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“Crecimiento Económico Mediocre”

Ramon Parellada
16 de diciembre, 2018

La complacencia es el peor enemigo de la excelencia.  Tal parece ser que quienes están a cargo del gobierno en temas económicos y monetarios se sienten satisfechos con un crecimiento mediocre del 3% del PIB en términos reales.  Esta complacencia es una mala noticia porque quiere decir que las cosas seguirán igual, que no cambiaremos para mejorar y tratar de obtener agresivamente un crecimiento económico que nos saque de la pobreza, es decir, de doble dígito.

Según el Banco de Guatemala, terminaremos el año con un crecimiento económico del 3% y estiman que para el próximo año el crecimiento económico estará entre un 3 y un 3.8%.    Yo dudo que lleguemos al 3% este año y no espero nada diferente el próximo.  La última encuesta de expectativas empresariales no es positiva.  Tampoco lo es lo que el gobierno hace dado que no hace nada, no eliminar las trabas burocráticas, al contrario, las aduanas siguen siendo un factor enorme de ineficiencia, los permisos y licencias siguen atrasando las nuevas inversiones y construcciones en el país y las Cortes de Constitucionalidad y de Justicia, en particular la primera, siguen emitiendo resoluciones políticas e ideológicas que ahuyentan las inversiones no sólo en Minería e hidroeléctricas sino en todos los sectores del país.

Crecemos por inercia a un ritmo que considero mediocre porque no nos sacará de la pobreza.  Crecemos por inercia porque nuestro principal socio comercial está creciendo.  Y crecemos así a pesar del gobierno.  Ya me imagino si el gobierno decidiera eliminar todas las trabas que le impone a los emprendedores que arriesgan lo suyo y ajeno para realizar nuevas inversiones en este país.  Ya me imagino que elimináramos de tajo el 90% de leyes y reglamentos (que se calculan que oscilan entre 70 y 90 mil).  Me imagino cómo se dispararía el crecimiento económico y se multiplicarían las oportunidades de mejora de vida para todos si elimináramos de una vez las ineficientes y corruptas aduanas con sus aranceles discrecionales, si elimináramos a la vez el nefasto Impuesto sobre la Renta.

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Al tomar en cuenta el crecimiento poblacional que es aproximadamente del 2% anual entonces, en forma simplificada, al restarlo del crecimiento económico anual obtendremos el crecimiento per cápita que estará alrededor de 1%.  Una nada en realidad para un país tan pobre.  Así no se generan las oportunidades que frenarán la inmigración de los guatemaltecos al país del norte, el que ofrece tantas oportunidades de mejora de bienestar.

Si cerramos el 2018 en 3%, entonces el promedio de los tres años que llevamos del actual gobierno será del 3% de Crecimiento Económico del PIB y 1% per cápita.   Pienso que las autoridades monetarias y económicas deberían estarse rasgando las vestiduras y pegando de gritos para cambiar la situación, para eliminar todas las trabas y obstáculos que frenan nuestro desarrollo.  Pero no, salen a decir que estamos creciendo bien.  Por favor.  Quién se cree esto.  Basta ver la cantidad de desempleo o empleo informal que existe en el país, basta ver con la cantidad de inmigrantes que arriesgan continuamente sus vidas en busca de mejores oportunidades en Estados Unidos, basta ver con el nivel de pobreza que tenemos en el interior y en las áreas marginales alrededor de las grandes ciudades, basta ver el estado actual de nuestras instituciones públicas empezando por nuestros deficientes y pobres sistemas de justicia y seguridad, basta ver alrededor y abrir bien nuestros ojos con sentido crítico, no complaciente porque esta complacencia nos empobrece aún más.

