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Carolina Castellanos
31 de mayo, 2018

Terrible título para un artículo de opinión.  La RAE define a lo malo como de valor negativo, que se opone a la lógica y a la moral, desagradable, doloroso, desfavorable.  Todos,términos que conducen a la falta de esperanza en que algo bueno pueda suceder o siquiera existir.

Lamentablemente, estas últimas semanas han sido especialmente dedicadas a ejercer maldad por parte dequienes, por ahora, ostentan el poder de las cortes, de los tribunales de justicia, de quienes juraron obedecer la ley y hacerla cumplir.

Empezando por un resarcimiento infame, producto de infinitos cabildeos por parte de quienes viven de obtener el dinero de otros bajo la cobija de una “causa justa”, hasta la prohibición al Presidente de sacar de Guatemala a cualquier diplomático que se exceda en sus funciones, critique, insulte, haga o diga cualquier cosa que va en contra de Guatemala.  El peor funcionario que ha desfilado por las filas de la burocracia, Jordán Rodas, sigue haciendo política destructiva para figurar como el salvador del pueblo, viendo solo a la izquierda de la vida.

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Peor aún, la “máxima corte”, que también se ha dedicado a destruir al país, de igual forma ve hacia el lado izquierdo, donde “casualmente” abunda el dinero ajeno y sobran las “causas justas” bajo temas “de moda”, inventados por los oportunistas de Naciones Unidas para justificar sus jugosos salarios y tirar a la basura cientos de miles de millones de dólares y euros para defenderlas.

Mientras tanto, una mujer que vive en San Juan Sacatepéquez con su familia, se ve obligada a vivir de la venta de servilletas típicas, o mantelitos, y subsistir con Q10 diarios, mientras su esposo es obligado a hacer guardia en la carretera para que no pasen los camiones de la mina y se interrumpa la construcción del anillo periférico, por parte de Cementos Progreso.  Otra familia, en esa misma localidad, vive con el dolor del asesinato de siete de sus miembros, mientras el autor de tal masacre vive libre, organizando marchas y protestas, y comprando carros y casas con el dinero de la cooperación internacional.

La “máxima corte” prohíbe de inmediato al Presidente sacar del país a un vividor como los que ocasionan lo que describí en el párrafo anterior, solo que éste se viste de diplomático y es “canchito”.  Pero es incapaz de resolver el empleo de más de 1,700 personas que volvieron a vivir en la pobreza en San Rafael las Flores, pues ya pasó casi un año desde que ordenó el cierre de la mina San Rafael. Quienes viven allí empezaban a tener una vida digna, mejor educación para los hijos, mejores viviendas, aunque sencillas, y acceso a servicios de salud.  Hoy, algunas cosas permanecen, otras han desaparecido. Pero es más importante ver hacia la izquierda, escoger una de esas “causas justas”, hacerla propia y recibir los millones de euros para obtener “justicia”.  ¿Es justo dejar en la pobreza y en la miseria a tantísima gente, todo por dinero?

Es fácil ignorar tanta pobreza cuando se tiene de todo, cuando el poder está en las manos, cuando el dinero compra casi cualquier cosa.  Es ventajoso ver hacia el lado izquierdo, pues se usa esa visión para utilizar a la maldad como justicia.

Me pregunto si todo esto tiene solución.  Creo que es imposible transformar a personas que viven embriagadas de poder y dinero, especialmente cuando la “comunidad internacional” las reconoce, las felicita, las honra y las motiva, con más dinero, a continuar.

Los buenos somos la mayoría de guatemaltecos, pero muchos se sienten incapaces mientras otros prefieren mantenerse al margen porque no es asunto de ellos. Habrá otros que creen que defender esas “causas justas” es bueno, pero dejan de ver todo el trasfondo detrás de esto. Muchos otros migran hacia el norte, arriesgando su vida, en la búsqueda de una vida mejor.  La mayoría se mantiene sobreviviendo, sea en el altiplano o en la ciudad de Guatemala, sea con una casa de láminas o con una de cemento de dos niveles.

¿Nos vamos a conformar con sobrevivir y seguir “esperando” a que todo mejore? ¿Creemos que nuestro negocio ya va a empezar a mejorar y tener más ventas porque se está haciendo una justicia vengativa, financiada y dirigida desde fuera de nuestras fronteras?

¿Hasta cuándo vamos a dejar de sobrevivir y empezar a prosperar? Yo sí creo que es posible luchar contra esta maldad, prosperar y vivir felices.  Pero eso no sucederá solo.  Necesita del esfuerzo de toda esa mayoría de buenos guatemaltecos. ¿Cómo? Infórmese y luego pronúnciese en contra de lo que le parezca injusto, exija que haya una verdadera justicia, pronta y cumplida, luche por lo que quiere y únase a los demás que ya lo estamos haciendo.  Guatemala es de los chapines honestos y trabajadores, no de vividores locales y extranjeros que desean destruir por dinero y poder.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Carolina Castellanos
31 de mayo, 2018

Terrible título para un artículo de opinión.  La RAE define a lo malo como de valor negativo, que se opone a la lógica y a la moral, desagradable, doloroso, desfavorable.  Todos,términos que conducen a la falta de esperanza en que algo bueno pueda suceder o siquiera existir.

