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Carros, placas y otras nimiedades

Redacción
24 de junio, 2014

En los atascos de tráfico, puede observar diariamente  las placas de los carros que circulan delante, a su par o que incluso le adelantan delineando un imaginario e inexistente tercer carril. En muchas ocasiones -demasiadas diría yo- carecen de ambas placas, las llevan tapadas con un plástico oscuro que impide ver la misma, están caducadas (son de 1988) y no responden al modelo ya cambiado hace años o incluso son falsas, falsificadas o impresas en papel o cartón. Al igual que usted y yo seguramente la PMT y la PNC las miran también, sin que hagan absolutamente nada al respecto. La costumbre de hacerlo mal se convierte en norma y la ley es papel mojado, especialmente ahora con estas torrenciales lluvias. 

Se podrá encontrar, entre otras, con una Pilot roja CD-1077 (placas de 1998, ¡supercaducadas!); con un Mercedes azul CD-44 (en iguales condiciones que la anterior); con P-120DMV en cartón y cuya placa real no se corresponde con el vehículo oscuro que la porta; otra Runner SRS gris CD-890; un Golf con pegatina de “Cataluña” MI-2905 (y al igual que los otros con placa de 1988), que por cierto baja por veinte calle casi todos los días, a efectos de que pueda localizarse más fácilmente; una Pilot gris claro CD-1234 (también fuera de juego); una Toyota negra P-125DMV que realmente corresponde a un Hyundai blanco u otra Toyota gris P-140DMV placas de un Nissan corinto que utiliza ilegalmente y en cartón. 
Esa fauna pasa delante de policías diariamente sin que reparen en ello ni les importe un carajo. Mientras a usted y a mi nos paran,  solicitan el impuesto, la papelería y otras cuestiones, todas  ellas legales. Sin embargo, ¿por qué no atajan esos desmanes de los que únicamente he evidenciado algunos? 
Mientras la ley no se cumpla y se exija es absurdo que pensemos en desarrollo, bienestar o prosperidad. Las normas están para cumplirse y deben de observarse por todos. Primero, porque el día que tenga un percance no sabrá identificarlos ni a quien acudir. Seguramente esas placas están registradas falsamente. Segundo, porque si usted cumple con pagar su impuesto de circulación esos vehículos no lo hacen puesto que no podrían actualizarse con esas placas caducadas o duplicadas. Esto no es menor ni debe de tomarse a la ligera. Además, es de muy fácil solución. 
En el caso que nos ocupa un policía (¡solo uno!) que esté para tal fin en un lugar estratégico -de los que puedo nombrar ahora mismo más de veinte- podría cumplir el cometido una vez a la semana (¡solo una!), deteniendo a estos personajes y haciéndoles ver que no pueden pasearse sin observar el mismo comportamiento que el resto. El tema es que no hay voluntad de hacerlo y eso pone de manifiesto la connivencia de las municipalidades, principalmente la de Santa Catarina Pinula y la capitalina y la falta del ejercicio de la autoridad que debería velar por el cumplimiento de la ley. 
Pequeñas cosas hacen grandes obras y esto que parece una nimiedad, una simpleza,  podría ser el principio, comenzando por quienes obvian el tema impositivo vehicular o las normas básicas de circulación ¡Ahí queda el reto señores alcaldes!, a ver que hacen al respecto.

Carros, placas y otras nimiedades

Redacción
24 de junio, 2014

En los atascos de tráfico, puede observar diariamente  las placas de los carros que circulan delante, a su par o que incluso le adelantan delineando un imaginario e inexistente tercer carril. En muchas ocasiones -demasiadas diría yo- carecen de ambas placas, las llevan tapadas con un plástico oscuro que impide ver la misma, están caducadas (son de 1988) y no responden al modelo ya cambiado hace años o incluso son falsas, falsificadas o impresas en papel o cartón. Al igual que usted y yo seguramente la PMT y la PNC las miran también, sin que hagan absolutamente nada al respecto. La costumbre de hacerlo mal se convierte en norma y la ley es papel mojado, especialmente ahora con estas torrenciales lluvias. 

Se podrá encontrar, entre otras, con una Pilot roja CD-1077 (placas de 1998, ¡supercaducadas!); con un Mercedes azul CD-44 (en iguales condiciones que la anterior); con P-120DMV en cartón y cuya placa real no se corresponde con el vehículo oscuro que la porta; otra Runner SRS gris CD-890; un Golf con pegatina de “Cataluña” MI-2905 (y al igual que los otros con placa de 1988), que por cierto baja por veinte calle casi todos los días, a efectos de que pueda localizarse más fácilmente; una Pilot gris claro CD-1234 (también fuera de juego); una Toyota negra P-125DMV que realmente corresponde a un Hyundai blanco u otra Toyota gris P-140DMV placas de un Nissan corinto que utiliza ilegalmente y en cartón. 
Esa fauna pasa delante de policías diariamente sin que reparen en ello ni les importe un carajo. Mientras a usted y a mi nos paran,  solicitan el impuesto, la papelería y otras cuestiones, todas  ellas legales. Sin embargo, ¿por qué no atajan esos desmanes de los que únicamente he evidenciado algunos? 
Mientras la ley no se cumpla y se exija es absurdo que pensemos en desarrollo, bienestar o prosperidad. Las normas están para cumplirse y deben de observarse por todos. Primero, porque el día que tenga un percance no sabrá identificarlos ni a quien acudir. Seguramente esas placas están registradas falsamente. Segundo, porque si usted cumple con pagar su impuesto de circulación esos vehículos no lo hacen puesto que no podrían actualizarse con esas placas caducadas o duplicadas. Esto no es menor ni debe de tomarse a la ligera. Además, es de muy fácil solución. 
En el caso que nos ocupa un policía (¡solo uno!) que esté para tal fin en un lugar estratégico -de los que puedo nombrar ahora mismo más de veinte- podría cumplir el cometido una vez a la semana (¡solo una!), deteniendo a estos personajes y haciéndoles ver que no pueden pasearse sin observar el mismo comportamiento que el resto. El tema es que no hay voluntad de hacerlo y eso pone de manifiesto la connivencia de las municipalidades, principalmente la de Santa Catarina Pinula y la capitalina y la falta del ejercicio de la autoridad que debería velar por el cumplimiento de la ley. 
Pequeñas cosas hacen grandes obras y esto que parece una nimiedad, una simpleza,  podría ser el principio, comenzando por quienes obvian el tema impositivo vehicular o las normas básicas de circulación ¡Ahí queda el reto señores alcaldes!, a ver que hacen al respecto.