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¿Cuál fue la Contribución al Arte de dos Gigantes de la Filosofía?

Redacción República
17 de septiembre, 2017

A continuación, en los dos incisos siguientes veremos cómo dos Gigantes de la Filosofía, Platón y Aristóteles hicieron la diferenciación entre lo que ellos entendían como la combinación de arete y techne, es decir, arte (disciplina con alto dominio de la técnica, en la que profundizamos en el artículo anterior) y arte plástico (“arte imitativo” o mimesis, y comprendía como concepto a la pintura, escultura, música, danza, poesía y arquitectura). Examinemos entonces sus conceptos más relevantes de la estética que profesaron. Aprendamos de estos dos titanes del pensamiento, de cómo y en qué contribuyeron.

1. Mímesis de Platón

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Busto de Platón, copia romana del siglo IV d.C. de un original griego.Palazzo Altemps, Mueseo Pio-Clementino, El Vaticano.

Para lo que Aristóteles definió y desarrolló amplia y claramente como el concepto de techne, Platón, más bien aplicó la palabra de manera popular. En sus Diálogos de Protágoras o de los Sofistas, entre Hipócrates y Sócrates describió el ejercicio de la competencia artística como una sencilla actividad profesional. Pero, su gran crédito es, que, a diferencia de sus antecesores, Platón sí hizo una clara distinción entre el concepto de arte como disciplina profesional y el concepto de arte como lo que hace un pintor, escultor, músico o un poeta. Estos últimos son artistas, pero que se dedican exclusivamente a la creación de semejanzas o apariencias o copias (eikones), se dedican a la “producción de imágenes” (mimesis en griego y latín), es decir, a la “técnica de producir imágenes” (mimetiké). Lo que para nosotros es hoy día el arte visual o bella arte, para Platón fue la (techne de la mimesis), la imitación, lo que fue la base de su estética y gran contribución a la teoría del arte. A parte de la distinción entre techne y mimesis, hizo una segunda distinción entre copia fiel y creatividad, la cual es muy beneficiosa pero muy confusa a la vez cuando la integramos a su teoría cognoscitiva del Idealismo Platónico.

Estudiemos y veamos entonces un poco de su Diálogo entre Teetetes y el Extranjero en El Sofista o del Ser de sus Diálogos.  En la pág.415-16 de la Editorial Purrúa, el Extranjero realiza una siguiente subdivisión, pero ahora, en particular del arte de imitar, lo que significa que clasifica dos diferentes tipos de mímesis:

” -Distingo desde luego en el arte de imitar el de copiar. Copiar es reproducir las proporciones del modelo en longitud latitud y profundidad y además añadir a cada rasgo del dibujo los colores convenientes, de tal manera que la imitación sea perfecta.”

Teetetes le pregunta al Extranjero que, si no es esta última aserción, la que todos los artistas que imitan un objeto hacen y el Extranjero contesta que:

“- No, por lo menos los que ejecutan las grandes obras de pintura y escultura. … . Así nuestros artistas de hoy, sin cuidarse de la verdad, calculan las proporciones de sus figuras teniendo en cuenta, no la realidad, sino la apariencia (eikon).”

No olvidemos que para Platón cualquier objeto de la realidad no existe como tal, no existe como nuestros sentidos lo perciben, ya que lo que vemos es sólo una apariencia derivada de una idea universal que existe fuera de nuestra mente como una forma, es decir que la realidad nunca la conocemos como tal. Y se complica aún más cuando en boca del Extranjero explica lo que significa la imitación, no de una copia idéntica de un modelo original, sino de imágenes producidas con variaciones para no parecerse a dicho modelo:

“- ¿Y cómo llamaremos lo que tiene apariencia de bello, porque en vista de lo bello se ha arreglado la perspectiva, pero que cuando se considera por despacio, sin que no se parece al objeto, cuya imagen representa? Puesto que se parece, sin parecerse realmente, ¿no es un fantasma?”