Lamentablemente, estas últimas semanas han sido especialmente dedicadas a ejercer maldad por parte dequienes, por ahora, ostentan el poder de las cortes, de los tribunales de justicia, de quienes juraron obedecer la ley y hacerla cumplir.

Empezando por un resarcimiento infame, producto de infinitos cabildeos por parte de quienes viven de obtener el dinero de otros bajo la cobija de una “causa justa”, hasta la prohibición al Presidente de sacar de Guatemala a cualquier diplomático que se exceda en sus funciones, critique, insulte, haga o diga cualquier cosa que va en contra de Guatemala.  El peor funcionario que ha desfilado por las filas de la burocracia, Jordán Rodas, sigue haciendo política destructiva para figurar como el salvador del pueblo, viendo solo a la izquierda de la vida.

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Peor aún, la “máxima corte”, que también se ha dedicado a destruir al país, de igual forma ve hacia el lado izquierdo, donde “casualmente” abunda el dinero ajeno y sobran las “causas justas” bajo temas “de moda”, inventados por los oportunistas de Naciones Unidas para justificar sus jugosos salarios y tirar a la basura cientos de miles de millones de dólares y euros para defenderlas.

Mientras tanto, una mujer que vive en San Juan Sacatepéquez con su familia, se ve obligada a vivir de la venta de servilletas típicas, o mantelitos, y subsistir con Q10 diarios, mientras su esposo es obligado a hacer guardia en la carretera para que no pasen los camiones de la mina y se interrumpa la construcción del anillo periférico, por parte de Cementos Progreso.  Otra familia, en esa misma localidad, vive con el dolor del asesinato de siete de sus miembros, mientras el autor de tal masacre vive libre, organizando marchas y protestas, y comprando carros y casas con el dinero de la cooperación internacional.

La “máxima corte” prohíbe de inmediato al Presidente sacar del país a un vividor como los que ocasionan lo que describí en el párrafo anterior, solo que éste se viste de diplomático y es “canchito”.  Pero es incapaz de resolver el empleo de más de 1,700 personas que volvieron a vivir en la pobreza en San Rafael las Flores, pues ya pasó casi un año desde que ordenó el cierre de la mina San Rafael. Quienes viven allí empezaban a tener una vida digna, mejor educación para los hijos, mejores viviendas, aunque sencillas, y acceso a servicios de salud.  Hoy, algunas cosas permanecen, otras han desaparecido. Pero es más importante ver hacia la izquierda, escoger una de esas “causas justas”, hacerla propia y recibir los millones de euros para obtener “justicia”.  ¿Es justo dejar en la pobreza y en la miseria a tantísima gente, todo por dinero?

Es fácil ignorar tanta pobreza cuando se tiene de todo, cuando el poder está en las manos, cuando el dinero compra casi cualquier cosa.  Es ventajoso ver hacia el lado izquierdo, pues se usa esa visión para utilizar a la maldad como justicia.

Me pregunto si todo esto tiene solución.  Creo que es imposible transformar a personas que viven embriagadas de poder y dinero, especialmente cuando la “comunidad internacional” las reconoce, las felicita, las honra y las motiva, con más dinero, a continuar.

Los buenos somos la mayoría de guatemaltecos, pero muchos se sienten incapaces mientras otros prefieren mantenerse al margen porque no es asunto de ellos. Habrá otros que creen que defender esas “causas justas” es bueno, pero dejan de ver todo el trasfondo detrás de esto. Muchos otros migran hacia el norte, arriesgando su vida, en la búsqueda de una vida mejor.  La mayoría se mantiene sobreviviendo, sea en el altiplano o en la ciudad de Guatemala, sea con una casa de láminas o con una de cemento de dos niveles.

¿Nos vamos a conformar con sobrevivir y seguir “esperando” a que todo mejore? ¿Creemos que nuestro negocio ya va a empezar a mejorar y tener más ventas porque se está haciendo una justicia vengativa, financiada y dirigida desde fuera de nuestras fronteras?

¿Hasta cuándo vamos a dejar de sobrevivir y empezar a prosperar? Yo sí creo que es posible luchar contra esta maldad, prosperar y vivir felices.  Pero eso no sucederá solo.  Necesita del esfuerzo de toda esa mayoría de buenos guatemaltecos. ¿Cómo? Infórmese y luego pronúnciese en contra de lo que le parezca injusto, exija que haya una verdadera justicia, pronta y cumplida, luche por lo que quiere y únase a los demás que ya lo estamos haciendo.  Guatemala es de los chapines honestos y trabajadores, no de vividores locales y extranjeros que desean destruir por dinero y poder.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo