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La dictadura en Nicaragua

María Dolores Arias
24 de abril, 2018

Las protestas en contra del gobierno del presidente, Daniel Ortega, y su esposa Rosario Murillo, vicepresidente de Nicaragua durante la semana pasada y este fin de semana, son, desafortunadamente, la consecuencia de un sistema totalitario en el que el abuso de poder han sido la constante.

Los anuncios de la reforma al sistema de seguridad social nicaragüense y el descuento a los jubilados, que desataron las protestas de los estudiantes, son sólo una parte muy pequeña del problema de fondo.  El gobierno, o deberíamos decir cuasi-monarquía, de Ortega con más de once años en el poder, en aparentes elecciones libres, han sido suficientes para conformar el andamiaje que le permite mantenerse en el poder y abusar del mismo a su sabor y antojo.

El modelo socialista de Ortega, similar al de Hugo Chávez, ha consistido en minar las instituciones que sirven de pesos y contrapesos, modificar la Constitución para perpetuarse en el poder, concentrar el poder en el presidente, censurar a los medios de comunicación, utilizar el dinero de los tributarios para repartirlo entre sus partidarios, así como repartir privilegios a algunos mercantilistas o permisos para tenerlos como aliados o “socios” en sus operaciones en el país.

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Ortega como buen discípulo de Chávez, logró modificar la Constitución y obtener cada vez más poder de forma democrática. Fueron las masas compradas o convencidas quienes votaron por eliminar el artículo que impedía la reelección, autorizar a los militares en activo a ocupar cargos en el Gobierno ¿acaso para asegurarse la lealtad del ejército?

Además, de forma democrática, Ortega consiguió que se modificará la Constitución para que pudiera gobernar por decreto con fuerza de ley ¿algún parecido con la Ley Habilitante en Venezuela? ¿será coincidencia?, así comoimponer y modificar los tributos, tal como lo hizo en las reformas que se vio obligado a dar marcha atrás.

La ingenuidad de algunos al creer las promesas de Ortega, olvidando que a cualquier político se le debe limitar el poder; la conveniencia de otros que hicieron negocios bajo su protección o permiso, creyendo que se puede negociar con los depredadores fueron útiles para los propósitos dictatoriales de los Ortega-Murillo.

La situación actual en Nicaragua es delicada, hasta el momento se hablaba de más de veinte personas asesinadasdurante las protestas, en su mayoría estudiantes. El gobierno de Ortega después de las balas y represión ofrece dialogar, quienes protestan exigen que cese la represión, que liberen a los detenidos y se respete la libertad de expresión, hay quienes van más allá al exigir la renuncia de los Ortega-Murillo.

La salida a esta situación se ve muy difícil, en especial cuando no existen mecanismos para limitar el abuso del poder, cuando no hay instituciones sólidas e independientes que sirvan de contrapesos, cuando el sistema ha sido diseñado democráticamente para sostener una dictadura.

Las ideas que predominen en Nicaragua serán cruciales en este momento, los jóvenes con su energía están empujando un cambio sin embargo si no tienen las ideas claras serán “carne de cañón” de políticos oportunistas. Ojalá por su propio bien y el de todos, comprendan que la Constitución debe servirles para protegerlos del poder del gobierno; es decir, limitar el poder de los políticos.

Es importante aclararnos las ideas, comprender que son las ideas de la Libertad, expresadas en una República las que servirán como dique de contención a las ambiciones de “dictadorzuelos” que abundan en nuestra región.

@Md30

Facebook.com/Mda30

Repúblic es ajena a la opinión expresada en este artículo

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24 de abril, 2018

Las protestas en contra del gobierno del presidente, Daniel Ortega, y su esposa Rosario Murillo, vicepresidente de Nicaragua durante la semana pasada y este fin de semana, son, desafortunadamente, la consecuencia de un sistema totalitario en el que el abuso de poder han sido la constante.

Los anuncios de la reforma al sistema de seguridad social nicaragüense y el descuento a los jubilados, que desataron las protestas de los estudiantes, son sólo una parte muy pequeña del problema de fondo.  El gobierno, o deberíamos decir cuasi-monarquía, de Ortega con más de once años en el poder, en aparentes elecciones libres, han sido suficientes para conformar el andamiaje que le permite mantenerse en el poder y abusar del mismo a su sabor y antojo.

El modelo socialista de Ortega, similar al de Hugo Chávez, ha consistido en minar las instituciones que sirven de pesos y contrapesos, modificar la Constitución para perpetuarse en el poder, concentrar el poder en el presidente, censurar a los medios de comunicación, utilizar el dinero de los tributarios para repartirlo entre sus partidarios, así como repartir privilegios a algunos mercantilistas o permisos para tenerlos como aliados o “socios” en sus operaciones en el país.

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Ortega como buen discípulo de Chávez, logró modificar la Constitución y obtener cada vez más poder de forma democrática. Fueron las masas compradas o convencidas quienes votaron por eliminar el artículo que impedía la reelección, autorizar a los militares en activo a ocupar cargos en el Gobierno ¿acaso para asegurarse la lealtad del ejército?

Además, de forma democrática, Ortega consiguió que se modificará la Constitución para que pudiera gobernar por decreto con fuerza de ley ¿algún parecido con la Ley Habilitante en Venezuela? ¿será coincidencia?, así comoimponer y modificar los tributos, tal como lo hizo en las reformas que se vio obligado a dar marcha atrás.

La ingenuidad de algunos al creer las promesas de Ortega, olvidando que a cualquier político se le debe limitar el poder; la conveniencia de otros que hicieron negocios bajo su protección o permiso, creyendo que se puede negociar con los depredadores fueron útiles para los propósitos dictatoriales de los Ortega-Murillo.

La situación actual en Nicaragua es delicada, hasta el momento se hablaba de más de veinte personas asesinadasdurante las protestas, en su mayoría estudiantes. El gobierno de Ortega después de las balas y represión ofrece dialogar, quienes protestan exigen que cese la represión, que liberen a los detenidos y se respete la libertad de expresión, hay quienes van más allá al exigir la renuncia de los Ortega-Murillo.

La salida a esta situación se ve muy difícil, en especial cuando no existen mecanismos para limitar el abuso del poder, cuando no hay instituciones sólidas e independientes que sirvan de contrapesos, cuando el sistema ha sido diseñado democráticamente para sostener una dictadura.

Las ideas que predominen en Nicaragua serán cruciales en este momento, los jóvenes con su energía están empujando un cambio sin embargo si no tienen las ideas claras serán “carne de cañón” de políticos oportunistas. Ojalá por su propio bien y el de todos, comprendan que la Constitución debe servirles para protegerlos del poder del gobierno; es decir, limitar el poder de los políticos.

Es importante aclararnos las ideas, comprender que son las ideas de la Libertad, expresadas en una República las que servirán como dique de contención a las ambiciones de “dictadorzuelos” que abundan en nuestra región.

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Repúblic es ajena a la opinión expresada en este artículo