Teetetes asiente como siempre y el Extranjero continúa:

“- Y el arte que produce, en lugar de una copia fiel, un fantasma, ¿no deberá llamársele con toda propiedad fantasmagoría (phantasmata)?” …”-He aquí las dos especies del arte de hacer imágenes de que yo hablaba: el arte de copiar y la fantasmagoría (phantasmata).

Yo lo interpreto, para poder explicar un poco mejor esta visión platónica de la estética como la mímesis, la “técnica productiva” (poetikai technai) que produce imágenes como parte de la función esencial del arte del poeta, del pintor, del escultor. Es como producir eikones de eikones, una segunda imagen del modelo original, sólo que el segundo, por ser mucho más lejano a la apariencia (que ya está alejada de la realidad de la idea) es como un no existente, un fantasma.

Platón, en realidad desmotivó al ciudadano a acercarse a la poesía imitativa y a todas las artes imitativas en general, a excepción de la escultura, ya que esta última, según él, era la que menos alejaba al espectador de la realidad. Y es precisamente en el Libro X de La República, cuando Glaucón dialoga con Sócrates fundamentándose en su teoría cognoscitiva de las ideas, donde realiza su principal crítica a la poesía y a la pintura en los párrafos 596 a, b, c, d, e, 597 a, e y 598 b,c. Ellos discuten sobre lo que la imitación significa, sobre lo confuso y engañoso que es. Hablan sobre cómo un fabricante de camas, cuando fabrica la cama no hace la esencia en sí, que es la idea misma, no está haciendo nada en realidad, sino que hace una cosa que representa lo real, pero no lo es; es una apariencia que ya es un eikon en sí. Esto quiere decir que Platón cree que lo que la cama, la silla o la mesa del carpintero nos transmite un reflejo o imitación (eikones) de la idea. Esto quiere decir que Platón cree que nuestros sentidos son un espejo de la idea (esencia); que la mente del ser humano percibe una apariencia; la esencia ya es algo incognoscible y mucho menos cognoscible aún es este mundo de apariencias. Es por ello, por lo que Platón no tiene en muy alta estima las artes imitativas, pues como cree que el mundo de las Ideas es el mundo “real” y el mundo “actual” es su imitación imperfecta, considera que la imitación de lo “actual” es falsa, un” fantasma”. El arte imitativo miente.  Un pintor, un poeta crean una especie de segundo mundo que se aleja aún más de la realidad del carpintero, que ya se había alejado de la realidad aparente. Es por ello por lo que Platón pone en boca de sus personajes: “el autor de tragedias, en calidad de imitador, será tercero en la sucesión del rey y de la verdad. Lo mismo sucede con todos los demás imitadores.”

Con respecto al entendimiento de Platón sobre la belleza prefiero hablar poco ya que obviamente también liga dicho concepto al mundo de las Ideas. La Belleza Absoluta existe, según él, como Idea que es Ser en sí misma, y que está más allá de las limitaciones físicas. Y aunque él cree que ésta se manifiesta en la medida, en la proporción, en la simetría y en la armonía de las partes en relación con el todo, liga más la Belleza con lo Bueno, lo cual crea una confusión entre la cualidad física de un objeto como bello y una cualidad moral de lo que para él representaba lo Bueno como Virtud.

Platón, con su gran confusión epistemológica (Idealismo) sobre cómo el hombre llega a estar en contacto con la “no realidad”, es decir, cómo el hombre conoce el mundo de las apariencias (mentiras) y asevera que el artista mimético, lo que crea, son imitaciones de fantasmas. Esta filosofía provocó, lo que casi veinte siglos después se conocen como Arte Moderno. Casi todos los “ismos” abstractos que existen hoy por hoy, incluyendo el “ready-made”, el arte conceptual con sus caprichosas “instalaciones” y “performances”, se inspiraron en él o en filósofos influenciados por él. Veamos a continuación, en el siguiente inciso cómo Aristóteles, en contraposición completa, epistemológica y metafísica, a su gran maestro, facilita entender de manera tan lógica cuál es el propósito fundamental del arte mimético y cómo se alcanza.

1. Poética de Aristóteles

Busto de Aristóteles, Palazzo Altemps, Roma, Italia.

