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EL MÉTODO LITERARIO DE AYN RAND, 3ra Parte

Warren Orbaugh
20 de junio, 2018

Vimos en mi artículo anterior que Ayn Rand es una novelista Romántico-realista que trajo de vuelta a la literatura los valores y esta tierra al elegir escribir sobre los aspectos más urgentes y fundamentales de nuestra época y usarlos como material en sus novelas, valores que son aplicables a la realidad y que se pueden practicar, por lo que pueden servir de guía al hombre para alcanzar la felicidad y el éxito. Como resultado de esto, sus héroes, predominantemente tienen éxito en sus propias vidas.

Rand sigue la receta aristotélica –que aparece en la Poética y en la Retórica: tómese un personaje con el que pueda identificarse el lector y haga que le ocurran sucesos tales que pase de la felicidad a la infelicidad o viceversa, a través de múltiples peripecias y distintas escenas de reconocimiento. La narrativa debe llevar hasta más allá de todo límite imaginable para que el lector sienta piedad y terror a un tiempo. Cuando la tensión llegue al extremo, haga intervenir un elemento que deshaga el nudo inextricable de los hechos y las consiguientes pasiones. Al final, lo que debe producirse es una catarsis, que haga reflexionar al lector para que encuentre una solución aceptable, coherente con la idea que tenemos del orden lógico o ilógico de los acontecimientos humanos. Para resultar aceptable, la intriga debe ser verosímil, y lo verosímil es la conformidad con un sistema de expectativas compartido habitualmente por el público.

Existen dos interpretaciones del modelo aristotélico en la narrativa: en una la catarsis deshace el nudo de la trama, pero no reconcilia al lector consigo mismo, sino que el desenlace de la historia le plantea nuevos problemas. La trama y el protagonista resulta problemática enfrentando al lector, una vez concluido el libro, a una serie de preguntas sin respuesta, como es el caso de ‘Ideal’ y de ‘Los que Vivimos’. Esta es la novela llamada «problemática».

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En la otra, la trama, al desenredar los nudos, se consuela y nos consuela. Todo termina como pensamos debería acabar reafirmando nuestro sentido de vida, como en ‘Himno’, ‘El Manantial’ y ‘La Rebelión de Atlas’. Esta es la novela llamada «popular», no porque resulte comprensible para el público, sino porque quien fabrica intrigas debe saber qué es lo que su público espera.

Como en toda novela popular, el héroe carismático debe ser una persona que posea un poder del que el lector carece. KayGonda, Kira Argounova, Prometheus, Howard Roark, DagnyTaggart, Hank Rearden, Francisco d´Anconia y John Galt, no son composiciones estadísticas de hombres “como son”. Son proyecciones del hombre como puede y debe ser. Son proyecciones del potencial humano. Al proyectar sus figuras, Rand no pregunta si ¿existen hombres así?, sino que si ¿deberían existir este tipo de hombres?

Entender el principio por el cual crea sus caracteres –héroes y villanos– es esencial para entender su método literario como un todo. Ella explicó esto de la siguiente manera:

“Los lectores me han preguntado si mis caracteres son ‘copias de gente real en la vida pública’ o ‘no del todo seres humanos sino símbolos’. Ninguna de esas es verdad… Lo que hice fue observar la vida real, analizar las razones por las cuales las personas son como son, sacar una abstracción y entonces crear mis propios caracteres a partir de esa abstracción. Mis caracteres son personas en las que se enfocan  ciertos atributos humanos con más precisión y consistencia que en los seres humanos promedio.”