La próxima vez que Ud. vea una noticia en la que un funcionario público salga defendiendo nuestro crecimiento del 3% alce su voz y quéjese con fuerza porque es a pesar de ellos, de lo que estorban que logramos ese mediocre crecimiento y no gracias a ellos.  No se conforme.  No podemos aceptar estos niveles de crecimiento en un país tan pobre que necesita urgentemente crecer a ritmos que reduzcan rápidamente la pobreza.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

“Crecimiento Económico Mediocre”

Ramon Parellada
16 de diciembre, 2018

La complacencia es el peor enemigo de la excelencia.  Tal parece ser que quienes están a cargo del gobierno en temas económicos y monetarios se sienten satisfechos con un crecimiento mediocre del 3% del PIB en términos reales.  Esta complacencia es una mala noticia porque quiere decir que las cosas seguirán igual, que no cambiaremos para mejorar y tratar de obtener agresivamente un crecimiento económico que nos saque de la pobreza, es decir, de doble dígito.

Según el Banco de Guatemala, terminaremos el año con un crecimiento económico del 3% y estiman que para el próximo año el crecimiento económico estará entre un 3 y un 3.8%.    Yo dudo que lleguemos al 3% este año y no espero nada diferente el próximo.  La última encuesta de expectativas empresariales no es positiva.  Tampoco lo es lo que el gobierno hace dado que no hace nada, no eliminar las trabas burocráticas, al contrario, las aduanas siguen siendo un factor enorme de ineficiencia, los permisos y licencias siguen atrasando las nuevas inversiones y construcciones en el país y las Cortes de Constitucionalidad y de Justicia, en particular la primera, siguen emitiendo resoluciones políticas e ideológicas que ahuyentan las inversiones no sólo en Minería e hidroeléctricas sino en todos los sectores del país.

Crecemos por inercia a un ritmo que considero mediocre porque no nos sacará de la pobreza.  Crecemos por inercia porque nuestro principal socio comercial está creciendo.  Y crecemos así a pesar del gobierno.  Ya me imagino si el gobierno decidiera eliminar todas las trabas que le impone a los emprendedores que arriesgan lo suyo y ajeno para realizar nuevas inversiones en este país.  Ya me imagino que elimináramos de tajo el 90% de leyes y reglamentos (que se calculan que oscilan entre 70 y 90 mil).  Me imagino cómo se dispararía el crecimiento económico y se multiplicarían las oportunidades de mejora de vida para todos si elimináramos de una vez las ineficientes y corruptas aduanas con sus aranceles discrecionales, si elimináramos a la vez el nefasto Impuesto sobre la Renta.

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Al tomar en cuenta el crecimiento poblacional que es aproximadamente del 2% anual entonces, en forma simplificada, al restarlo del crecimiento económico anual obtendremos el crecimiento per cápita que estará alrededor de 1%.  Una nada en realidad para un país tan pobre.  Así no se generan las oportunidades que frenarán la inmigración de los guatemaltecos al país del norte, el que ofrece tantas oportunidades de mejora de bienestar.

Si cerramos el 2018 en 3%, entonces el promedio de los tres años que llevamos del actual gobierno será del 3% de Crecimiento Económico del PIB y 1% per cápita.   Pienso que las autoridades monetarias y económicas deberían estarse rasgando las vestiduras y pegando de gritos para cambiar la situación, para eliminar todas las trabas y obstáculos que frenan nuestro desarrollo.  Pero no, salen a decir que estamos creciendo bien.  Por favor.  Quién se cree esto.  Basta ver la cantidad de desempleo o empleo informal que existe en el país, basta ver con la cantidad de inmigrantes que arriesgan continuamente sus vidas en busca de mejores oportunidades en Estados Unidos, basta ver con el nivel de pobreza que tenemos en el interior y en las áreas marginales alrededor de las grandes ciudades, basta ver el estado actual de nuestras instituciones públicas empezando por nuestros deficientes y pobres sistemas de justicia y seguridad, basta ver alrededor y abrir bien nuestros ojos con sentido crítico, no complaciente porque esta complacencia nos empobrece aún más.

La próxima vez que Ud. vea una noticia en la que un funcionario público salga defendiendo nuestro crecimiento del 3% alce su voz y quéjese con fuerza porque es a pesar de ellos, de lo que estorban que logramos ese mediocre crecimiento y no gracias a ellos.  No se conforme.  No podemos aceptar estos niveles de crecimiento en un país tan pobre que necesita urgentemente crecer a ritmos que reduzcan rápidamente la pobreza.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo