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Los demócratas hacen honor a su nombre

Warren Orbaugh
01 de febrero, 2021

Hay una buena razón por la que los Padres Fundadores de los Estados Unidos de Norteamérica se opusieron a crear una democracia. Lo que hicieron fue crear la primera Republica moderna. Y es que la forma de gobierno de una nación es o republicano o despótico, es decir, donde nadie está por encima de la ley o donde la mayoría está por encima de la ley. La constitución republicana se basa en el principio de la libertad de los miembros de una sociedad, como seres humanos, conforme al principio de dependencia de todos sus miembros a un sistema común de leyes, como súbditos, y conforme a la igualdad de sus miembros ante la ley, como ciudadanos.

La república, entonces, no es lo mismo que una democracia. La democracia es una forma de gobernar despótica que considera que el deseo de la mayoría es el único patrón para medir el bien y el mal; que justo es aquello que la mayoría decide. Es la dictadura de la mayoría o de quienes dicen representar a la mayoría. La concepción de ‘justicia’ de los demócratas conduce a la injusta confiscación, primero de la propiedad de los acaudalados, y luego la de todos. Es un sistema en el cual, tu trabajo, tu propiedad, tu mente, tu libertad y tu vida están a merced de cualquier facción o pandilla que reúna el voto de la mayoría para el propósito que quieran.

La democracia provoca un estado de confrontación de facciones –un número de ciudadanos, sean una mayoría o una minoría, que unidos actúan impulsados por su interés privado común, adverso a los derechos de otros ciudadanos o a los intereses públicos de la comunidad entera. Sin importar los hipócritas llamados a la unidad nacional de los Demócratas, sus acciones aseguran el divisionismo y confrontación de la sociedad en lugar de la cooperación.

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Hoy somos testigos de cómo los Demócratas quieren destruir la república y sustituirla por una democracia. Eso fue exactamente lo que destruyó a Atenas y a Roma – parece que los hombres no aprenden las lecciones de la historia. Y a los que nos interesa la historia sólo nos queda ver como los hombres repiten una y otra vez los mismos errores. 

Los Demócratas, instigados por Nancy Pelossi, están empecinados en hacerle un juicio político al expresidente Trump. Para hacerlo están dispuestos a violar su Constitución. Ésta dice en la Sección 3 del Artículo 1: «Sólo el Senado tendrá el poder de enjuiciar todo Juicio Político…Cuando se le haga juicio al presidente de los Estados Unidos, el Presidente de la Corte Suprema deberá presidir: Y ninguna persona será declarada culpable sin la concurrencia presente de dos tercios de los Miembros. Los juicios en caso de Juicio Político no se pueden extender más allá de la destitución del puesto, y la descalificación para optar y ocupar cualquier función de honor, confianza y beneficio bajo los Estados Unidos…» 

¿Cómo quitar del puesto de presidente a quien ya no es presidente? Evidentemente, no se puede. Es obvio que lo que persiguen los Demócratas es descalificar a Trump para que no pueda optar a la presidencia en el futuro, pero la Constitución dice que primero se debe destituir al acusado, y entonces se podrá descalificar al implicado. El término de enlace en la Constitución no es disyuntivo, no dice: «o la descalificación.» No dice: «no se pueden extender más allá de la destitución del puesto, o la descalificación», o sea que sólo podría darse el primero sin el segundo o el segundo sin el primero. Tampoco el término de enlace es condicional, no dice: «Si se destituye del puesto entonces se le descalifica», o sea que lo primero implica lo segundo. El término de enlace es conjuntivo, dice: «la destitución del puesto, y la descalificación» y no «la destitución del puesto, y/o la descalificación», por lo que se requiere la destitución primero, para si se desea, a continuidad, ejecutar la descalificación. 

Pretender sentar el precedente de que es lícito enjuiciar políticamente a un civil – como hicieron los atenienses con Sócrates – es tratar de legitimar un arma política para esgrimirla contra cualquier civil, violando así sus derechos.

Ya el Presidente de la Corte Suprema se negó a participar en la violación de la Constitución y no presidirá el juicio político. Pero a los Demócratas les importa poco la ley – ellos consideran que están por encima de ésta –, y nombraron al senador Demócrata Patrick J. Leahy – uno de los partidarios del juicio contra Trump –, para presidir el juicio, contraviniendo lo establecido en la Constitución. 

Ojalá que los senadores Republicanos cumplan con su juramento de defender la Constitución y frenen la embestida de los Demócratas que desean destruir la república. Recordemos lo que dijo John Adams: “No hay buen gobierno que no sea republicano. La única parte valiosa de la Constitución británica es así, porque la definición misma de una república es un imperio de leyes y no de hombres.” 