Ya sea que presente a Kira Argounova o a Andrei Taganov oa la camarada Sonia, a Prometheus, a Howard Roark o a Peter Keating, a John Galt o a Wesley Mouch, el principio de caracterización es el mismo: presentar un carácter por medio de esenciales, es decir, enfocarse en las acciones y atributos que manifiestan los valores y premisas del personaje –aquellos valores y premisas que los motivan y dirigen sus elecciones cruciales. Una caracterización exitosa es aquella que distingue a un personaje de todos los demás, y que hace inteligible las causas de sus acciones. Caracterizar por esenciales es enfocarse en lo universal y omitir lo accidental, lo banal, lo trivial, lo irrelevante, lo contingente, y presentar los principios fundamentales que motivan potencialmente a todo hombre.

“Entender una personalidad es como pelar la piel de una cebolla una tras otra. Primero uno entiende la motivación inmediata detrás de sus acciones. Después uno pregunta: ¿Por qué este motivo? Pela otra piel y profundiza en la motivación –hasta que uno llega a pescar los fundamentos de la personalidad. Lo mismo aplica en la caracterización en ficción.” [Ayn Rand. The Art of Fiction. “Characterization”, Penguin, New York, 70].

La caracterización de Howard Roark, por ejemplo, es un retrato individualizado, único e inolvidable por su forma de comportarse, de hablar, por su temperamento, y sin embargo, por sus premisas básicas y fines, escenificados en la oposición que encuentra y en las luchas que libra, proyecta una abstracción eterna: la del innovador independiente eintegridad intransigente, que se encuentra en cualquier profesión y en cualquier época. Normalmente, a un carácter que representa aspectos morales o filosóficos se les llama “arquetipos”, sin embargo a Rand no le satisfacía esta designación:

“Yo me opongo a esa palabra en este contexto, porque un “arquetipo” supone ser una abstracción caminante sin individualidad. El arte (y la dificultad) de la caracterización Romántica es presentar lo arquetípico –aquello que es típico de cualquier individualista como Roark o cualquier actor de segunda mano como Keating– mientras al mismo tiempodándole suficiente detalle específico de tal manera que el carácter nos aparece como este ser humano particular.” [Ayn Rand. The Art of Fiction. Characterization”, Penguin, New York, 74].

Rand dramatiza y hace real la esencia desnuda de Roarkcomo hombre, que consiste en la soberanía de su consciencia, la firmeza de su juicio independiente, la pasión por su trabajo, la disposición a pagar cualquier precio por esa pasión: por su trabajo hecho a su manera. Al presentar a Roark de esta manera y no como un retrato Naturalista cargado de banalidades y trivialidades, lo vemos a él como más real y no como menos. Es más real porque lo vemos en el agudo y penetrante enfoque del propósito estilizado. Roark es un hombre comprometido totalmente con la racionalidad y motivado por una autoestima inviolable, una ambición ilimitada y un amor pasional por la existencia. No le agrega profundidad, sino todo lo contrario, el presentarlo peinándose en la mañana, tomando medicina contra la tos cuando tenga una gripe, yendo al baño a orinar, deteniéndose a platicar con el dependiente cuando compra una libra de café. Aunque todo esto es también parte de la vida, no es lo esencial de ésta. Escribir y caracterizar por medio de esenciales requiere que uno sepa qué es esencial y que es derivativo, que es una causa y cuál es su consecuencia. Al identificar causas uno llega a los principios básicos. Lo que no es esencial se omite, porque tales eventos no son importantes, ni para la trama, ni para el tema, ni para la caracterización de Roark, ni para Roark. El estándar por el cual se selecciona los eventos y peripecias de la novela, es la importancia objetiva y la relevancia al propósito de lo que se está dramatizando. Este principio lo formuló Rand de la siguiente manera: “En la vida uno ignora lo que no es importante; en el arte, uno lo omite.”

Como el arte es necesariamente selectivo, incluir un incidente en una novela es hacerlo importante. El incluir lo no importante, lo banal, lo trivial, es magnificarlo y darle un estado igual a lo importante, debilitando así lo verdaderamente importante. En la literatura de Rand, lo esencial es lo importante, lo accidental y trivial es lo que se omite.

