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Historias Urbanas | Selena, eterno amor prohibido

Redacción República
17 de enero, 2021

Selena, eterno amor prohibido. ESTA ES LA HISTORIA URBANA DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR.

Morir a sus escasos 23 años impidió que la cantante tejana Selena Quintanilla Pérez se sometiera a dietas. A ejercicios y operaciones para afianzar el busto e implantes para conservar la redondez de sus nalgas.

No tuvo necesidad de las inyecciones de bótox para eliminar las arrugas que se trazan cual telarañas alrededor de los ojos. Su cabello no se quemó hasta desaparecer por la constante aplicación de tintes.

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No pusieron a prueba su fe como testigo de Jehová con la posibilidad de mostrar sus caderas al natural en la revista Playboy. Aunque el cheque firmado con el aval de Hugh Hefner rebasara las ocho cifras en dólares pagaderos a la portadora.

Tampoco sabremos cuál sería su opinión acerca de la cacería desatada contra los trabajadores sin residencia legal en Estados Unidos. Migrantes que se rompen el lomo con tal de mandarles sus centavos a las familias que dejaron en México, Guatemala, El Salvador y Honduras.

Selena formaba parte de la recuperación de California, Arizona, Colorado, Nuevo México y Texas. Recuperación por medio de la constante llegada de gente nacida al sur del río Bravo. De los varios kilómetros de ventaja que se ganan cada año en la carrera demográfica por la reconquista de Aztlán.

Era inevitable que los periodistas y conductores de televisión, a la hora de promocionar su nuevo disco, la cuestionaran acerca del tema migratorio. ¿Habría tomado partido por George W. Bush, Barack Obama o Donald Trump, para desconcierto de sus seguidores fueran republicanos o demócratas? 

El tiro que le acertó Yolanda Saldívar, incapaz de explicar por qué se aprovechaba de la confianza y el cariño que mereció de su patrona, le salió al paso cuando avanzaba la grabación de su primer disco en inglés.

Era la lengua de sus padres. De ascendencia mexicana pero nacidos y criados en el territorio que se incorporó a la Unión Americana cuando la firma del tratado Guadalupe-Hidalgo en 1848 le aseguró a los gabachos la ansiada expansión hacia las costas del océano Pacífico.

Alrededor de Selena se armó un combinado de productores, compositores y artistas invitados. Se incluyó a KC Porter (responsable del éxito continental de Ricky Martin y Los Fabulosos Cadillacs).

También Diane Warren (autora de canciones para Chicago, Bad English, Aerosmith, Whitney Houston, Roy Orbison y Gloria Estefan). Así como a Desmond Child (coautor de temas para Kiss, Bon Jovi, Alice Cooper, Cher y Michael Bolton) y David Byrne (el escocés fundador de Talking Heads).

El sello EMI no escatimó gastos, estaba complacido con las ventas obtenidas por Amor prohibido (1994). Confiaba en que el puesto abierto por Selena tendría amplia clientela dentro del mercado blanco, anglosajón y protestante.

Las canciones que pudieron completarse para el disco póstumo Dreaming of You (1995) delatan la elaboración de un producto destinado a la población mayoritaria de Estados Unidos.

Se echa de menos la calidez que emana de las canciones que Selena cantó en el español que aprendió a pronunciar con alguna que otra caída en esas bromas que suele gastar el inglés al intercambiar ropajes con el idioma del vecino.

No dudo de su empeño, soñaba con grabar un disco cantado por entero en inglés, pero su público natural estaba en la frontera. En esa pertenencia a las fiestas que se prolongan más allá de la medianoche con la radio a todo volumen aunque se pongan bravos en el vecindario, la quema de cohetillos, la quiebra de piñatas y la crianza en esos hogares cimentados en la férrea autoridad matern. En la fe en la Virgen de Guadalupe para que les guarde su camino de todo mal y las malas juntas en el barrio.

La fugacidad de su vida contribuyó a la fama de Jennifer López, a la fabricación y venta de productos con su nombre y a los documentales dedicados al crimen cometido el 31 de marzo de 1995.

También evitó que grabara duetos con artistas de moda para darla a conocer al público formado por los quinceañeros que se pasan el día entero atentos a sus teléfonos, tablets y computadoras portátiles.

La muerte, esa visita inevitable, la preservó en su belleza esencial, propia de las flores de campo cuyo nombre desconocemos, pero nos atraen con sus colores y no dudamos en arrancar un manojo para ofrecérselo a la madre, la novia, la suegra, la amante o al ser querido que descansa en el cementerio, el panteón y la necrópolis.

Y ahí sigue, hermosa y radiante en la filmación del último concierto que dio en el Astrodome de Houston, envuelta en el ropaje morado que tan bien le tallaba la figura y sigue atrayendo miradas en cualquier tiempo y lugar.

Posdata.- El fotógrafo Carlos Sebastián se recupera de la agresión que sufrió a manos de la Policía cuando cubría la manifestación del 21 de noviembre. Carece del seguro que pueda cubrir sus gastos médicos y su equipo fotográfico también resultó dañado. Quien desee colaborar puede hacer sus aportes en la cuenta monetaria 012-011491-8, del Banco Industrial, a nombre de Sandra Sebastián Pedro.

Historias Urbanas | Selena, eterno amor prohibido

Redacción República
17 de enero, 2021

Selena, eterno amor prohibido. ESTA ES LA HISTORIA URBANA DE JOSÉ VICENTE SOLÓRZANO AGUILAR.

Morir a sus escasos 23 años impidió que la cantante tejana Selena Quintanilla Pérez se sometiera a dietas. A ejercicios y operaciones para afianzar el busto e implantes para conservar la redondez de sus nalgas.

No tuvo necesidad de las inyecciones de bótox para eliminar las arrugas que se trazan cual telarañas alrededor de los ojos. Su cabello no se quemó hasta desaparecer por la constante aplicación de tintes.

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No pusieron a prueba su fe como testigo de Jehová con la posibilidad de mostrar sus caderas al natural en la revista Playboy. Aunque el cheque firmado con el aval de Hugh Hefner rebasara las ocho cifras en dólares pagaderos a la portadora.

Tampoco sabremos cuál sería su opinión acerca de la cacería desatada contra los trabajadores sin residencia legal en Estados Unidos. Migrantes que se rompen el lomo con tal de mandarles sus centavos a las familias que dejaron en México, Guatemala, El Salvador y Honduras.

Selena formaba parte de la recuperación de California, Arizona, Colorado, Nuevo México y Texas. Recuperación por medio de la constante llegada de gente nacida al sur del río Bravo. De los varios kilómetros de ventaja que se ganan cada año en la carrera demográfica por la reconquista de Aztlán.

Era inevitable que los periodistas y conductores de televisión, a la hora de promocionar su nuevo disco, la cuestionaran acerca del tema migratorio. ¿Habría tomado partido por George W. Bush, Barack Obama o Donald Trump, para desconcierto de sus seguidores fueran republicanos o demócratas? 

El tiro que le acertó Yolanda Saldívar, incapaz de explicar por qué se aprovechaba de la confianza y el cariño que mereció de su patrona, le salió al paso cuando avanzaba la grabación de su primer disco en inglés.

Era la lengua de sus padres. De ascendencia mexicana pero nacidos y criados en el territorio que se incorporó a la Unión Americana cuando la firma del tratado Guadalupe-Hidalgo en 1848 le aseguró a los gabachos la ansiada expansión hacia las costas del océano Pacífico.

Alrededor de Selena se armó un combinado de productores, compositores y artistas invitados. Se incluyó a KC Porter (responsable del éxito continental de Ricky Martin y Los Fabulosos Cadillacs).

También Diane Warren (autora de canciones para Chicago, Bad English, Aerosmith, Whitney Houston, Roy Orbison y Gloria Estefan). Así como a Desmond Child (coautor de temas para Kiss, Bon Jovi, Alice Cooper, Cher y Michael Bolton) y David Byrne (el escocés fundador de Talking Heads).

El sello EMI no escatimó gastos, estaba complacido con las ventas obtenidas por Amor prohibido (1994). Confiaba en que el puesto abierto por Selena tendría amplia clientela dentro del mercado blanco, anglosajón y protestante.

Las canciones que pudieron completarse para el disco póstumo Dreaming of You (1995) delatan la elaboración de un producto destinado a la población mayoritaria de Estados Unidos.

Se echa de menos la calidez que emana de las canciones que Selena cantó en el español que aprendió a pronunciar con alguna que otra caída en esas bromas que suele gastar el inglés al intercambiar ropajes con el idioma del vecino.

No dudo de su empeño, soñaba con grabar un disco cantado por entero en inglés, pero su público natural estaba en la frontera. En esa pertenencia a las fiestas que se prolongan más allá de la medianoche con la radio a todo volumen aunque se pongan bravos en el vecindario, la quema de cohetillos, la quiebra de piñatas y la crianza en esos hogares cimentados en la férrea autoridad matern. En la fe en la Virgen de Guadalupe para que les guarde su camino de todo mal y las malas juntas en el barrio.

La fugacidad de su vida contribuyó a la fama de Jennifer López, a la fabricación y venta de productos con su nombre y a los documentales dedicados al crimen cometido el 31 de marzo de 1995.

También evitó que grabara duetos con artistas de moda para darla a conocer al público formado por los quinceañeros que se pasan el día entero atentos a sus teléfonos, tablets y computadoras portátiles.

La muerte, esa visita inevitable, la preservó en su belleza esencial, propia de las flores de campo cuyo nombre desconocemos, pero nos atraen con sus colores y no dudamos en arrancar un manojo para ofrecérselo a la madre, la novia, la suegra, la amante o al ser querido que descansa en el cementerio, el panteón y la necrópolis.

Y ahí sigue, hermosa y radiante en la filmación del último concierto que dio en el Astrodome de Houston, envuelta en el ropaje morado que tan bien le tallaba la figura y sigue atrayendo miradas en cualquier tiempo y lugar.

Posdata.- El fotógrafo Carlos Sebastián se recupera de la agresión que sufrió a manos de la Policía cuando cubría la manifestación del 21 de noviembre. Carece del seguro que pueda cubrir sus gastos médicos y su equipo fotográfico también resultó dañado. Quien desee colaborar puede hacer sus aportes en la cuenta monetaria 012-011491-8, del Banco Industrial, a nombre de Sandra Sebastián Pedro.