Aristóteles contradijo a su maestro Platón y logró demostrar que la concepción platónica de la realidad es totalmente falsa y por lo tanto su teoría estética inexacta. Analicemos primero lo que dice Aristóteles sobre la ciencia (episteme), la cual califica de conocimiento demostrado sobre las cosas necesarias. Lo que es necesario no puede ser de otra forma de cómo es, pues es metafísico, es decir, determinado por ley natural, la ley de causalidad fundamental derivada de su Ley de Identidad A = A y no puede ser B, la Ley de la No Contradicción.  Aristóteles afirma también que el conocimiento científico es susceptible de ser enseñado y como tal, objeto de ser aprendido. El propósito de la lógica es que el razonamiento corresponda con los hechos, que los refleje fielmente. Para eso se requiere que uno empiece el razonamiento y lo desarrolle a partir de la observación perceptual a través de nuestros cinco sentidos, única fuente de información que disponemos sobre los hechos de la realidad. La lógica define el tipo de procedimientos que uno debe seguir, tanto en la formación de conceptos, la elaboración de juicios o proposiciones, como en las inferencias, para que de esta manera se pueda mantener el razonamiento conectado a la realidad sensible.

Aplicando su entendimiento de razonamiento verdadero que menciona Aristóteles en su definición de arte (arete en la techne) al arte mimético, podemos inferir que arte mimético (arete en la techne de la mimesis) es el razonamiento inteligente, lógico y correcto, puesto en práctica en un proceso de descubrimiento e invención en la creación de imágenes. Su concepto de mimesis nos muestra la manera por la cual la realidad es verdadera para nosotros.  Ahora veremos un poco del porqué y cómo de esta mimesis. Y es su manifiesto filosófico de arte mimético, La Poética, el que debemos proceder a examinar. Aristóteles consideraba que nuestro placer en el arte se debía a ciertas características básicas de la naturaleza humana.  La imitación es algo que el hombre hace naturalmente.  Es también natural que el hombre se deleite con estas imitaciones y la razón por la cual sentimos placer al ver un objeto de arte es que al mismo tiempo estamos aprendiendo algo y dicho aprendizaje es para el hombre uno de los más grandes placeres.  La imitación, en cualquier nivel, siempre nos dará placer porque su propósito es el aprender algo.  El imitar algo es el reconocerlo, identificarlo y aislarlo. El concepto de imitación para Aristóteles era más uno de recreación, el artista imita las cosas como éstas deberían ser, imita las acciones del hombre, sus vicios o sus virtudes, como peores, como semejantes o como mejores.

Aristóteles continuará aplicando la misma definición genérica para la escultura, pintura y poesía que Platón utilizó de arte mimético, la mimesis, la producción de imágenes. Pero el discípulo logró corregir con su teoría cognoscitiva lógica, en contraposición al Idealismo de su maestro, lo que hace la comprensión y aplicación del término artes miméticas, tener una claridad mucho mayor. Y ya que su obra de la Poética está dedicada, en un mucho mayor porcentaje a la literatura y en uno menor a la pintura, deberemos extraer ciertos principios universales de su visión estética para poderlos aplicar de manera inteligente y universal con las otras artes miméticas. Para él la poesía como creación artística es imitación. Y muy fundamentalmente se centró en el efecto que debía provocar ésta en el ser humano; una sensación de placer, como un hechizo o una tremenda sorpresa dramática, que cuando es trágica es más intensa. Su catarsis (kátharsis), es como un efecto purificador y liberador provocado por emociones muy intensas de horror, compasión y admiración. Es lo que casi dos mil años después Ayn Rand denominaría como el Sentido de Vida en el Arte, pero de una manera mucho más amplia y evolucionada.  Es de esta manera que Aristóteles entendía, lo que debía provocar el género literario de la tragedia griega en la persona. Y este efecto catártico debía sentirse de igual forma en la escultura y la pintura. La mente y el cuerpo servirían como un filtro purificador.

