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El vino agrio hay que tirarlo

Warren Orbaugh
21 de noviembre, 2018

Esta es la célebre frase que le dijo un tabernero, mientras rompía el corcho que sellaba la barrica, a Miguel Ángel Bounarroti –en la película “La Agonía y el Éxtasis”, basada en la novela de Irving Stone– cuando protestó porque el vino que le había servido estaba agrío. Esa noche, Miguel Ángel cenaba después de un cansado día de trabajo en la Capilla Sixtina, molesto porque consideraba que sus pinturas eran mediocres, incómodo porque pensaba que había caído en la trampa que le tendiera Bramante, afligido porque consideraba que este encargo sería su ruina.

« ¡El vino agrío hay que tirarlo! ¡El vino agrío hay que tirarlo! ¡El vino agrío hay que tirarlo!» La frase resonaba en su mente. « ¡Sí! ¡Cierto!» se dijo y corrió a destruir todo cuanto hasta entonces había pintado en la Capilla Sixtina.

De no haberlo hecho, en lugar de la maravilla que nos legó, tendríamos unos iconos mediocres.

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Bien, nuestro vino agrio es la CICIG.

Hemos sido testigos de cómo la CICIG ha usado sistemáticamente testigos falsos para intentar conseguir condenas. Por esa práctica criminal se les han caído, precisamente, uno a uno los casos. ¿Acaso no se les cayó el caso Rosenberg –una ficción de telenovela barata y boba, que pretenden nos traguemos como si fuéramos deficientes mentales, donde supuestamente éste contrata por medio de terceros su propio asesinato– por falta de pruebas y presentación de testigos falsos para consolidar su acusación? Tuvieron ocho años en prisión preventiva a los hermanos Váldes Paiz, siendo inocentes, dañándolos económicamente y en su reputación.

¿No se les cayó también, el caso por ejecuciones extrajudiciales, contra Vielmann en España, contra Javier Figueroa en Austria, contra Alejandro Giammattei en Guatemala, y contra Sperinsen en Suiza, por las mismas razones, uso de testigos falsos?

¿No fue lo mismo con el caso IGSS-PISA? ¿Y con el caso de financiamiento ilícito, donde quedó claro que la colaboradora ‘ineficaz’ Paulina Paiz mintió descaradamente?

Y ahora, los guatemaltecos hemos sido testigos de cómo opera esta nefasta comisión al escuchar el audio que se filtró en las redes sociales, donde los agentes de la FECI negocian con el descuartizador Marco Tulio López y López –miembro de la banda los Pasaco, condenado a cincuenta años por los delitos de plagio, secuestro y asesinato– para incriminar a Carlos Vielmann. Al principio del audio, López y López afirma no haber sido torturado, ni tener mayor cosa que declarar en contra de Vielmann, y sin embargo el agente de la FECI insiste y le ofrece beneficios al reo para que mienta con el fin de conseguir una condena contra el exministro. Le ofrece al criminal, su libertad y grandes sumas de dinero para él y su familia. Y el audio hace referencia a otros procesos donde la CICIG ofreció y otorgó a reos, la reducción de penas y dinero en pago por incriminar a inocentes.

Y aseguran los señores de la CICIG que los reos Marco Tulio López y López de la banda los Pasaco, Luis Humberto Arana Sarceño de la banda Agosto Negro, Julio Oswaldo García Palacios de la banda los Pasaco, e Isaías López Castillo de la banda Agosto Negro y de los Pasaco, si son testigos contra Vielmann y otros exfuncionarios en el caso denominado “Ejecuciones extrajudiciales y tortura”. Estos forajidos, ahora testigos de la FECI y la CICIG, se dedicaron por más de una década a secuestrar, asesinar, torturar y mutilar a ciudadanos honrados.