Los demócratas hacen honor a su nombre

Warren Orbaugh
01 de febrero, 2021

Hay una buena razón por la que los Padres Fundadores de los Estados Unidos de Norteamérica se opusieron a crear una democracia. Lo que hicieron fue crear la primera Republica moderna. Y es que la forma de gobierno de una nación es o republicano o despótico, es decir, donde nadie está por encima de la ley o donde la mayoría está por encima de la ley. La constitución republicana se basa en el principio de la libertad de los miembros de una sociedad, como seres humanos, conforme al principio de dependencia de todos sus miembros a un sistema común de leyes, como súbditos, y conforme a la igualdad de sus miembros ante la ley, como ciudadanos.

La república, entonces, no es lo mismo que una democracia. La democracia es una forma de gobernar despótica que considera que el deseo de la mayoría es el único patrón para medir el bien y el mal; que justo es aquello que la mayoría decide. Es la dictadura de la mayoría o de quienes dicen representar a la mayoría. La concepción de ‘justicia’ de los demócratas conduce a la injusta confiscación, primero de la propiedad de los acaudalados, y luego la de todos. Es un sistema en el cual, tu trabajo, tu propiedad, tu mente, tu libertad y tu vida están a merced de cualquier facción o pandilla que reúna el voto de la mayoría para el propósito que quieran.

La democracia provoca un estado de confrontación de facciones –un número de ciudadanos, sean una mayoría o una minoría, que unidos actúan impulsados por su interés privado común, adverso a los derechos de otros ciudadanos o a los intereses públicos de la comunidad entera. Sin importar los hipócritas llamados a la unidad nacional de los Demócratas, sus acciones aseguran el divisionismo y confrontación de la sociedad en lugar de la cooperación.

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Hoy somos testigos de cómo los Demócratas quieren destruir la república y sustituirla por una democracia. Eso fue exactamente lo que destruyó a Atenas y a Roma – parece que los hombres no aprenden las lecciones de la historia. Y a los que nos interesa la historia sólo nos queda ver como los hombres repiten una y otra vez los mismos errores. 

Los Demócratas, instigados por Nancy Pelossi, están empecinados en hacerle un juicio político al expresidente Trump. Para hacerlo están dispuestos a violar su Constitución. Ésta dice en la Sección 3 del Artículo 1: «Sólo el Senado tendrá el poder de enjuiciar todo Juicio Político…Cuando se le haga juicio al presidente de los Estados Unidos, el Presidente de la Corte Suprema deberá presidir: Y ninguna persona será declarada culpable sin la concurrencia presente de dos tercios de los Miembros. Los juicios en caso de Juicio Político no se pueden extender más allá de la destitución del puesto, y la descalificación para optar y ocupar cualquier función de honor, confianza y beneficio bajo los Estados Unidos…» 

¿Cómo quitar del puesto de presidente a quien ya no es presidente? Evidentemente, no se puede. Es obvio que lo que persiguen los Demócratas es descalificar a Trump para que no pueda optar a la presidencia en el futuro, pero la Constitución dice que primero se debe destituir al acusado, y entonces se podrá descalificar al implicado. El término de enlace en la Constitución no es disyuntivo, no dice: «o la descalificación.» No dice: «no se pueden extender más allá de la destitución del puesto, o la descalificación», o sea que sólo podría darse el primero sin el segundo o el segundo sin el primero. Tampoco el término de enlace es condicional, no dice: «Si se destituye del puesto entonces se le descalifica», o sea que lo primero implica lo segundo. El término de enlace es conjuntivo, dice: «la destitución del puesto, y la descalificación» y no «la destitución del puesto, y/o la descalificación», por lo que se requiere la destitución primero, para si se desea, a continuidad, ejecutar la descalificación. 

Pretender sentar el precedente de que es lícito enjuiciar políticamente a un civil – como hicieron los atenienses con Sócrates – es tratar de legitimar un arma política para esgrimirla contra cualquier civil, violando así sus derechos.

Ya el Presidente de la Corte Suprema se negó a participar en la violación de la Constitución y no presidirá el juicio político. Pero a los Demócratas les importa poco la ley – ellos consideran que están por encima de ésta –, y nombraron al senador Demócrata Patrick J. Leahy – uno de los partidarios del juicio contra Trump –, para presidir el juicio, contraviniendo lo establecido en la Constitución. 

Ojalá que los senadores Republicanos cumplan con su juramento de defender la Constitución y frenen la embestida de los Demócratas que desean destruir la república. Recordemos lo que dijo John Adams: “No hay buen gobierno que no sea republicano. La única parte valiosa de la Constitución británica es así, porque la definición misma de una república es un imperio de leyes y no de hombres.”