En el arte mimético, el arte de la imitación es la producción de la imagen de una acción, una acción que es seria y completa por parte del artista vistiendo a los caracteres, a los protagonistas de la obra de arte. La imitación de dicha acción representa dos aspectos fundamentales:

“Dos son las causas de las acciones: la manera de pensar y el carácter, y según éstas tienen éxito o fracasan todos.”

[Aristóteles, Poética, VI. 1450a pág.48]

En la tragedia griega, la acción es representada en el argumento, en la composición de los hechos y en la escultura y pintura también, a veces a través de la utilización de un símbolo prestado (ya sabe uno qué acción realizó el personaje), como la representación de un héroe de la mitología o un villano que triunfó o fracasó en una batalla campal de la historia. Figuras, cuyas historias ya fueron contadas en la literatura, poesía o tragedia o de relatos reales. El carácter se representará, dice Aristóteles, en las cualidades que los caracteres tengan, “carácter es aquello que manifiesta la decisión…”.

Es así como el autor de La Poética afirma que el artista representará su manera de pensar, cómo él ve la vida, a través de las acciones de los caracteres en su literatura y a través de las acciones y decisiones, que los pintores y escultores plasman en las figuras humanas que pintan y esculpen. A esta caracterización de la acción de los personajes en la tragedia y artes miméticas griegas es a lo que Ayn Rand llamará juicios de valor-metafísicos del artista veinte siglos después, lo cual estudiaremos con mucho mayor profundidad en el siguiente artículo. Aristóteles afirma que este es uno de los principales fines del arte mimético. A continuación, podremos disfrutar un ejemplo muy ilustrativo de la representación de acciones en los caracteres y también efectos de la catarsis con la bellísima colección de esculturas de la Escuela de Pérgamo (escuela helenística) de Los Galos Moribundos. Y aunque la identidad del escultor se desconoce, algunos estudiosos sugieren que el autor podría haber sido Epígonas, el escultor oficial del rey Atalo I. Dicho monarca ordenó un conjunto formado por seis esculturas cerca del 233 a.C. para conmemorar sus victorias bélicas en contra de los gálatas, que eran grupos provenientes de la Galia, que se asentaron en Asia Menor. Es un tema extremadamente dramático y trágico, que nos provoca una catarsis tan intensa cuando el Gálata está accionando la muerte de su esposa, la mata para que no sea esclavizada por Átalo; y luego el Galo dirige su mirada al enemigo y se suicida. De esta manera se representaba que los griegos habían tenido una gran victoria con un enemigo digno. A lado de este conjunto escultórico existen otros seis Galos Moribundos.

El Gálata Ludovisi, original helenístico de 211 cm de altura. Siglo II a.C. Museo Nacional Romano del Palacio Altemps, Roma.

Con respecto al concepto de belleza Aristóteles la separa de lo bueno y la relaciona con la perfección matemática y geométrica de la forma. También habla de que la belleza contribuye a la claridad de expresión, ayuda al mejor entendimiento y comprensión de la obra:

“Ahora como lo bueno y lo bello son diferentes (porque el primero siempre implica conducta como su materia, mientras que la belleza se encuentra también en las cosas inmóviles), aquellos que afirman que las ciencias matemáticas no dicen nada acerca de la belleza o de lo bueno están errados. Porque estas ciencias dicen y prueban mucho de ellas; si no las mencionan explícitamente, pero prueban atributos que son sus resultados o sus definiciones, no es cierto decir que no nos dicen nada de ellas. Los componentes principales de la belleza son orden y simetría y definición, que demuestran en un grado especial las ciencias matemáticas.”   

[Aristóteles, Metafísica, 1078a, 30]                                    

Luego de varios siglos de oscurantismo y letargo intelectual, es gracias a Aristóteles, a su redescubrimiento intelectual por parte de Santo Tomás de Aquino, que el Renacimiento del Humanismo Griego en Italia vuelve a nacer. Y salvará con esta intensísima luz que su magnífico pensamiento lógico porta, alumbrando en las tinieblas de la irracionalidad, para lograr generar el magnífico movimiento estético de las Bellas Artes en la Ilustración, que a continuación abordaré.

