El programa incluye la recolección de pruebas de ADN de familiares de guatemaltecos que migraron a Estados Unidos y que se sospecha murieron durante el trayecto, para compararlas con los restos humanos que yacen en morgues estadounidenses y mexicanas.
“Hay muchas familias que mantienen la incertidumbre de saber qué pasó con mi papá, con mi mamá, con mi hijo, con mis hermanos, con mis primos o con un ser querido que emigró”, indicó en conferencia de prensa el vicecanciller guatemalteco, Óscar Padilla.
La recolección de muestras de ADN estará a cargo de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG), una organización humanitaria que durante más de dos décadas se ha dedicado a identificar a víctimas de masacres de la guerra civil guatemalteca (1960-1996), sobre todo en comunidades indígenas del altiplano occidental.
Fredy Peccerelli, director de la FAFG, señaló que la intención es reunir bancos genéticos de grupos familiares, y no solo de una persona, para compararla con un cuerpos que no hayan sido identificados.
“Lo más importante aquí es que las familias se acerquen. Necesitamos saber si (los desaparecidos) eran hombres, mujeres, altos, bajos, si eran zurdos o diestros, si tenían algún trauma, algo que nos ayude a entender quiénes eran”, precisó Peccerelli.
Miles de migrantes guatemaltecos viajan a Estados Unidos para mejorar su condición económica o huyendo de la violencia criminal que afecta a este país centroamericano, con un promedio de 16 muertes diarias.
En su camino, éstos se enfrentan a varios peligros como los traficantes de personas, el crimen organizado (principalmente en México) y el abrasador calor del desierto en el estado de Arizona (suroeste), entre otros factores de riesgo.
“En Arizona hay dos estaciones, el verano y el infierno”, expresó Padilla al referirse al drama de los migrantes que cruzar el desierto bajo un intenso sol y elevadas temperaturas.
Aunque no existe una cifra exacta sobre migrantes guatemaltecos desaparecidos, la cancillería de Guatemala ha recibido entre 2014 y 2015 la denuncia de familias de 82 adultos y 4 niños que no dejaron rastro tras marchar hacia Estados Unidos.
Para resolver el problema de la migración ilegal, los gobiernos de Guatemala, El Salvador y Honduras, que componen el Triángulo Norte centroamericano, impulsan un plan con apoyo de Estados Unidos para generar empleo en la región y combatir la criminalidad.
hma/on/jb
© 1994-2015 Agence France-Presse
El programa incluye la recolección de pruebas de ADN de familiares de guatemaltecos que migraron a Estados Unidos y que se sospecha murieron durante el trayecto, para compararlas con los restos humanos que yacen en morgues estadounidenses y mexicanas.
“Hay muchas familias que mantienen la incertidumbre de saber qué pasó con mi papá, con mi mamá, con mi hijo, con mis hermanos, con mis primos o con un ser querido que emigró”, indicó en conferencia de prensa el vicecanciller guatemalteco, Óscar Padilla.
La recolección de muestras de ADN estará a cargo de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG), una organización humanitaria que durante más de dos décadas se ha dedicado a identificar a víctimas de masacres de la guerra civil guatemalteca (1960-1996), sobre todo en comunidades indígenas del altiplano occidental.
Fredy Peccerelli, director de la FAFG, señaló que la intención es reunir bancos genéticos de grupos familiares, y no solo de una persona, para compararla con un cuerpos que no hayan sido identificados.
“Lo más importante aquí es que las familias se acerquen. Necesitamos saber si (los desaparecidos) eran hombres, mujeres, altos, bajos, si eran zurdos o diestros, si tenían algún trauma, algo que nos ayude a entender quiénes eran”, precisó Peccerelli.
Miles de migrantes guatemaltecos viajan a Estados Unidos para mejorar su condición económica o huyendo de la violencia criminal que afecta a este país centroamericano, con un promedio de 16 muertes diarias.
En su camino, éstos se enfrentan a varios peligros como los traficantes de personas, el crimen organizado (principalmente en México) y el abrasador calor del desierto en el estado de Arizona (suroeste), entre otros factores de riesgo.
“En Arizona hay dos estaciones, el verano y el infierno”, expresó Padilla al referirse al drama de los migrantes que cruzar el desierto bajo un intenso sol y elevadas temperaturas.
Aunque no existe una cifra exacta sobre migrantes guatemaltecos desaparecidos, la cancillería de Guatemala ha recibido entre 2014 y 2015 la denuncia de familias de 82 adultos y 4 niños que no dejaron rastro tras marchar hacia Estados Unidos.
Para resolver el problema de la migración ilegal, los gobiernos de Guatemala, El Salvador y Honduras, que componen el Triángulo Norte centroamericano, impulsan un plan con apoyo de Estados Unidos para generar empleo en la región y combatir la criminalidad.
hma/on/jb
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