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La independencia individual

María Dolores Arias
18 de septiembre, 2019

En días recientes se celebró la independencia de varios países de la región y de Guatemala, los cuales integraban, en la época colonial, la Capitanía General de Guatemala. Fue el 15 de septiembre de 1821, cuando se firmó el Acta de Independencia de América Central que separaba a estas provincias del gobierno español.

A diferencia de la mayoría de las colonias españolas, el proceso independentista fue relativamente pacífico.  Las guerras llegaron después debido a las divisiones entre las élites de las provincias que dieron lugar a la anexión al Primer Imperio Mexicano, la declaración de la Independencia Absoluta de Centroamérica, el establecimiento de la República Federal de Centroamérica, e independencias de las provincias hasta lo que actualmente conocemos como Centroamérica.

Las ideas que permearon durante esa época fueron determinantes en el proceso de consolidación de un sistema político. Sucesos como la ocupación francesa en España, la promulgación de la Constitución de 1812, conocida como la Constitución de Cádiz, las ideas de la ilustración, la Independencia de Estados Unidos y la Revolución francesa, moldearon las discusiones de la época.  Menudo enjambre de ideas que llegaba a las colonias. Así pues, en medio de este mundo convulso inició su vida independiente lo que hoy conocemos como Guatemala.

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Actualmente, una forma de celebrar la independencia en Guatemala, son las “antorchas”. Cientos, sino es que miles, de personas, en su mayoría jóvenes, recorren las calles de sus ciudades o pueblos.  Inician en el parque, o plaza central, donde encienden el fuego de la antorcha que mantienen encendido hasta llegar a sus lugares de origen ya sean escuelas, colonias, pueblos o aldeas.

Cada año observo a algunos de estos grupos recorrer algunas de  las calles de la ciudad y cada vez me pregunto si más allá de la alegría de compartir o pasar un buen momento, se han preguntado sobre el motivo de festejo.  Si bien es cierto, cada año se celebra haberse librado del gobierno español como rector de la vida en las colonias, me pregunto cuánto hemos avanzado en la independencia más importante de cualquier ciudadano en cualquier época, la independencia del yugo gubernamental.

Es irónico observar como por un lado, se celebra la independencia como país pero por otro lado se le teme a la independencia individual. Me refiero a la libertad de acción del individuo y no a la autarquía.  Es decir, por un lado se celebra la independencia de un país que, a fin de cuentas está conformado por individuos, pero se teme o se desconfía en la independencia del individuo a tomar decisiones en su vida.

Decisiones tan sencillas como la cantidad y calidad de alimentos a ingerir, no digamos tomar decisiones sobre cómo invertir para su retiro; o entregarle “vouchers” educativos para que decida a qué escuela enviar a sus hijos; o bonos para que decida qué servicios de salud contratar.

Se celebra la independencia de un abstracto llamado país pero se desconfía o se le teme a la independencia individual en la que el elector pueda elegir de forma uninominal y directa su representante en el Congreso.

Se celebra la independencia de un abstracto llamado país pero se desconfía o se le teme a la independencia individual, y por consiguiente se le impone cada vez más control gubernamental.

Aún nos falta mucho por recorrer y comprender acerca de cómo obtener esta  independencia individual, sin embargo no pierdo la esperanza que poco a poco vayan calando las ideas de la libertad, que conforme estas ideas se vayan discutiendo, haya cada vez más quienes se interesen por aclararse las ideas y “promuevan un mundo de personas responsables y libres que buscan su felicidad”.

¿Está usted dispuesto a mantener encendida la antorcha de su libertad individual?

@Md30

Facebook.com/Mda30


La independencia individual

María Dolores Arias
18 de septiembre, 2019

En días recientes se celebró la independencia de varios países de la región y de Guatemala, los cuales integraban, en la época colonial, la Capitanía General de Guatemala. Fue el 15 de septiembre de 1821, cuando se firmó el Acta de Independencia de América Central que separaba a estas provincias del gobierno español.

A diferencia de la mayoría de las colonias españolas, el proceso independentista fue relativamente pacífico.  Las guerras llegaron después debido a las divisiones entre las élites de las provincias que dieron lugar a la anexión al Primer Imperio Mexicano, la declaración de la Independencia Absoluta de Centroamérica, el establecimiento de la República Federal de Centroamérica, e independencias de las provincias hasta lo que actualmente conocemos como Centroamérica.

Las ideas que permearon durante esa época fueron determinantes en el proceso de consolidación de un sistema político. Sucesos como la ocupación francesa en España, la promulgación de la Constitución de 1812, conocida como la Constitución de Cádiz, las ideas de la ilustración, la Independencia de Estados Unidos y la Revolución francesa, moldearon las discusiones de la época.  Menudo enjambre de ideas que llegaba a las colonias. Así pues, en medio de este mundo convulso inició su vida independiente lo que hoy conocemos como Guatemala.

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Actualmente, una forma de celebrar la independencia en Guatemala, son las “antorchas”. Cientos, sino es que miles, de personas, en su mayoría jóvenes, recorren las calles de sus ciudades o pueblos.  Inician en el parque, o plaza central, donde encienden el fuego de la antorcha que mantienen encendido hasta llegar a sus lugares de origen ya sean escuelas, colonias, pueblos o aldeas.

Cada año observo a algunos de estos grupos recorrer algunas de  las calles de la ciudad y cada vez me pregunto si más allá de la alegría de compartir o pasar un buen momento, se han preguntado sobre el motivo de festejo.  Si bien es cierto, cada año se celebra haberse librado del gobierno español como rector de la vida en las colonias, me pregunto cuánto hemos avanzado en la independencia más importante de cualquier ciudadano en cualquier época, la independencia del yugo gubernamental.

Es irónico observar como por un lado, se celebra la independencia como país pero por otro lado se le teme a la independencia individual. Me refiero a la libertad de acción del individuo y no a la autarquía.  Es decir, por un lado se celebra la independencia de un país que, a fin de cuentas está conformado por individuos, pero se teme o se desconfía en la independencia del individuo a tomar decisiones en su vida.

Decisiones tan sencillas como la cantidad y calidad de alimentos a ingerir, no digamos tomar decisiones sobre cómo invertir para su retiro; o entregarle “vouchers” educativos para que decida a qué escuela enviar a sus hijos; o bonos para que decida qué servicios de salud contratar.

Se celebra la independencia de un abstracto llamado país pero se desconfía o se le teme a la independencia individual en la que el elector pueda elegir de forma uninominal y directa su representante en el Congreso.

Se celebra la independencia de un abstracto llamado país pero se desconfía o se le teme a la independencia individual, y por consiguiente se le impone cada vez más control gubernamental.

Aún nos falta mucho por recorrer y comprender acerca de cómo obtener esta  independencia individual, sin embargo no pierdo la esperanza que poco a poco vayan calando las ideas de la libertad, que conforme estas ideas se vayan discutiendo, haya cada vez más quienes se interesen por aclararse las ideas y “promuevan un mundo de personas responsables y libres que buscan su felicidad”.

¿Está usted dispuesto a mantener encendida la antorcha de su libertad individual?

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