El proceder de la CICIG da asco. ¿Acaso no son delitos, perseguidos en cualquier otro país, el uso de testigos falsos para conseguir condenas? ¿Acaso es correcto fundamentar los casos en pruebas falsas y en declaraciones de testigos y colaboradores que son criminales capaces de las peores atrocidades, que sin remordimiento alguno mentirían sin escrúpulos con tal de obtener su libertad, además de un pago dinerario? ¿Acaso no es inmensamente deshonesto pretender que criminales de esa calaña se comporten como si fueran personas virtuosas, veraces, justas, honradas, sinceras y fiables? ¿No es actuar de mala fe fingir que estos homicidas van a decir la verdad, van a juzgar objetivamente el carácter y conducta de los acusados, van a evitar perjudicarlos de modo deliberado, y que su testimonio es de fiar? ¿Se puede y debe combatir la corrupción corrompiendo el sistema de justicia? Estas preguntas no parecen incomodarles ni importarles a los fiscales de la impune CICIG, que cual manzana podrida corrompe nuestras Instituciones de Justicia. ¿Será correcto que el Comisionado de CICIG pueda hacer con impunidad lo que quiera en nuestro país? ¿Será apropiado que exista antejuicio para el Presidente de la República pero que no exista para el Comisionado?

¡El vino agrío hay que tirarlo!

¡Hay que tirarlo!

¡Tirarlo!

¡La CICIG debe irse de Guatemala ya!

¡Inmediatamente!

No es sensato esperar hasta septiembre de 2019, pues estará enseñando prácticas mañosas y criminales a los fiscales del Ministerio Público. Les enseña a usar testigos falsos, a premiar a criminales condenados si mienten como se les indique, a fabricar pruebas, a violar el debido proceso, a violar la presunción de inocencia, a violar los derechos de los acusados haciéndolos cumplir condenas que aún no existen mediante prisión preventiva indefinida, a violar la Constitución Política de la República. Estas prácticas, propias de una policía política como la GESTAPO, lejos de fortalecer, pudren, pervierten, envilecen, degeneran y vician nuestro sistema de justicia. La CICIG ya se desnudó. Ya nos mostró su vil cara tal cual es.

El propósito del gobierno republicano es, mediante su aparato de justicia, proteger al individuo de criminales que pretendan violar sus derechos. La CICIG ha revertido el propósito del gobierno al usar al aparato de justicia para proteger y premiar a criminales, para que violen los derechos de los individuos elegidos por esta Comisión Internacional ¿Contra la Impunidad? en Guatemala.

Si queremos fortalecer nuestras instituciones, al Ministerio Público y a las Cortes de Justicia, es imperativo sacar inmediatamente de estos a la manzana podrida que es la CICIG y así evitar que siga infectándolos.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

El vino agrio hay que tirarlo

Warren Orbaugh
21 de noviembre, 2018

Esta es la célebre frase que le dijo un tabernero, mientras rompía el corcho que sellaba la barrica, a Miguel Ángel Bounarroti –en la película “La Agonía y el Éxtasis”, basada en la novela de Irving Stone– cuando protestó porque el vino que le había servido estaba agrío. Esa noche, Miguel Ángel cenaba después de un cansado día de trabajo en la Capilla Sixtina, molesto porque consideraba que sus pinturas eran mediocres, incómodo porque pensaba que había caído en la trampa que le tendiera Bramante, afligido porque consideraba que este encargo sería su ruina.

« ¡El vino agrío hay que tirarlo! ¡El vino agrío hay que tirarlo! ¡El vino agrío hay que tirarlo!» La frase resonaba en su mente. « ¡Sí! ¡Cierto!» se dijo y corrió a destruir todo cuanto hasta entonces había pintado en la Capilla Sixtina.

De no haberlo hecho, en lugar de la maravilla que nos legó, tendríamos unos iconos mediocres.

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Bien, nuestro vino agrio es la CICIG.

Hemos sido testigos de cómo la CICIG ha usado sistemáticamente testigos falsos para intentar conseguir condenas. Por esa práctica criminal se les han caído, precisamente, uno a uno los casos. ¿Acaso no se les cayó el caso Rosenberg –una ficción de telenovela barata y boba, que pretenden nos traguemos como si fuéramos deficientes mentales, donde supuestamente éste contrata por medio de terceros su propio asesinato– por falta de pruebas y presentación de testigos falsos para consolidar su acusación? Tuvieron ocho años en prisión preventiva a los hermanos Váldes Paiz, siendo inocentes, dañándolos económicamente y en su reputación.

¿No se les cayó también, el caso por ejecuciones extrajudiciales, contra Vielmann en España, contra Javier Figueroa en Austria, contra Alejandro Giammattei en Guatemala, y contra Sperinsen en Suiza, por las mismas razones, uso de testigos falsos?

¿No fue lo mismo con el caso IGSS-PISA? ¿Y con el caso de financiamiento ilícito, donde quedó claro que la colaboradora ‘ineficaz’ Paulina Paiz mintió descaradamente?

Y ahora, los guatemaltecos hemos sido testigos de cómo opera esta nefasta comisión al escuchar el audio que se filtró en las redes sociales, donde los agentes de la FECI negocian con el descuartizador Marco Tulio López y López –miembro de la banda los Pasaco, condenado a cincuenta años por los delitos de plagio, secuestro y asesinato– para incriminar a Carlos Vielmann. Al principio del audio, López y López afirma no haber sido torturado, ni tener mayor cosa que declarar en contra de Vielmann, y sin embargo el agente de la FECI insiste y le ofrece beneficios al reo para que mienta con el fin de conseguir una condena contra el exministro. Le ofrece al criminal, su libertad y grandes sumas de dinero para él y su familia. Y el audio hace referencia a otros procesos donde la CICIG ofreció y otorgó a reos, la reducción de penas y dinero en pago por incriminar a inocentes.

Y aseguran los señores de la CICIG que los reos Marco Tulio López y López de la banda los Pasaco, Luis Humberto Arana Sarceño de la banda Agosto Negro, Julio Oswaldo García Palacios de la banda los Pasaco, e Isaías López Castillo de la banda Agosto Negro y de los Pasaco, si son testigos contra Vielmann y otros exfuncionarios en el caso denominado “Ejecuciones extrajudiciales y tortura”. Estos forajidos, ahora testigos de la FECI y la CICIG, se dedicaron por más de una década a secuestrar, asesinar, torturar y mutilar a ciudadanos honrados.

El proceder de la CICIG da asco. ¿Acaso no son delitos, perseguidos en cualquier otro país, el uso de testigos falsos para conseguir condenas? ¿Acaso es correcto fundamentar los casos en pruebas falsas y en declaraciones de testigos y colaboradores que son criminales capaces de las peores atrocidades, que sin remordimiento alguno mentirían sin escrúpulos con tal de obtener su libertad, además de un pago dinerario? ¿Acaso no es inmensamente deshonesto pretender que criminales de esa calaña se comporten como si fueran personas virtuosas, veraces, justas, honradas, sinceras y fiables? ¿No es actuar de mala fe fingir que estos homicidas van a decir la verdad, van a juzgar objetivamente el carácter y conducta de los acusados, van a evitar perjudicarlos de modo deliberado, y que su testimonio es de fiar? ¿Se puede y debe combatir la corrupción corrompiendo el sistema de justicia? Estas preguntas no parecen incomodarles ni importarles a los fiscales de la impune CICIG, que cual manzana podrida corrompe nuestras Instituciones de Justicia. ¿Será correcto que el Comisionado de CICIG pueda hacer con impunidad lo que quiera en nuestro país? ¿Será apropiado que exista antejuicio para el Presidente de la República pero que no exista para el Comisionado?

¡El vino agrío hay que tirarlo!

¡Hay que tirarlo!

¡Tirarlo!

¡La CICIG debe irse de Guatemala ya!

¡Inmediatamente!

No es sensato esperar hasta septiembre de 2019, pues estará enseñando prácticas mañosas y criminales a los fiscales del Ministerio Público. Les enseña a usar testigos falsos, a premiar a criminales condenados si mienten como se les indique, a fabricar pruebas, a violar el debido proceso, a violar la presunción de inocencia, a violar los derechos de los acusados haciéndolos cumplir condenas que aún no existen mediante prisión preventiva indefinida, a violar la Constitución Política de la República. Estas prácticas, propias de una policía política como la GESTAPO, lejos de fortalecer, pudren, pervierten, envilecen, degeneran y vician nuestro sistema de justicia. La CICIG ya se desnudó. Ya nos mostró su vil cara tal cual es.

El propósito del gobierno republicano es, mediante su aparato de justicia, proteger al individuo de criminales que pretendan violar sus derechos. La CICIG ha revertido el propósito del gobierno al usar al aparato de justicia para proteger y premiar a criminales, para que violen los derechos de los individuos elegidos por esta Comisión Internacional ¿Contra la Impunidad? en Guatemala.

Si queremos fortalecer nuestras instituciones, al Ministerio Público y a las Cortes de Justicia, es imperativo sacar inmediatamente de estos a la manzana podrida que es la CICIG y así evitar que siga infectándolos.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo