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Conozca cómo vive Roxana Baldetti en Santa Teresa

Ana González
27 de septiembre, 2015

El recinto no mide más de tres por tres metros y fue acondicionado para recibir a quien fuera la mujer más influyente del Gobierno de Otto Pérez Molina. Desde que su traslado se hizo inminente, autoridades del Sistema Penitenciario convirtieron en dormitorio la oficina donde daba sus terapias la psicóloga del centro.

Las paredes blancas y el techo bajo guardan el aire frío y deprimido que dan cierta sensación irreal al cuadro en donde se ordenan de forma sencilla una cama matrimonial, una mesita de noche con tres gavetas que guardan medicinas, ropa interior y libretas de apuntes. Además, una pequeña lámpara sobre la imagen de San Judas Tadeo (Patrono de las causas imposibles), una caja de pañuelos y una pequeña biblia, son los objetos que acompañan las horas de Roxana Baldetti en su celda-habitación del centro preventivo para mujeres Santa Teresa.

Las condiciones de salud y de vida de Roxana Baldetti en su calidad de reclusa desde que le fuera dictada prisión preventiva por el caso de corrupción más mediático de los últimos años, mantienen en expectativa a los guatemaltecos que exigen un castigo pronto, severo y principalmente sin prerrogativas, así como el rechazo a las oscuras tretas para mantenerle su calidad de vida como funcionaria. Ese sentimiento es el que se refleja en los comentarios de las redes sociales.

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República.gt tuvo acceso al centro preventivo para verificar dichas condiciones y obtener una visión y respuestas sobre la forma en que Baldetti deberá pasar sus días a la espera de que el proceso siga su curso.

Barrotes de acero y unos blocks superpuestos sobre la ventana fueron colocados con el fin de garantizar su seguridad. La pequeña habitación cuenta con un baño acondicionado con piso cerámico, que no mide más de dos metros. La cama matrimonial, cubierta con un edredón y cojines color café, son un pequeño intento por brindar cierta comodidad entre la sencillez y soledad del espacio. A la par de su cama esperan un par de zapatos marca Crocs.

Junto a su dormitorio se encuentra otra habitación (antes oficina del jurídico) con una silla y  una mesa de plástico sobre la cual descansan recipientes repletos de dulces. Otra biblia y el libro Guatemala: Linaje y Racismo de la escritora Marta Casaús de Arzú. La lectura, al igual que dormir son sus principales actividades para “matar el tiempo”, cuentan las personas encargadas de su seguridad.

Del otro lado de la habitación se encuentra un clóset improvisado con pocas prendas de vestir. La ropa no llama la atención, aunque un par de zapatos marca Carolina Herrera desentonan y dan una pequeña muestra de lujo en un ambiente bastante sencillo y poco agradable, pero no precario ni tan sórdido como el del resto de reclusas.

Los muebles lujosos y el servicio doméstico son cosas del pasado para la exvicemandataria, quien al retornar del Centro Médico Militar deberá encargarse de la limpieza de su espacio. “Aquí no tiene muchacha y ninguna de las guardias tiene obligación de hacer ese trabajo”, afirman encargadas del centro.

Junto al espacio de Baldetti, se encuentran dos oficinas utilizadas por las autoridades del preventivo. Pocas veces salió de su habitación, nos contaron.  La única persona que cruzó palabras con la exvicemandataria fue la directora penal. “Ella me platicaba de sus cosas y yo le contaba las cosas del penal”.

La jornada

Aunque las reclusas tienen horarios para asistir a cultos religiosos y jugar en las canchas, la jornada de Baldetti es muy diferente. Las guardias del sistema penitenciario no dudan que su seguridad correría peligro si convive con otras privadas de libertad.

Aunque a nuestro ingreso el ambiente se muestra tranquilo, no siempre es así pues nunca faltan las peleas subidas de tono. “Las mujeres se pelean un montón, se jalan de los chongos por parejas, por malas caras, por todo”, cuenta una de las guardias.

Por ello, tienen bartolinas o espacios de castigo a donde son enviadas las privadas que rompen el orden. A nuestro ingreso había allí 17 mujeres. El lugar sólo cuenta con un baño y plancha de concreto, mientras estén ahí no pueden recibir visitas menos salir a las áreas para compartir con el resto.

El horario de comida es igual para todas. El desayuno es servido a las 7 am; el almuerzo  a las 13 horas y la cena a las 18 pm. En el caso de Baldetti, le enviaban sus primeros dos tiempos de comida. En la cena debía comer lo que el resto de reclusas y agentes de seguridad: porción de frijoles, un huevo y una salchicha. “Casi nunca se comía lo que se le servía”, cuenta una de las guardias.

La comida es llevada en cubetas y distribuida a cada uno de los ocho sectores. Cada punto cuenta con una vocera y otras reclusas que se encargan de recibir la comida. En el caso de Baldetti, una de las guardias era la encargada de llevársela.

Respecto a las visitas, sus dos hijos y su esposo fueron a visitarla en dos ocasiones. Las guardias no pudieron describir el encuentro ya que no estaban de turno, pero nos contaron que además de la familia solo abogados la han visitado, “no quiere recibir visita de otra personas” cuenta una de las guardias.

El balance

Aunque, el aislamiento es visto como una forma de favorecer un ambiente menos hostil alrededor de Baldetti, lo cierto es que nadie duda que una relación más directa con el resto de reclusas traería consecuencias para su integridad física.

Los lujos por pequeños que sean, siempre serán un tormento para el resto de la población del centro, tanto como para el personal que tiene que lidiar con ello. Por el momento, todo está tranquilo pero tarde o temprano la exvicepresidenta tendrá que volver del Centro Médico Militar al lugar que le hemos descrito y en donde, según concuerdan todas las personas consultadas, Baldetti no la pasa nada bien.

Conozca cómo vive Roxana Baldetti en Santa Teresa

Ana González
27 de septiembre, 2015

El recinto no mide más de tres por tres metros y fue acondicionado para recibir a quien fuera la mujer más influyente del Gobierno de Otto Pérez Molina. Desde que su traslado se hizo inminente, autoridades del Sistema Penitenciario convirtieron en dormitorio la oficina donde daba sus terapias la psicóloga del centro.

Las paredes blancas y el techo bajo guardan el aire frío y deprimido que dan cierta sensación irreal al cuadro en donde se ordenan de forma sencilla una cama matrimonial, una mesita de noche con tres gavetas que guardan medicinas, ropa interior y libretas de apuntes. Además, una pequeña lámpara sobre la imagen de San Judas Tadeo (Patrono de las causas imposibles), una caja de pañuelos y una pequeña biblia, son los objetos que acompañan las horas de Roxana Baldetti en su celda-habitación del centro preventivo para mujeres Santa Teresa.

Las condiciones de salud y de vida de Roxana Baldetti en su calidad de reclusa desde que le fuera dictada prisión preventiva por el caso de corrupción más mediático de los últimos años, mantienen en expectativa a los guatemaltecos que exigen un castigo pronto, severo y principalmente sin prerrogativas, así como el rechazo a las oscuras tretas para mantenerle su calidad de vida como funcionaria. Ese sentimiento es el que se refleja en los comentarios de las redes sociales.

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República.gt tuvo acceso al centro preventivo para verificar dichas condiciones y obtener una visión y respuestas sobre la forma en que Baldetti deberá pasar sus días a la espera de que el proceso siga su curso.

Barrotes de acero y unos blocks superpuestos sobre la ventana fueron colocados con el fin de garantizar su seguridad. La pequeña habitación cuenta con un baño acondicionado con piso cerámico, que no mide más de dos metros. La cama matrimonial, cubierta con un edredón y cojines color café, son un pequeño intento por brindar cierta comodidad entre la sencillez y soledad del espacio. A la par de su cama esperan un par de zapatos marca Crocs.