Continuará.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

EL MÉTODO LITERARIO DE AYN RAND, 3ra Parte

Warren Orbaugh
20 de junio, 2018

Vimos en mi artículo anterior que Ayn Rand es una novelista Romántico-realista que trajo de vuelta a la literatura los valores y esta tierra al elegir escribir sobre los aspectos más urgentes y fundamentales de nuestra época y usarlos como material en sus novelas, valores que son aplicables a la realidad y que se pueden practicar, por lo que pueden servir de guía al hombre para alcanzar la felicidad y el éxito. Como resultado de esto, sus héroes, predominantemente tienen éxito en sus propias vidas.

Rand sigue la receta aristotélica –que aparece en la Poética y en la Retórica: tómese un personaje con el que pueda identificarse el lector y haga que le ocurran sucesos tales que pase de la felicidad a la infelicidad o viceversa, a través de múltiples peripecias y distintas escenas de reconocimiento. La narrativa debe llevar hasta más allá de todo límite imaginable para que el lector sienta piedad y terror a un tiempo. Cuando la tensión llegue al extremo, haga intervenir un elemento que deshaga el nudo inextricable de los hechos y las consiguientes pasiones. Al final, lo que debe producirse es una catarsis, que haga reflexionar al lector para que encuentre una solución aceptable, coherente con la idea que tenemos del orden lógico o ilógico de los acontecimientos humanos. Para resultar aceptable, la intriga debe ser verosímil, y lo verosímil es la conformidad con un sistema de expectativas compartido habitualmente por el público.

Existen dos interpretaciones del modelo aristotélico en la narrativa: en una la catarsis deshace el nudo de la trama, pero no reconcilia al lector consigo mismo, sino que el desenlace de la historia le plantea nuevos problemas. La trama y el protagonista resulta problemática enfrentando al lector, una vez concluido el libro, a una serie de preguntas sin respuesta, como es el caso de ‘Ideal’ y de ‘Los que Vivimos’. Esta es la novela llamada «problemática».

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En la otra, la trama, al desenredar los nudos, se consuela y nos consuela. Todo termina como pensamos debería acabar reafirmando nuestro sentido de vida, como en ‘Himno’, ‘El Manantial’ y ‘La Rebelión de Atlas’. Esta es la novela llamada «popular», no porque resulte comprensible para el público, sino porque quien fabrica intrigas debe saber qué es lo que su público espera.

Como en toda novela popular, el héroe carismático debe ser una persona que posea un poder del que el lector carece. KayGonda, Kira Argounova, Prometheus, Howard Roark, DagnyTaggart, Hank Rearden, Francisco d´Anconia y John Galt, no son composiciones estadísticas de hombres “como son”. Son proyecciones del hombre como puede y debe ser. Son proyecciones del potencial humano. Al proyectar sus figuras, Rand no pregunta si ¿existen hombres así?, sino que si ¿deberían existir este tipo de hombres?

Entender el principio por el cual crea sus caracteres –héroes y villanos– es esencial para entender su método literario como un todo. Ella explicó esto de la siguiente manera:

“Los lectores me han preguntado si mis caracteres son ‘copias de gente real en la vida pública’ o ‘no del todo seres humanos sino símbolos’. Ninguna de esas es verdad… Lo que hice fue observar la vida real, analizar las razones por las cuales las personas son como son, sacar una abstracción y entonces crear mis propios caracteres a partir de esa abstracción. Mis caracteres son personas en las que se enfocan  ciertos atributos humanos con más precisión y consistencia que en los seres humanos promedio.”

