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Progreso y Transporte: el visionario proyecto del Metro Riel

Redacción
23 de julio, 2018

En una semana de tráfico caótico (o más caótico de lo normal), una noticia como ésta nos ayuda a comprender que la solución para el tráfico no está en construir más carreteras ni en idear una ciudad paradisiaca para los carros, asfaltando cuanto metro cuadrado exista, sino en apostarle al transporte público eficiente, seguro y con amplia cobertura.

El proyecto del Metro Riel está cada vez más cerca de dejar de ser “una idea” y convertirse en “una solución” para el ciudadano. Con una inversión millonaria de Q5 mil 759 millones, el tren ligero recorrerá 205 kilómetros entre Guatemala y Villa Nueva (de la Centra Norte, zona 18, a las Centra Sur, zona 12 de Villa Nueva). El proyecto es súper ambicioso si tomamos en cuenta los 14 viaductos que habrá que construir para que el Metro Riel pueda andar sin complicaciones, los 250 mil pasajeros que pretende movilizar diariamente y los 37 trenes con los que contará toda la red. ¿Increíble o no?

Será todo un éxito. Estoy seguro de eso e insto a las autoridades correspondientes como la Agencia Nacional de Alianzas para el Desarrollo de Infraestructura Económica (Anadie), la empresa Ferrocarriles de Guatemala (Fegua), el Ministerio de Comunicaciones, Municipalidad de Guatemala y Villa Nueva, a presionar, ponerse de acuerdo y hacer todos los trámites correspondientes de manera transparente, pública y veloz para que el proyecto se lleve a cabo.

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Sin embargo, nuestro papel también es importante. Si nos quedamos de brazos cruzados, pasará otro botín como el del Transurbano. Este es el momento para revisar los proyectos de licitación y fiscalizar con lupa este proyecto millonario que, bien hecho, traerá beneficios para todos, no solo aliviando el tráfico, sino cambiando esa cultura de vivir encerrados en nuestras cajas de metal y comenzar a vivir más en la ciudad de manera que podamos movilizarnos en un transporte público seguro que nos conecte. Solo así, viviremos más y nos encerraremos menos.

Otro aspecto importante (y de mis favoritos) de este proyecto es que se reutilizará la infraestructura ferroviaria existente, que solamente se ha estado oxidando bajo el sol, siendo testigo de que alguna vez hubo progreso y buenas vías de comunicación en el país. ¡El proyecto dará vida a estás líneas y ahorrará trabajo, espacio y dinero utilizar esta infraestructura!

Sin embargo, la moneda tiene dos caras. De acuerdo con cifras que maneja Fegua, son 268 familias las que viven sobre o a un costado de la antigua vía del ferrocarril desde hace 25 años. A todas esas familias habrá que reubicarlas. Viven allí porque definitivamente no tuvieron otra opción y entre el desorden y desinterés municipal, se asentaron por décadas sobre territorio prohibido. Algunos de ellos (según reportajes de diversos diarios – recomiendo el de Prensa Libre “Los grandes desafíos del MetroRiel”), viven allí porque aseguran que “la pobreza los obligó”. Pero esta gente es consciente del lugar donde se acuesta. Por eso han formado la Asociación de Asentados en la Vía Férrea (Asoviafer), y están dispuestos a cooperar para el proyecto con una condición: que se les garantice una vivienda digna en algún otro lugar. Será un obstáculo a resolver, pero que no debe pasarse por alto porque trata de familias y de la vivienda de toda esta gente.
Tenemos mucho por hacer, autoridades y ciudadanos. La clave es “hacer” algo y no permitir que el proyecto muera o que se convierta en un nido de corrupción. La pregunta es, ¿estamos dispuestos a salir de nuestra burbuja de desinterés para fiscalizarlo y acompañarlo?

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Progreso y Transporte: el visionario proyecto del Metro Riel

Redacción
23 de julio, 2018

En una semana de tráfico caótico (o más caótico de lo normal), una noticia como ésta nos ayuda a comprender que la solución para el tráfico no está en construir más carreteras ni en idear una ciudad paradisiaca para los carros, asfaltando cuanto metro cuadrado exista, sino en apostarle al transporte público eficiente, seguro y con amplia cobertura.

El proyecto del Metro Riel está cada vez más cerca de dejar de ser “una idea” y convertirse en “una solución” para el ciudadano. Con una inversión millonaria de Q5 mil 759 millones, el tren ligero recorrerá 205 kilómetros entre Guatemala y Villa Nueva (de la Centra Norte, zona 18, a las Centra Sur, zona 12 de Villa Nueva). El proyecto es súper ambicioso si tomamos en cuenta los 14 viaductos que habrá que construir para que el Metro Riel pueda andar sin complicaciones, los 250 mil pasajeros que pretende movilizar diariamente y los 37 trenes con los que contará toda la red. ¿Increíble o no?

Será todo un éxito. Estoy seguro de eso e insto a las autoridades correspondientes como la Agencia Nacional de Alianzas para el Desarrollo de Infraestructura Económica (Anadie), la empresa Ferrocarriles de Guatemala (Fegua), el Ministerio de Comunicaciones, Municipalidad de Guatemala y Villa Nueva, a presionar, ponerse de acuerdo y hacer todos los trámites correspondientes de manera transparente, pública y veloz para que el proyecto se lleve a cabo.

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Otro aspecto importante (y de mis favoritos) de este proyecto es que se reutilizará la infraestructura ferroviaria existente, que solamente se ha estado oxidando bajo el sol, siendo testigo de que alguna vez hubo progreso y buenas vías de comunicación en el país. ¡El proyecto dará vida a estás líneas y ahorrará trabajo, espacio y dinero utilizar esta infraestructura!

Sin embargo, la moneda tiene dos caras. De acuerdo con cifras que maneja Fegua, son 268 familias las que viven sobre o a un costado de la antigua vía del ferrocarril desde hace 25 años. A todas esas familias habrá que reubicarlas. Viven allí porque definitivamente no tuvieron otra opción y entre el desorden y desinterés municipal, se asentaron por décadas sobre territorio prohibido. Algunos de ellos (según reportajes de diversos diarios – recomiendo el de Prensa Libre “Los grandes desafíos del MetroRiel”), viven allí porque aseguran que “la pobreza los obligó”. Pero esta gente es consciente del lugar donde se acuesta. Por eso han formado la Asociación de Asentados en la Vía Férrea (Asoviafer), y están dispuestos a cooperar para el proyecto con una condición: que se les garantice una vivienda digna en algún otro lugar. Será un obstáculo a resolver, pero que no debe pasarse por alto porque trata de familias y de la vivienda de toda esta gente.
Tenemos mucho por hacer, autoridades y ciudadanos. La clave es “hacer” algo y no permitir que el proyecto muera o que se convierta en un nido de corrupción. La pregunta es, ¿estamos dispuestos a salir de nuestra burbuja de desinterés para fiscalizarlo y acompañarlo?

República es ajena a la opinión expresada en este artículo