Junto a su dormitorio se encuentra otra habitación (antes oficina del jurídico) con una silla y  una mesa de plástico sobre la cual descansan recipientes repletos de dulces. Otra biblia y el libro Guatemala: Linaje y Racismo de la escritora Marta Casaús de Arzú. La lectura, al igual que dormir son sus principales actividades para “matar el tiempo”, cuentan las personas encargadas de su seguridad.

Del otro lado de la habitación se encuentra un clóset improvisado con pocas prendas de vestir. La ropa no llama la atención, aunque un par de zapatos marca Carolina Herrera desentonan y dan una pequeña muestra de lujo en un ambiente bastante sencillo y poco agradable, pero no precario ni tan sórdido como el del resto de reclusas.

Los muebles lujosos y el servicio doméstico son cosas del pasado para la exvicemandataria, quien al retornar del Centro Médico Militar deberá encargarse de la limpieza de su espacio. “Aquí no tiene muchacha y ninguna de las guardias tiene obligación de hacer ese trabajo”, afirman encargadas del centro.

Junto al espacio de Baldetti, se encuentran dos oficinas utilizadas por las autoridades del preventivo. Pocas veces salió de su habitación, nos contaron.  La única persona que cruzó palabras con la exvicemandataria fue la directora penal. “Ella me platicaba de sus cosas y yo le contaba las cosas del penal”.

La jornada

Aunque las reclusas tienen horarios para asistir a cultos religiosos y jugar en las canchas, la jornada de Baldetti es muy diferente. Las guardias del sistema penitenciario no dudan que su seguridad correría peligro si convive con otras privadas de libertad.

Aunque a nuestro ingreso el ambiente se muestra tranquilo, no siempre es así pues nunca faltan las peleas subidas de tono. “Las mujeres se pelean un montón, se jalan de los chongos por parejas, por malas caras, por todo”, cuenta una de las guardias.

Por ello, tienen bartolinas o espacios de castigo a donde son enviadas las privadas que rompen el orden. A nuestro ingreso había allí 17 mujeres. El lugar sólo cuenta con un baño y plancha de concreto, mientras estén ahí no pueden recibir visitas menos salir a las áreas para compartir con el resto.

El horario de comida es igual para todas. El desayuno es servido a las 7 am; el almuerzo  a las 13 horas y la cena a las 18 pm. En el caso de Baldetti, le enviaban sus primeros dos tiempos de comida. En la cena debía comer lo que el resto de reclusas y agentes de seguridad: porción de frijoles, un huevo y una salchicha. “Casi nunca se comía lo que se le servía”, cuenta una de las guardias.

La comida es llevada en cubetas y distribuida a cada uno de los ocho sectores. Cada punto cuenta con una vocera y otras reclusas que se encargan de recibir la comida. En el caso de Baldetti, una de las guardias era la encargada de llevársela.

Respecto a las visitas, sus dos hijos y su esposo fueron a visitarla en dos ocasiones. Las guardias no pudieron describir el encuentro ya que no estaban de turno, pero nos contaron que además de la familia solo abogados la han visitado, “no quiere recibir visita de otra personas” cuenta una de las guardias.

El balance

Aunque, el aislamiento es visto como una forma de favorecer un ambiente menos hostil alrededor de Baldetti, lo cierto es que nadie duda que una relación más directa con el resto de reclusas traería consecuencias para su integridad física.

Los lujos por pequeños que sean, siempre serán un tormento para el resto de la población del centro, tanto como para el personal que tiene que lidiar con ello. Por el momento, todo está tranquilo pero tarde o temprano la exvicepresidenta tendrá que volver del Centro Médico Militar al lugar que le hemos descrito y en donde, según concuerdan todas las personas consultadas, Baldetti no la pasa nada bien.