El presidente estadounidense Donald Trump puso de moda el término “fake news” para referirse a las noticias falsas, en especial a aquéllas que dejaban en mal su candidatura y su persona. Cabe aclarar que para Trump todo, o casi todo, lo que se decía en su contra cae en esa clasificación.
Sin embargo, haber desafiado a los comunicadores, a los medios de comunicación, a los usuarios de redes sociales y aquellos que se expresan en diferentes plataformas fue un ejercicio importante, ya que obligó tanto a los productores como a los consumidores de información, en especial a estos últimos, a pensar y a razonar la información que se producía o consumía.
Es decir, a valorar las abundantes publicaciones y juzgar cuáles se apegan a la realidad y cuáles son fantasía. Es decir, separar la información verdadera de la falsa. Las noticias falsas, como he mencionado en anteriores ocasiones, no son nada nuevo; prueba de ello son lo que coloquialmente conocemos como “chismes” y porque los identificamos, los tratamos como tal. Cuando trascienden a injurias o calumnias existen responsabilidades que afrontar en el ámbito judicial.
Ahora bien, esto me lleva al tema de la “fake justice” o “justicia falsa”. Con mucha preocupación he visto el desarrollo del caso Infiernito, que pareciera ser una especie de “revancha”, en contra de Carlos Vielmann y Stu Velasco, entre otros. Los testimonios de convictos, integrantes de bandas criminales, como parte de la evidencia en contra de los acusados; la filtración del audio de lo que parece ser una negociación entre fiscales y estos reos para que testifiquen, parecieran encaminar este caso a uno paradigmático de “justicia falsa”.
Este caso, repite el patrón de usar testigos que se benefician con una reducción significativa de penas, y en algunos casos estos testimonios, en ocasiones falsos, se convierten en parte clave de las pruebas presentadas. Las declaraciones de reos, condenados por asesinatos y secuestros, que afirman ser torturados y después se conocen audios de posibles negociaciones entre reos y fiscales para obtener las declaraciones ponen a prueba la fortaleza del Ministerio Público como el responsable en la búsqueda de la verdad y del Organismo Judicial como el encargado de impartir justicia.
“Justicia es el reconocimiento de que no se puede falsificar el carácter del hombre así como no se puede falsificar el carácter de la naturaleza; de que se debe juzgar a los hombres con tanto cuidado como a los objetos inanimados, con el mismo respeto por la verdad,…de que cada hombre debe ser juzgado por lo que es, y tratado en consecuencia,…
‘no puede valorizarse a un corrupto más que a un héroe; de que la valuación moral es la moneda con que se paga a los hombres por sus virtudes o por sus vicios, y ese pago nos exige un honor tan escrupuloso como el que se utiliza en las transacciones financieras;…dado que con la falta de justicia sólo los buenos pueden perder y sólo los malos pueden beneficiarse” Discurso de John Galt en La rebelión de Atlas, Ayn Rand.
La importancia de la justicia en la sociedad es vital, ya que esta nos permite convivir en armonía. Hace deseable vivir en sociedad, se convierte en el medio por el cual cada quien puede disfrutar y recibir lo que ha “sembrado”. La justicia garantiza que nadie tiene el derecho a violar sus derechos, que el gobierno está para protegerlo de los criminales y hacer que se respeten los contratos.
La diferencia entre una “fake news o noticia falsa” y una “fake justice o justicia falsa” es que con la primera podemos juzgar y actuar a nuestro mejor criterio, y en última instancia acudir a la justicia para una reparación; mientras que en la segunda, no queda mucho por hacer más que cuestionarnos si realmente queremos asociarnos en este tipo de sociedad.
@Md30
Facebook.com/Mda30
República es ajena a la opinión expresada en este artículo
El presidente estadounidense Donald Trump puso de moda el término “fake news” para referirse a las noticias falsas, en especial a aquéllas que dejaban en mal su candidatura y su persona. Cabe aclarar que para Trump todo, o casi todo, lo que se decía en su contra cae en esa clasificación.
Sin embargo, haber desafiado a los comunicadores, a los medios de comunicación, a los usuarios de redes sociales y aquellos que se expresan en diferentes plataformas fue un ejercicio importante, ya que obligó tanto a los productores como a los consumidores de información, en especial a estos últimos, a pensar y a razonar la información que se producía o consumía.
Es decir, a valorar las abundantes publicaciones y juzgar cuáles se apegan a la realidad y cuáles son fantasía. Es decir, separar la información verdadera de la falsa. Las noticias falsas, como he mencionado en anteriores ocasiones, no son nada nuevo; prueba de ello son lo que coloquialmente conocemos como “chismes” y porque los identificamos, los tratamos como tal. Cuando trascienden a injurias o calumnias existen responsabilidades que afrontar en el ámbito judicial.
Ahora bien, esto me lleva al tema de la “fake justice” o “justicia falsa”. Con mucha preocupación he visto el desarrollo del caso Infiernito, que pareciera ser una especie de “revancha”, en contra de Carlos Vielmann y Stu Velasco, entre otros. Los testimonios de convictos, integrantes de bandas criminales, como parte de la evidencia en contra de los acusados; la filtración del audio de lo que parece ser una negociación entre fiscales y estos reos para que testifiquen, parecieran encaminar este caso a uno paradigmático de “justicia falsa”.
Este caso, repite el patrón de usar testigos que se benefician con una reducción significativa de penas, y en algunos casos estos testimonios, en ocasiones falsos, se convierten en parte clave de las pruebas presentadas. Las declaraciones de reos, condenados por asesinatos y secuestros, que afirman ser torturados y después se conocen audios de posibles negociaciones entre reos y fiscales para obtener las declaraciones ponen a prueba la fortaleza del Ministerio Público como el responsable en la búsqueda de la verdad y del Organismo Judicial como el encargado de impartir justicia.
“Justicia es el reconocimiento de que no se puede falsificar el carácter del hombre así como no se puede falsificar el carácter de la naturaleza; de que se debe juzgar a los hombres con tanto cuidado como a los objetos inanimados, con el mismo respeto por la verdad,…de que cada hombre debe ser juzgado por lo que es, y tratado en consecuencia,…
‘no puede valorizarse a un corrupto más que a un héroe; de que la valuación moral es la moneda con que se paga a los hombres por sus virtudes o por sus vicios, y ese pago nos exige un honor tan escrupuloso como el que se utiliza en las transacciones financieras;…dado que con la falta de justicia sólo los buenos pueden perder y sólo los malos pueden beneficiarse” Discurso de John Galt en La rebelión de Atlas, Ayn Rand.
La importancia de la justicia en la sociedad es vital, ya que esta nos permite convivir en armonía. Hace deseable vivir en sociedad, se convierte en el medio por el cual cada quien puede disfrutar y recibir lo que ha “sembrado”. La justicia garantiza que nadie tiene el derecho a violar sus derechos, que el gobierno está para protegerlo de los criminales y hacer que se respeten los contratos.
La diferencia entre una “fake news o noticia falsa” y una “fake justice o justicia falsa” es que con la primera podemos juzgar y actuar a nuestro mejor criterio, y en última instancia acudir a la justicia para una reparación; mientras que en la segunda, no queda mucho por hacer más que cuestionarnos si realmente queremos asociarnos en este tipo de sociedad.
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República es ajena a la opinión expresada en este artículo