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¿Cuál fue la Contribución al Arte de dos Gigantes de la Filosofía?

Redacción República
17 de septiembre, 2017

A continuación, en los dos incisos siguientes veremos cómo dos Gigantes de la Filosofía, Platón y Aristóteles hicieron la diferenciación entre lo que ellos entendían como la combinación de arete y techne, es decir, arte (disciplina con alto dominio de la técnica, en la que profundizamos en el artículo anterior) y arte plástico (“arte imitativo” o mimesis, y comprendía como concepto a la pintura, escultura, música, danza, poesía y arquitectura). Examinemos entonces sus conceptos más relevantes de la estética que profesaron. Aprendamos de estos dos titanes del pensamiento, de cómo y en qué contribuyeron.

1. Mímesis de Platón

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Busto de Platón, copia romana del siglo IV d.C. de un original griego.Palazzo Altemps, Mueseo Pio-Clementino, El Vaticano.

Para lo que Aristóteles definió y desarrolló amplia y claramente como el concepto de techne, Platón, más bien aplicó la palabra de manera popular. En sus Diálogos de Protágoras o de los Sofistas, entre Hipócrates y Sócrates describió el ejercicio de la competencia artística como una sencilla actividad profesional. Pero, su gran crédito es, que, a diferencia de sus antecesores, Platón sí hizo una clara distinción entre el concepto de arte como disciplina profesional y el concepto de arte como lo que hace un pintor, escultor, músico o un poeta. Estos últimos son artistas, pero que se dedican exclusivamente a la creación de semejanzas o apariencias o copias (eikones), se dedican a la “producción de imágenes” (mimesis en griego y latín), es decir, a la “técnica de producir imágenes” (mimetiké). Lo que para nosotros es hoy día el arte visual o bella arte, para Platón fue la (techne de la mimesis), la imitación, lo que fue la base de su estética y gran contribución a la teoría del arte. A parte de la distinción entre techne y mimesis, hizo una segunda distinción entre copia fiel y creatividad, la cual es muy beneficiosa pero muy confusa a la vez cuando la integramos a su teoría cognoscitiva del Idealismo Platónico.

Estudiemos y veamos entonces un poco de su Diálogo entre Teetetes y el Extranjero en El Sofista o del Ser de sus Diálogos.  En la pág.415-16 de la Editorial Purrúa, el Extranjero realiza una siguiente subdivisión, pero ahora, en particular del arte de imitar, lo que significa que clasifica dos diferentes tipos de mímesis:

” -Distingo desde luego en el arte de imitar el de copiar. Copiar es reproducir las proporciones del modelo en longitud latitud y profundidad y además añadir a cada rasgo del dibujo los colores convenientes, de tal manera que la imitación sea perfecta.”

Teetetes le pregunta al Extranjero que, si no es esta última aserción, la que todos los artistas que imitan un objeto hacen y el Extranjero contesta que:

“- No, por lo menos los que ejecutan las grandes obras de pintura y escultura. … . Así nuestros artistas de hoy, sin cuidarse de la verdad, calculan las proporciones de sus figuras teniendo en cuenta, no la realidad, sino la apariencia (eikon).”

No olvidemos que para Platón cualquier objeto de la realidad no existe como tal, no existe como nuestros sentidos lo perciben, ya que lo que vemos es sólo una apariencia derivada de una idea universal que existe fuera de nuestra mente como una forma, es decir que la realidad nunca la conocemos como tal. Y se complica aún más cuando en boca del Extranjero explica lo que significa la imitación, no de una copia idéntica de un modelo original, sino de imágenes producidas con variaciones para no parecerse a dicho modelo:

“- ¿Y cómo llamaremos lo que tiene apariencia de bello, porque en vista de lo bello se ha arreglado la perspectiva, pero que cuando se considera por despacio, sin que no se parece al objeto, cuya imagen representa? Puesto que se parece, sin parecerse realmente, ¿no es un fantasma?”

Teetetes asiente como siempre y el Extranjero continúa:

“- Y el arte que produce, en lugar de una copia fiel, un fantasma, ¿no deberá llamársele con toda propiedad fantasmagoría (phantasmata)?” …”-He aquí las dos especies del arte de hacer imágenes de que yo hablaba: el arte de copiar y la fantasmagoría (phantasmata).

Yo lo interpreto, para poder explicar un poco mejor esta visión platónica de la estética como la mímesis, la “técnica productiva” (poetikai technai) que produce imágenes como parte de la función esencial del arte del poeta, del pintor, del escultor. Es como producir eikones de eikones, una segunda imagen del modelo original, sólo que el segundo, por ser mucho más lejano a la apariencia (que ya está alejada de la realidad de la idea) es como un no existente, un fantasma.

Platón, en realidad desmotivó al ciudadano a acercarse a la poesía imitativa y a todas las artes imitativas en general, a excepción de la escultura, ya que esta última, según él, era la que menos alejaba al espectador de la realidad. Y es precisamente en el Libro X de La República, cuando Glaucón dialoga con Sócrates fundamentándose en su teoría cognoscitiva de las ideas, donde realiza su principal crítica a la poesía y a la pintura en los párrafos 596 a, b, c, d, e, 597 a, e y 598 b,c. Ellos discuten sobre lo que la imitación significa, sobre lo confuso y engañoso que es. Hablan sobre cómo un fabricante de camas, cuando fabrica la cama no hace la esencia en sí, que es la idea misma, no está haciendo nada en realidad, sino que hace una cosa que representa lo real, pero no lo es; es una apariencia que ya es un eikon en sí. Esto quiere decir que Platón cree que lo que la cama, la silla o la mesa del carpintero nos transmite un reflejo o imitación (eikones) de la idea. Esto quiere decir que Platón cree que nuestros sentidos son un espejo de la idea (esencia); que la mente del ser humano percibe una apariencia; la esencia ya es algo incognoscible y mucho menos cognoscible aún es este mundo de apariencias. Es por ello, por lo que Platón no tiene en muy alta estima las artes imitativas, pues como cree que el mundo de las Ideas es el mundo “real” y el mundo “actual” es su imitación imperfecta, considera que la imitación de lo “actual” es falsa, un” fantasma”. El arte imitativo miente.  Un pintor, un poeta crean una especie de segundo mundo que se aleja aún más de la realidad del carpintero, que ya se había alejado de la realidad aparente. Es por ello por lo que Platón pone en boca de sus personajes: “el autor de tragedias, en calidad de imitador, será tercero en la sucesión del rey y de la verdad. Lo mismo sucede con todos los demás imitadores.”

Con respecto al entendimiento de Platón sobre la belleza prefiero hablar poco ya que obviamente también liga dicho concepto al mundo de las Ideas. La Belleza Absoluta existe, según él, como Idea que es Ser en sí misma, y que está más allá de las limitaciones físicas. Y aunque él cree que ésta se manifiesta en la medida, en la proporción, en la simetría y en la armonía de las partes en relación con el todo, liga más la Belleza con lo Bueno, lo cual crea una confusión entre la cualidad física de un objeto como bello y una cualidad moral de lo que para él representaba lo Bueno como Virtud.

Platón, con su gran confusión epistemológica (Idealismo) sobre cómo el hombre llega a estar en contacto con la “no realidad”, es decir, cómo el hombre conoce el mundo de las apariencias (mentiras) y asevera que el artista mimético, lo que crea, son imitaciones de fantasmas. Esta filosofía provocó, lo que casi veinte siglos después se conocen como Arte Moderno. Casi todos los “ismos” abstractos que existen hoy por hoy, incluyendo el “ready-made”, el arte conceptual con sus caprichosas “instalaciones” y “performances”, se inspiraron en él o en filósofos influenciados por él. Veamos a continuación, en el siguiente inciso cómo Aristóteles, en contraposición completa, epistemológica y metafísica, a su gran maestro, facilita entender de manera tan lógica cuál es el propósito fundamental del arte mimético y cómo se alcanza.

1. Poética de Aristóteles

Busto de Aristóteles, Palazzo Altemps, Roma, Italia.

Aristóteles contradijo a su maestro Platón y logró demostrar que la concepción platónica de la realidad es totalmente falsa y por lo tanto su teoría estética inexacta. Analicemos primero lo que dice Aristóteles sobre la ciencia (episteme), la cual califica de conocimiento demostrado sobre las cosas necesarias. Lo que es necesario no puede ser de otra forma de cómo es, pues es metafísico, es decir, determinado por ley natural, la ley de causalidad fundamental derivada de su Ley de Identidad A = A y no puede ser B, la Ley de la No Contradicción.  Aristóteles afirma también que el conocimiento científico es susceptible de ser enseñado y como tal, objeto de ser aprendido. El propósito de la lógica es que el razonamiento corresponda con los hechos, que los refleje fielmente. Para eso se requiere que uno empiece el razonamiento y lo desarrolle a partir de la observación perceptual a través de nuestros cinco sentidos, única fuente de información que disponemos sobre los hechos de la realidad. La lógica define el tipo de procedimientos que uno debe seguir, tanto en la formación de conceptos, la elaboración de juicios o proposiciones, como en las inferencias, para que de esta manera se pueda mantener el razonamiento conectado a la realidad sensible.

Aplicando su entendimiento de razonamiento verdadero que menciona Aristóteles en su definición de arte (arete en la techne) al arte mimético, podemos inferir que arte mimético (arete en la techne de la mimesis) es el razonamiento inteligente, lógico y correcto, puesto en práctica en un proceso de descubrimiento e invención en la creación de imágenes. Su concepto de mimesis nos muestra la manera por la cual la realidad es verdadera para nosotros.  Ahora veremos un poco del porqué y cómo de esta mimesis. Y es su manifiesto filosófico de arte mimético, La Poética, el que debemos proceder a examinar. Aristóteles consideraba que nuestro placer en el arte se debía a ciertas características básicas de la naturaleza humana.  La imitación es algo que el hombre hace naturalmente.  Es también natural que el hombre se deleite con estas imitaciones y la razón por la cual sentimos placer al ver un objeto de arte es que al mismo tiempo estamos aprendiendo algo y dicho aprendizaje es para el hombre uno de los más grandes placeres.  La imitación, en cualquier nivel, siempre nos dará placer porque su propósito es el aprender algo.  El imitar algo es el reconocerlo, identificarlo y aislarlo. El concepto de imitación para Aristóteles era más uno de recreación, el artista imita las cosas como éstas deberían ser, imita las acciones del hombre, sus vicios o sus virtudes, como peores, como semejantes o como mejores.

Aristóteles continuará aplicando la misma definición genérica para la escultura, pintura y poesía que Platón utilizó de arte mimético, la mimesis, la producción de imágenes. Pero el discípulo logró corregir con su teoría cognoscitiva lógica, en contraposición al Idealismo de su maestro, lo que hace la comprensión y aplicación del término artes miméticas, tener una claridad mucho mayor. Y ya que su obra de la Poética está dedicada, en un mucho mayor porcentaje a la literatura y en uno menor a la pintura, deberemos extraer ciertos principios universales de su visión estética para poderlos aplicar de manera inteligente y universal con las otras artes miméticas. Para él la poesía como creación artística es imitación. Y muy fundamentalmente se centró en el efecto que debía provocar ésta en el ser humano; una sensación de placer, como un hechizo o una tremenda sorpresa dramática, que cuando es trágica es más intensa. Su catarsis (kátharsis), es como un efecto purificador y liberador provocado por emociones muy intensas de horror, compasión y admiración. Es lo que casi dos mil años después Ayn Rand denominaría como el Sentido de Vida en el Arte, pero de una manera mucho más amplia y evolucionada.  Es de esta manera que Aristóteles entendía, lo que debía provocar el género literario de la tragedia griega en la persona. Y este efecto catártico debía sentirse de igual forma en la escultura y la pintura. La mente y el cuerpo servirían como un filtro purificador.

En el arte mimético, el arte de la imitación es la producción de la imagen de una acción, una acción que es seria y completa por parte del artista vistiendo a los caracteres, a los protagonistas de la obra de arte. La imitación de dicha acción representa dos aspectos fundamentales:

“Dos son las causas de las acciones: la manera de pensar y el carácter, y según éstas tienen éxito o fracasan todos.”

[Aristóteles, Poética, VI. 1450a pág.48]

En la tragedia griega, la acción es representada en el argumento, en la composición de los hechos y en la escultura y pintura también, a veces a través de la utilización de un símbolo prestado (ya sabe uno qué acción realizó el personaje), como la representación de un héroe de la mitología o un villano que triunfó o fracasó en una batalla campal de la historia. Figuras, cuyas historias ya fueron contadas en la literatura, poesía o tragedia o de relatos reales. El carácter se representará, dice Aristóteles, en las cualidades que los caracteres tengan, “carácter es aquello que manifiesta la decisión…”.

Es así como el autor de La Poética afirma que el artista representará su manera de pensar, cómo él ve la vida, a través de las acciones de los caracteres en su literatura y a través de las acciones y decisiones, que los pintores y escultores plasman en las figuras humanas que pintan y esculpen. A esta caracterización de la acción de los personajes en la tragedia y artes miméticas griegas es a lo que Ayn Rand llamará juicios de valor-metafísicos del artista veinte siglos después, lo cual estudiaremos con mucho mayor profundidad en el siguiente artículo. Aristóteles afirma que este es uno de los principales fines del arte mimético. A continuación, podremos disfrutar un ejemplo muy ilustrativo de la representación de acciones en los caracteres y también efectos de la catarsis con la bellísima colección de esculturas de la Escuela de Pérgamo (escuela helenística) de Los Galos Moribundos. Y aunque la identidad del escultor se desconoce, algunos estudiosos sugieren que el autor podría haber sido Epígonas, el escultor oficial del rey Atalo I. Dicho monarca ordenó un conjunto formado por seis esculturas cerca del 233 a.C. para conmemorar sus victorias bélicas en contra de los gálatas, que eran grupos provenientes de la Galia, que se asentaron en Asia Menor. Es un tema extremadamente dramático y trágico, que nos provoca una catarsis tan intensa cuando el Gálata está accionando la muerte de su esposa, la mata para que no sea esclavizada por Átalo; y luego el Galo dirige su mirada al enemigo y se suicida. De esta manera se representaba que los griegos habían tenido una gran victoria con un enemigo digno. A lado de este conjunto escultórico existen otros seis Galos Moribundos.

El Gálata Ludovisi, original helenístico de 211 cm de altura. Siglo II a.C. Museo Nacional Romano del Palacio Altemps, Roma.

Con respecto al concepto de belleza Aristóteles la separa de lo bueno y la relaciona con la perfección matemática y geométrica de la forma. También habla de que la belleza contribuye a la claridad de expresión, ayuda al mejor entendimiento y comprensión de la obra:

“Ahora como lo bueno y lo bello son diferentes (porque el primero siempre implica conducta como su materia, mientras que la belleza se encuentra también en las cosas inmóviles), aquellos que afirman que las ciencias matemáticas no dicen nada acerca de la belleza o de lo bueno están errados. Porque estas ciencias dicen y prueban mucho de ellas; si no las mencionan explícitamente, pero prueban atributos que son sus resultados o sus definiciones, no es cierto decir que no nos dicen nada de ellas. Los componentes principales de la belleza son orden y simetría y definición, que demuestran en un grado especial las ciencias matemáticas.”   

[Aristóteles, Metafísica, 1078a, 30]                                    

Luego de varios siglos de oscurantismo y letargo intelectual, es gracias a Aristóteles, a su redescubrimiento intelectual por parte de Santo Tomás de Aquino, que el Renacimiento del Humanismo Griego en Italia vuelve a nacer. Y salvará con esta intensísima luz que su magnífico pensamiento lógico porta, alumbrando en las tinieblas de la irracionalidad, para lograr generar el magnífico movimiento estético de las Bellas Artes en la Ilustración, que a continuación abordaré.