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Latinoamérica no tiene ideología

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Redacción
23 de noviembre, 2023

En Latinoamérica, se suele hablar de una política cíclica, orientada en torno a las olas de izquierda y derecha. Esto tiene algo de cierto: la marea rosa de Hugo Chávez adoptó un cariz netamente ideológico. La izquierda no ha sido imitada por la derecha, que ha tendido a renegar de apelativos doctrinarios.

  • Sería más adecuado hablar de un turnismo electoral: las distintas fuerzas son elegidas, decepcionan y son reemplazadas por su “florete” ideológico. El ciclo se repite infinitamente, de ahí las olas aparentes.
  • La mayoría de los países de la región no cuentan con una masa ideologizada y decididamente izquierdista o derechista. Indudablemente, hay partidos que se perpetúan, generalmente por tradición o clientelismo, no ideología.
  • Sí existen, como dice el economista Daniel Lacalle, países relativamente bien o mal administrados. A esto obedece el éxito de los partidos. De lo contrario, tendría que afirmarse que los electores latinoamericanos cambian de ideología cada cuatro años.

Es noticia.  En Argentina, la victoria de Javier Milei (LLA, derecha) ante Sergio Massa (UP, izquierda) es muestra de la flexibilidad ideológica de la región. Milei ganó con un 55.69% frente al 44.31% de Massa; tomará posesión el próximo 10 de diciembre, viéndose ante la necesidad de enfrentar una complicadísima coyuntura.

  • Las arcas estatales están inusualmente deprimidas, incluso para los estándares argentinos. Massa, el candidato del peronismo, se valió del “plan platita” para hacer campaña; Milei tendrá que resolver esta factura impaga.
  • El plan de Massa se financió con emisión monetaria, pues Argentina carece de reservas extranjeras; su coste se estima en US$2,200M, equivalente a un 1.3% del PIB. Esto se suma a una inflación que se sitúa en 142.7%.
  • Milei, un candidato cuando menos excéntrico, propone dolarizar la economía y abolir el Banco Central. Le ha declarado la guerra, ahora con más tino y delicadeza, al inmenso entramado de empresas estatales deficitarias.

Por qué importa. Argentina reúne una serie de particularidades. El peronismo, por discordante y multifacético que sea, es el movimiento electoral más longevo y exitoso de Latinoamérica. Milei le ha propinado un duro golpe a uno de los referentes de la izquierda regional, que no por esto desaparecerá.  

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  • Milei ganó con una ventaja de 11.38%, mucho más contundente que el 2.68% registrado por Mauricio Macri en 2015. La derrota del peronismo en sus feudos tradicionales sugiere un cambio de paradigma político.
  • Argentina históricamente ha mantenido una línea ideológica relativamente firme. Sus Gobiernos han procurado instaurar un Estado del bienestar a la europea, rematando con un proteccionismo excesivamente entusiasta.
  • Dicho esto, el presidente electo perderá apoyos una vez introduzca sus reformas. Es evidente el hastío popular, pero los recortes venideros causarán revuelo en las calles, poniendo el nuevo modelo en entredicho.

El porvenir. La derecha, o al menos la no izquierda, cuenta con la importantísima ventaja de que sus promesas son más fáciles de cumplir. Accede al poder en tiempos de crisis, generalmente ofreciendo reformas liberales y medidas contra el crimen; puede fallar, como suele acaecer, pero sus proyectos son asequibles.

  • La izquierda promete un Estado del bienestar, a la latinoamericana. Esto quizá sería posible de renovarse en el poder, pero lo cierto es que sus proyectos requieren de más tiempo, exponiéndolos a ser castigados en las urnas.
  • El candidato “perfecto”, por tanto, es una suerte de centrista vagamente derechista. Debe responder a las ansias en materia de seguridad, pero también debe demostrar ciertos dotes administrativos.  
  • No hay un electorado ideologizado, pero sí puede surgir; la Latinoamérica del siglo XX es muestra de que la región es capaz de nutrir movimientos de masas. Ya en varios países de la región se van dando guerras culturales a la estadounidense.

Latinoamérica no tiene ideología

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Redacción
23 de noviembre, 2023

En Latinoamérica, se suele hablar de una política cíclica, orientada en torno a las olas de izquierda y derecha. Esto tiene algo de cierto: la marea rosa de Hugo Chávez adoptó un cariz netamente ideológico. La izquierda no ha sido imitada por la derecha, que ha tendido a renegar de apelativos doctrinarios.

  • Sería más adecuado hablar de un turnismo electoral: las distintas fuerzas son elegidas, decepcionan y son reemplazadas por su “florete” ideológico. El ciclo se repite infinitamente, de ahí las olas aparentes.
  • La mayoría de los países de la región no cuentan con una masa ideologizada y decididamente izquierdista o derechista. Indudablemente, hay partidos que se perpetúan, generalmente por tradición o clientelismo, no ideología.
  • Sí existen, como dice el economista Daniel Lacalle, países relativamente bien o mal administrados. A esto obedece el éxito de los partidos. De lo contrario, tendría que afirmarse que los electores latinoamericanos cambian de ideología cada cuatro años.

Es noticia.  En Argentina, la victoria de Javier Milei (LLA, derecha) ante Sergio Massa (UP, izquierda) es muestra de la flexibilidad ideológica de la región. Milei ganó con un 55.69% frente al 44.31% de Massa; tomará posesión el próximo 10 de diciembre, viéndose ante la necesidad de enfrentar una complicadísima coyuntura.

  • Las arcas estatales están inusualmente deprimidas, incluso para los estándares argentinos. Massa, el candidato del peronismo, se valió del “plan platita” para hacer campaña; Milei tendrá que resolver esta factura impaga.
  • El plan de Massa se financió con emisión monetaria, pues Argentina carece de reservas extranjeras; su coste se estima en US$2,200M, equivalente a un 1.3% del PIB. Esto se suma a una inflación que se sitúa en 142.7%.
  • Milei, un candidato cuando menos excéntrico, propone dolarizar la economía y abolir el Banco Central. Le ha declarado la guerra, ahora con más tino y delicadeza, al inmenso entramado de empresas estatales deficitarias.

Por qué importa. Argentina reúne una serie de particularidades. El peronismo, por discordante y multifacético que sea, es el movimiento electoral más longevo y exitoso de Latinoamérica. Milei le ha propinado un duro golpe a uno de los referentes de la izquierda regional, que no por esto desaparecerá.  

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  • Milei ganó con una ventaja de 11.38%, mucho más contundente que el 2.68% registrado por Mauricio Macri en 2015. La derrota del peronismo en sus feudos tradicionales sugiere un cambio de paradigma político.
  • Argentina históricamente ha mantenido una línea ideológica relativamente firme. Sus Gobiernos han procurado instaurar un Estado del bienestar a la europea, rematando con un proteccionismo excesivamente entusiasta.
  • Dicho esto, el presidente electo perderá apoyos una vez introduzca sus reformas. Es evidente el hastío popular, pero los recortes venideros causarán revuelo en las calles, poniendo el nuevo modelo en entredicho.

El porvenir. La derecha, o al menos la no izquierda, cuenta con la importantísima ventaja de que sus promesas son más fáciles de cumplir. Accede al poder en tiempos de crisis, generalmente ofreciendo reformas liberales y medidas contra el crimen; puede fallar, como suele acaecer, pero sus proyectos son asequibles.

  • La izquierda promete un Estado del bienestar, a la latinoamericana. Esto quizá sería posible de renovarse en el poder, pero lo cierto es que sus proyectos requieren de más tiempo, exponiéndolos a ser castigados en las urnas.
  • El candidato “perfecto”, por tanto, es una suerte de centrista vagamente derechista. Debe responder a las ansias en materia de seguridad, pero también debe demostrar ciertos dotes administrativos.  
  • No hay un electorado ideologizado, pero sí puede surgir; la Latinoamérica del siglo XX es muestra de que la región es capaz de nutrir movimientos de masas. Ya en varios países de la región se van dando guerras culturales a la estadounidense.