El pasado 15 y 16 de junio se celebró la XLV Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos en Washington D.C., en donde participó por primera vez el nuevo Secretario General, el ex Canciller uruguayo Luis Almagro. Durante esta Asamblea se discutió el presente y el futuro de la OEA con el fin de potenciar a la Organización mediante una renovación, reorientación y fortalecimiento del Organismo Internacional.
El objetivo de la Asamblea General fue lograr un diálogo fluido entre la nueva Secretaría General y los Estados Miembros, ya que según asesores del Secretario Almagro, en la opinión pública “está instalado” un sentimiento de que la OEA ha perdido credibilidad y liderazgo.
El nuevo Secretario expresó en su discurso de apertura que “Esta reunión deberá generar la hoja de ruta para que todos juntos, los países, la Secretaría General y los funcionarios de la OEA, demos los pasos necesarios para acercar la visión a la realidad”.
En ese contexto, revitalizar la OEA es el objetivo del nuevo Secretario para que la Organización retome el liderazgo de la región siendo una plataforma de diálogo político enfocado en la reforma institucional. Los Estados Miembros aprobaron este proceso mediante una resolución en la que autoriza a la Secretaría General junto al Consejo Permanente para emprender las reformas necesarias de la Organización y en el cual se hace un llamado a los Miembros “para mitigar las vulnerabilidades financieras” basada en cambios estructurales sin aumentar el techo presupuestario, pero haciendo la salvedad, el Secretario, que no se puede tener una organización fuerte con una situación económica y financiera vulnerable, para lo cual se abordará el tema con discusiones políticas con los Estados Miembros.
El nuevo Secretario General tiene la tarea de enderezar una Organización desgastada, dividida políticamente, con poca credibilidad, criticada fuertemente por la influencia de los Estados Unidos, y su poder ha venido decayendo antes el surgimiento de otros organismos regionales. Para ese propósito, el nuevo Secretario General tiene que mostrar resultados concretos y separarse de la inoperancia que caracterizó a la administración anterior, como se reflejó con la situación en Venezuela, en el que el manejo de la crisis política fue un blanco de fuertes críticas para la OEA.
Si bien las divisiones dentro la organización se acentúan, aunado con el surgimiento de otros foros regionales como CELAC, ALBA, UNASUR, entre otros, el Secretario General necesitará mostrar liderazgo para reducir la polarización entre los Estados Miembros, ya que esto dificulta a la organización fijar posiciones en temas sensibles. No obstante, el nuevo Secretario expresa que “hay que aprovechar espacios de cooperación que no están siendo aprovechados con los foros regionales para fortalecer la acción hemisférica”.
Respecto a Guatemala, los Estados Unidos expresó que la crisis por la que atraviesa el país se apoye y quedó aprobada una resolución, a propuesta de Argentina, para que se celebre el próximo proceso electoral el 6 de septiembre en un momento de crisis política, protestas sociales y peticiones de retraso de los comicios. Asimismo, el Secretario General expresó el apoyo y acompañamiento del proceso de resolución del diferendo territorial, insular y marítimo respecto a Belice, en el que recientemente firmaron un Protocolo al Acuerdo Especial, en el que el nuevo Secretario firmó como testigo de honor.
Entre otros temas de la Asamblea General, se nombraron cuatro nuevos miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y cuatro nuevos miembros de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Asimismo, Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica y Uruguay firmaron una nueva Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores con carácter vinculante.
También la nueva Secretaría General tiene el objetivo fundar una escuela de gobierno para funcionarios públicos y miembros de la sociedad civil, que tiene como fin “fortalecer las prácticas de transparencia institucional, la búsqueda de consensos y la rendición de cuentas ante la ciudadanía”.
La OEA deberá emprender en los próximos 5 años una agenda para potenciar al organismo internacional en torno a las circunstancias que afectan a los países Miembros a lo interno y entre miembros, para lo cual deberá armonizar posiciones efectivamente a través del diálogo político para evitar que caiga en inoperancia, y tener un discurso efectivo y transparente para evitar posiciones ambiguas en torno a problemas. En síntesis, la OEA debe ser más eficiente, ágil y transparente con una reducción de mandatos y mayor enfoque en los temas que sabe abordar efectivamente.
El pasado 15 y 16 de junio se celebró la XLV Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos en Washington D.C., en donde participó por primera vez el nuevo Secretario General, el ex Canciller uruguayo Luis Almagro. Durante esta Asamblea se discutió el presente y el futuro de la OEA con el fin de potenciar a la Organización mediante una renovación, reorientación y fortalecimiento del Organismo Internacional.
El objetivo de la Asamblea General fue lograr un diálogo fluido entre la nueva Secretaría General y los Estados Miembros, ya que según asesores del Secretario Almagro, en la opinión pública “está instalado” un sentimiento de que la OEA ha perdido credibilidad y liderazgo.
El nuevo Secretario expresó en su discurso de apertura que “Esta reunión deberá generar la hoja de ruta para que todos juntos, los países, la Secretaría General y los funcionarios de la OEA, demos los pasos necesarios para acercar la visión a la realidad”.
En ese contexto, revitalizar la OEA es el objetivo del nuevo Secretario para que la Organización retome el liderazgo de la región siendo una plataforma de diálogo político enfocado en la reforma institucional. Los Estados Miembros aprobaron este proceso mediante una resolución en la que autoriza a la Secretaría General junto al Consejo Permanente para emprender las reformas necesarias de la Organización y en el cual se hace un llamado a los Miembros “para mitigar las vulnerabilidades financieras” basada en cambios estructurales sin aumentar el techo presupuestario, pero haciendo la salvedad, el Secretario, que no se puede tener una organización fuerte con una situación económica y financiera vulnerable, para lo cual se abordará el tema con discusiones políticas con los Estados Miembros.
El nuevo Secretario General tiene la tarea de enderezar una Organización desgastada, dividida políticamente, con poca credibilidad, criticada fuertemente por la influencia de los Estados Unidos, y su poder ha venido decayendo antes el surgimiento de otros organismos regionales. Para ese propósito, el nuevo Secretario General tiene que mostrar resultados concretos y separarse de la inoperancia que caracterizó a la administración anterior, como se reflejó con la situación en Venezuela, en el que el manejo de la crisis política fue un blanco de fuertes críticas para la OEA.
Si bien las divisiones dentro la organización se acentúan, aunado con el surgimiento de otros foros regionales como CELAC, ALBA, UNASUR, entre otros, el Secretario General necesitará mostrar liderazgo para reducir la polarización entre los Estados Miembros, ya que esto dificulta a la organización fijar posiciones en temas sensibles. No obstante, el nuevo Secretario expresa que “hay que aprovechar espacios de cooperación que no están siendo aprovechados con los foros regionales para fortalecer la acción hemisférica”.
Respecto a Guatemala, los Estados Unidos expresó que la crisis por la que atraviesa el país se apoye y quedó aprobada una resolución, a propuesta de Argentina, para que se celebre el próximo proceso electoral el 6 de septiembre en un momento de crisis política, protestas sociales y peticiones de retraso de los comicios. Asimismo, el Secretario General expresó el apoyo y acompañamiento del proceso de resolución del diferendo territorial, insular y marítimo respecto a Belice, en el que recientemente firmaron un Protocolo al Acuerdo Especial, en el que el nuevo Secretario firmó como testigo de honor.
Entre otros temas de la Asamblea General, se nombraron cuatro nuevos miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y cuatro nuevos miembros de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Asimismo, Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica y Uruguay firmaron una nueva Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores con carácter vinculante.
También la nueva Secretaría General tiene el objetivo fundar una escuela de gobierno para funcionarios públicos y miembros de la sociedad civil, que tiene como fin “fortalecer las prácticas de transparencia institucional, la búsqueda de consensos y la rendición de cuentas ante la ciudadanía”.
La OEA deberá emprender en los próximos 5 años una agenda para potenciar al organismo internacional en torno a las circunstancias que afectan a los países Miembros a lo interno y entre miembros, para lo cual deberá armonizar posiciones efectivamente a través del diálogo político para evitar que caiga en inoperancia, y tener un discurso efectivo y transparente para evitar posiciones ambiguas en torno a problemas. En síntesis, la OEA debe ser más eficiente, ágil y transparente con una reducción de mandatos y mayor enfoque en los temas que sabe abordar efectivamente.