Ya sea que presente a Kira Argounova o a Andrei Taganov oa la camarada Sonia, a Prometheus, a Howard Roark o a Peter Keating, a John Galt o a Wesley Mouch, el principio de caracterización es el mismo: presentar un carácter por medio de esenciales, es decir, enfocarse en las acciones y atributos que manifiestan los valores y premisas del personaje –aquellos valores y premisas que los motivan y dirigen sus elecciones cruciales. Una caracterización exitosa es aquella que distingue a un personaje de todos los demás, y que hace inteligible las causas de sus acciones. Caracterizar por esenciales es enfocarse en lo universal y omitir lo accidental, lo banal, lo trivial, lo irrelevante, lo contingente, y presentar los principios fundamentales que motivan potencialmente a todo hombre.

“Entender una personalidad es como pelar la piel de una cebolla una tras otra. Primero uno entiende la motivación inmediata detrás de sus acciones. Después uno pregunta: ¿Por qué este motivo? Pela otra piel y profundiza en la motivación –hasta que uno llega a pescar los fundamentos de la personalidad. Lo mismo aplica en la caracterización en ficción.” [Ayn Rand. The Art of Fiction. “Characterization”, Penguin, New York, 70].

La caracterización de Howard Roark, por ejemplo, es un retrato individualizado, único e inolvidable por su forma de comportarse, de hablar, por su temperamento, y sin embargo, por sus premisas básicas y fines, escenificados en la oposición que encuentra y en las luchas que libra, proyecta una abstracción eterna: la del innovador independiente eintegridad intransigente, que se encuentra en cualquier profesión y en cualquier época. Normalmente, a un carácter que representa aspectos morales o filosóficos se les llama “arquetipos”, sin embargo a Rand no le satisfacía esta designación:

“Yo me opongo a esa palabra en este contexto, porque un “arquetipo” supone ser una abstracción caminante sin individualidad. El arte (y la dificultad) de la caracterización Romántica es presentar lo arquetípico –aquello que es típico de cualquier individualista como Roark o cualquier actor de segunda mano como Keating– mientras al mismo tiempodándole suficiente detalle específico de tal manera que el carácter nos aparece como este ser humano particular.” [Ayn Rand. The Art of Fiction. Characterization”, Penguin, New York, 74].

Rand dramatiza y hace real la esencia desnuda de Roarkcomo hombre, que consiste en la soberanía de su consciencia, la firmeza de su juicio independiente, la pasión por su trabajo, la disposición a pagar cualquier precio por esa pasión: por su trabajo hecho a su manera. Al presentar a Roark de esta manera y no como un retrato Naturalista cargado de banalidades y trivialidades, lo vemos a él como más real y no como menos. Es más real porque lo vemos en el agudo y penetrante enfoque del propósito estilizado. Roark es un hombre comprometido totalmente con la racionalidad y motivado por una autoestima inviolable, una ambición ilimitada y un amor pasional por la existencia. No le agrega profundidad, sino todo lo contrario, el presentarlo peinándose en la mañana, tomando medicina contra la tos cuando tenga una gripe, yendo al baño a orinar, deteniéndose a platicar con el dependiente cuando compra una libra de café. Aunque todo esto es también parte de la vida, no es lo esencial de ésta. Escribir y caracterizar por medio de esenciales requiere que uno sepa qué es esencial y que es derivativo, que es una causa y cuál es su consecuencia. Al identificar causas uno llega a los principios básicos. Lo que no es esencial se omite, porque tales eventos no son importantes, ni para la trama, ni para el tema, ni para la caracterización de Roark, ni para Roark. El estándar por el cual se selecciona los eventos y peripecias de la novela, es la importancia objetiva y la relevancia al propósito de lo que se está dramatizando. Este principio lo formuló Rand de la siguiente manera: “En la vida uno ignora lo que no es importante; en el arte, uno lo omite.”

Como el arte es necesariamente selectivo, incluir un incidente en una novela es hacerlo importante. El incluir lo no importante, lo banal, lo trivial, es magnificarlo y darle un estado igual a lo importante, debilitando así lo verdaderamente importante. En la literatura de Rand, lo esencial es lo importante, lo accidental y trivial es lo que se omite.

Continuará.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo