entre otros tantos. Ser Presidente debe significar querer ser el mejor de todos los tiempos y no llenar una lista más en la historia del país.

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