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Manipulando los derechos humanos

Betty Marroquin
13 de diciembre, 2015

Hendrix no se fumó ese pensamiento. Es así, aunque a muchos les suene iluso y soñador. El problema fundamental que tiene la humanidad es ese amor desmedido por el poder, y sobre todo, por el dinero fácil. Los Derechos Humanos, inalienables e iguales para todo ser humano se han convertido en el arma de castigo de la izquierda con la que pasan facturas a la derecha, en todo el mundo. Patético que en pleno 2015 estemos hablando y viviendo aún las consecuencias de ese antagonismo de guerra fría, que debió morir con la caída del muro de Berlín.

La Declaración Universal de Derechos Humanos parte de la premisa que “la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”. El Artículo 2 claramente estipula que este principio no contempla “distinción alguna”. Es decir, la Declaración otorga los mismos derechos a los verdugos que a sus víctimas ya que se supone que como dijo Theodore Roosevelt “nadie está sobre la Ley, ni por debajo de ella”. Si iniciamos con esa premisa, está claro que los Acuerdos de Paz Libre y Duradera no son más que letra muerta para algunos y una excusa para otros, utilizados a conveniencia. Letra muerta, manipulada, estirada y encogida a conveniencia porque según algunos, sólo los ex guerrilleros tienen derechos, los “defensores” de los derechos humanos de éstos, y todo aquel que simpatice con su ya trillada ideología. ¡Que discurso tan pasado de moda el que tienen!

Se supone que los Acuerdos de Paz fueron creados para “preservar y consolidar la paz”, sin embargo, el abrir campo a la famosa Comisión de la Verdad según pareciera ha dado pie a que sean perseguidos únicamente los abusos y supuestos abusos (porque no todos han sido demostrados y en ese punto hay mucha tela que cortar), cometidos contra la izquierda. Me pregunto, las víctimas de la guerrilla, ¿no cuentan? Y ahora resulta, que además de meter presos a cuanto militar les sea posible, exigen cuantiosos resarcimientos del Estado, que está quebrado.

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Digamos que efectivamente, las familias de las víctimas van compensadas por su pérdida. Magnífico. Vivimos en un país cuya moneda es el Quetzal, no el dólar. En un país donde el costo de vida es muchísimo mas bajo que en Estados Unidos o Europa, con índices altos de pobreza extrema (afortunadamente no irreversible, según parámetros del Banco Mundial), pero donde la crisis estatal es terrible y evidente. Los únicos que se ríen de la crisis son los diputados y algunos Ministros, el Estado no tiene dinero, ha sido saqueado. Los hospitales y las escuelas y guarderías están en la lipidia. Y en el medio de esa realidad, existen Guatemaltecos “ilustres” que buscan que Guatemala pague indemnizaciones multimillonarias a supuestas víctimas del Ejército, de la policía, del Estado.

Con parámetros fuera de toda lógica, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos decidió que Guatemala está en desacato y desconocimiento de los principios básicos del derecho internacional al reusarse a pagarle US$10 millones (si, diez millones de DOLORES, no Quetzalitos) a las 26 (si, veintiséis) víctimas del caso denominado Diario Militar y por el asesinato de la antropóloga Myrna Mack. Mi punto es simple, si fuera dinero de Monopoly, se podría hacer, pero estamos hablando de sangrar al Estado con dinero que NO TIENE. Helen Mack ha tenido una brillante carrera como activista, y defensora de los derechos humanos. Como es posible que no se de cuenta que es absurdo aceptar semejante carga monetaria para un país como el nuestro. Y pregunto de nuevo, ¿con qué parámetros deciden la cifras que asignan en las sentencias? Dudo que las víctimas hubieran podido producir semejante cantidad en vida, si lo calculan como hacen las aseguradoras. Todavía si fueran 10 millones de Quetzales, pero Dólares? Estamos hablando de aproximadamente 75 millones de Quetzales por cabeza. Por favor, que alguien me diga si esto tiene sentido.

Si es imposible dejar de perseguir a los militares, pues que persigan también a los guerrilleros. Todos por igual, si tanta es la gana. Basta con esta hipocresía. Pero con los pies en la tierra, con metas lógicas y factibles, y sin sangrar a Guatemala. El dinero no viene impreso porque sí, viene de los impuestos que pagamos, aunque el Embajador de los Estados Unidos diga que no pagamos suficientes impuestos. Quisiera verlo vivir como hacen infinidad de familias, de su sueldo bien ganado, haciendo miles de sacrificios para comerse su tamalito esta Navidad. Impuestos pagamos todos los que trabajamos. Impuestos pagamos los que dan trabajo y los que tenemos la suerte de recibir un salario. Impuestos pagan quienes tienen un carro, una casa o cualquier propiedad. Impuestos pagamos en suma, toda la gente productiva del país. Y ahora debemos compensar supuestas víctimas de la guerra, y seguir compensando a los tantos otros que han ganado casos anteriormente. Y para rematarla, ¡cantidades obscenas y fuera de toda lógica!

Me pregunto, cuando terminará este desangrado del Estado. Hasta cuando tendremos que seguir pagando por una guerra que ya nos costó tanto. Creo que mientras lucrar de ella sea el modus vivendi de algunos, los muchos no tendremos mas remedio que calarnos la factura porque de no hacerlo, el Tio Sam nos castigará cual niños mal portados. ¿Que tal si en lugar de pagar indemnizaciones con dinero inexistente se les diera apoyo sin costo para que logren salir adelante y sentirse autosuficientes y productivos? En lugar de paternalismos absurdos la Licda. Mack debiera insistir en mayores beneficios para ayudar a esas familias a salir adelante honrablemente. En lugar de subsidios se les debiera de dar incentivos, que si bien serían una forma de privilegio, vendría justificada sin sangrar al Estado. Estoy segura que sus amigos y fans en Noruega, Suecia etc gustosamente colaborarían para canalizar los fondos por las vías legales y con ellos, compensar a las familias de las víctimas.

La paz jamás se construirá basada en el antagonismo.

“La paz no se escribe con letras de sangre, sino con la inteligencia y el corazón.” Juan Pablo II

Manipulando los derechos humanos

Betty Marroquin
13 de diciembre, 2015

Hendrix no se fumó ese pensamiento. Es así, aunque a muchos les suene iluso y soñador. El problema fundamental que tiene la humanidad es ese amor desmedido por el poder, y sobre todo, por el dinero fácil. Los Derechos Humanos, inalienables e iguales para todo ser humano se han convertido en el arma de castigo de la izquierda con la que pasan facturas a la derecha, en todo el mundo. Patético que en pleno 2015 estemos hablando y viviendo aún las consecuencias de ese antagonismo de guerra fría, que debió morir con la caída del muro de Berlín.

La Declaración Universal de Derechos Humanos parte de la premisa que “la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”. El Artículo 2 claramente estipula que este principio no contempla “distinción alguna”. Es decir, la Declaración otorga los mismos derechos a los verdugos que a sus víctimas ya que se supone que como dijo Theodore Roosevelt “nadie está sobre la Ley, ni por debajo de ella”. Si iniciamos con esa premisa, está claro que los Acuerdos de Paz Libre y Duradera no son más que letra muerta para algunos y una excusa para otros, utilizados a conveniencia. Letra muerta, manipulada, estirada y encogida a conveniencia porque según algunos, sólo los ex guerrilleros tienen derechos, los “defensores” de los derechos humanos de éstos, y todo aquel que simpatice con su ya trillada ideología. ¡Que discurso tan pasado de moda el que tienen!

Se supone que los Acuerdos de Paz fueron creados para “preservar y consolidar la paz”, sin embargo, el abrir campo a la famosa Comisión de la Verdad según pareciera ha dado pie a que sean perseguidos únicamente los abusos y supuestos abusos (porque no todos han sido demostrados y en ese punto hay mucha tela que cortar), cometidos contra la izquierda. Me pregunto, las víctimas de la guerrilla, ¿no cuentan? Y ahora resulta, que además de meter presos a cuanto militar les sea posible, exigen cuantiosos resarcimientos del Estado, que está quebrado.

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Con parámetros fuera de toda lógica, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos decidió que Guatemala está en desacato y desconocimiento de los principios básicos del derecho internacional al reusarse a pagarle US$10 millones (si, diez millones de DOLORES, no Quetzalitos) a las 26 (si, veintiséis) víctimas del caso denominado Diario Militar y por el asesinato de la antropóloga Myrna Mack. Mi punto es simple, si fuera dinero de Monopoly, se podría hacer, pero estamos hablando de sangrar al Estado con dinero que NO TIENE. Helen Mack ha tenido una brillante carrera como activista, y defensora de los derechos humanos. Como es posible que no se de cuenta que es absurdo aceptar semejante carga monetaria para un país como el nuestro. Y pregunto de nuevo, ¿con qué parámetros deciden la cifras que asignan en las sentencias? Dudo que las víctimas hubieran podido producir semejante cantidad en vida, si lo calculan como hacen las aseguradoras. Todavía si fueran 10 millones de Quetzales, pero Dólares? Estamos hablando de aproximadamente 75 millones de Quetzales por cabeza. Por favor, que alguien me diga si esto tiene sentido.

Si es imposible dejar de perseguir a los militares, pues que persigan también a los guerrilleros. Todos por igual, si tanta es la gana. Basta con esta hipocresía. Pero con los pies en la tierra, con metas lógicas y factibles, y sin sangrar a Guatemala. El dinero no viene impreso porque sí, viene de los impuestos que pagamos, aunque el Embajador de los Estados Unidos diga que no pagamos suficientes impuestos. Quisiera verlo vivir como hacen infinidad de familias, de su sueldo bien ganado, haciendo miles de sacrificios para comerse su tamalito esta Navidad. Impuestos pagamos todos los que trabajamos. Impuestos pagamos los que dan trabajo y los que tenemos la suerte de recibir un salario. Impuestos pagan quienes tienen un carro, una casa o cualquier propiedad. Impuestos pagamos en suma, toda la gente productiva del país. Y ahora debemos compensar supuestas víctimas de la guerra, y seguir compensando a los tantos otros que han ganado casos anteriormente. Y para rematarla, ¡cantidades obscenas y fuera de toda lógica!

Me pregunto, cuando terminará este desangrado del Estado. Hasta cuando tendremos que seguir pagando por una guerra que ya nos costó tanto. Creo que mientras lucrar de ella sea el modus vivendi de algunos, los muchos no tendremos mas remedio que calarnos la factura porque de no hacerlo, el Tio Sam nos castigará cual niños mal portados. ¿Que tal si en lugar de pagar indemnizaciones con dinero inexistente se les diera apoyo sin costo para que logren salir adelante y sentirse autosuficientes y productivos? En lugar de paternalismos absurdos la Licda. Mack debiera insistir en mayores beneficios para ayudar a esas familias a salir adelante honrablemente. En lugar de subsidios se les debiera de dar incentivos, que si bien serían una forma de privilegio, vendría justificada sin sangrar al Estado. Estoy segura que sus amigos y fans en Noruega, Suecia etc gustosamente colaborarían para canalizar los fondos por las vías legales y con ellos, compensar a las familias de las víctimas.

La paz jamás se construirá basada en el antagonismo.

“La paz no se escribe con letras de sangre, sino con la inteligencia y el corazón.” Juan Pablo II