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Estabilidad de precios: política antieconómica y populista

Redacción República
05 de octubre, 2014

¡Qué necedad!. Pretender que los precios se puedan poner y quitar -como si fueran base de maquillaje para mejorar la imagen de candidato, ministro, presidente o partido político alguno- sin tener un impacto negativo en la economía real y por lo tanto en los bolsillos de los guatemaltecos.

Los precios los fija el mercado, responden a la oferta y la demanda.

Que algún empresario se comprometa a ‘estabilizar’ precios, falta a los más elementales principios de libre empresa, y de manera solapada o descarada, dependiendo el punto de vista, contribuyen a afianzar el populismo que está más que demostrado con el caso de Venezuela, solo conduce a la destrucción del sistema económico y golpea de manera directa la economía de los ciudadanos y de las empresas pues los costos siempre, y sin excepción alguien los paga.

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Los precios también están sujetos a la competitividad del país y los costos asociados.

Los costos y su relación con el precio definen la rentabilidad de un negocio, aún y cuando este margen en época de vacas flacas, no sirva más que para la sostenibilidad de una empresa.

Si don Pepe, dueño del negocio ‘x’ decide aceptar hipócritamente fijar precios tope (las cosas hay que llamarlas como son) que le imponen también con disfraz hipócrita los funcionarios de Gobierno, cabe plantearse algunas opciones: Opción A ¿tan buen negocio será el de don Pepe o tan buen samaritano será él que asumirá el castigo al margen de rentabilidad de su negocio?. Opción B, si el margen no se lo permite ¿se arriesgará don Pepe a perder y tener que cerrar su negocio dejando sin empleo a sus trabajadores?. Opción C ¿don Pepe le trasladará el castigo a sus proveedores de insumos y materias primas doña Rosa y don Felipe?, opción que ya están aplicando los ministros en reuniones con proveedores de insumos de los negocios que ya aceptaron la ‘estabilidad de precios’, con la condición de que les hablen también a proveedores para que ‘ayuden’. Opción D ¿don Pepe le trasladará el castigo de estos precios tope a sus trabajadores?. Opción E ¿la empresa de don Pepe no crecerá, no invertirá y no innovará?. Opción F, en el mediano y largo plazo ¿tendremos los guatemaltecos que pagar el costo de más populismo para que don Presidente, don Ministro y demás sin dones de gobierno mejoren su imagen?.

Los precios no deben responder nunca a la necesidad de imagen de gobierno. La reputación favorable funciona exactamente igual, la establece el mercado. Los precios no revertirán la desaprobación ciudadana ni la realidad de un gobierno incapaz de brindar seguridad y mejores condiciones a la inversión para generar mejores empleos.

La falta de logros tangibles, y el sueño de reelección del Partido Populista los está obligando a dar patadas de ahogado recurriendo a más medidas antitécnicas y antieconómicas, negociando -la receta de Varela- como cucuruchos en procesión, el Presidente y Ministros de Economía, Agricultura, Trabajo y hasta el de Energía y Minas.

Los precios y el poder adquisitivo mejorarán solo cuando las condiciones de competitividad mejoren sustancialmente. Y tengamos más oferta, más empresas produciendo eficientemente y más demanda, más personas con empleo e ingresos para comprar los productos en un mercado competitivo.

Es cierto que pueden existir distorsiones que generan presión; subsidios, restricciones, aranceles, contingentes, acaparamiento entre otras. Si el Ministro de Economía presume la existencia de alguna de estas distorsiones, o alguna práctica ilegal, tiene la obligación, el mandato y los mecanismos de Ley para actuar.

No se valen más medidas populistas, tarde o temprano pagaremos los platos rotos.

Estabilidad de precios: política antieconómica y populista

Redacción República
05 de octubre, 2014

¡Qué necedad!. Pretender que los precios se puedan poner y quitar -como si fueran base de maquillaje para mejorar la imagen de candidato, ministro, presidente o partido político alguno- sin tener un impacto negativo en la economía real y por lo tanto en los bolsillos de los guatemaltecos.

Los precios los fija el mercado, responden a la oferta y la demanda.

Que algún empresario se comprometa a ‘estabilizar’ precios, falta a los más elementales principios de libre empresa, y de manera solapada o descarada, dependiendo el punto de vista, contribuyen a afianzar el populismo que está más que demostrado con el caso de Venezuela, solo conduce a la destrucción del sistema económico y golpea de manera directa la economía de los ciudadanos y de las empresas pues los costos siempre, y sin excepción alguien los paga.

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Los precios también están sujetos a la competitividad del país y los costos asociados.

Los costos y su relación con el precio definen la rentabilidad de un negocio, aún y cuando este margen en época de vacas flacas, no sirva más que para la sostenibilidad de una empresa.

Si don Pepe, dueño del negocio ‘x’ decide aceptar hipócritamente fijar precios tope (las cosas hay que llamarlas como son) que le imponen también con disfraz hipócrita los funcionarios de Gobierno, cabe plantearse algunas opciones: Opción A ¿tan buen negocio será el de don Pepe o tan buen samaritano será él que asumirá el castigo al margen de rentabilidad de su negocio?. Opción B, si el margen no se lo permite ¿se arriesgará don Pepe a perder y tener que cerrar su negocio dejando sin empleo a sus trabajadores?. Opción C ¿don Pepe le trasladará el castigo a sus proveedores de insumos y materias primas doña Rosa y don Felipe?, opción que ya están aplicando los ministros en reuniones con proveedores de insumos de los negocios que ya aceptaron la ‘estabilidad de precios’, con la condición de que les hablen también a proveedores para que ‘ayuden’. Opción D ¿don Pepe le trasladará el castigo de estos precios tope a sus trabajadores?. Opción E ¿la empresa de don Pepe no crecerá, no invertirá y no innovará?. Opción F, en el mediano y largo plazo ¿tendremos los guatemaltecos que pagar el costo de más populismo para que don Presidente, don Ministro y demás sin dones de gobierno mejoren su imagen?.

Los precios no deben responder nunca a la necesidad de imagen de gobierno. La reputación favorable funciona exactamente igual, la establece el mercado. Los precios no revertirán la desaprobación ciudadana ni la realidad de un gobierno incapaz de brindar seguridad y mejores condiciones a la inversión para generar mejores empleos.

La falta de logros tangibles, y el sueño de reelección del Partido Populista los está obligando a dar patadas de ahogado recurriendo a más medidas antitécnicas y antieconómicas, negociando -la receta de Varela- como cucuruchos en procesión, el Presidente y Ministros de Economía, Agricultura, Trabajo y hasta el de Energía y Minas.

Los precios y el poder adquisitivo mejorarán solo cuando las condiciones de competitividad mejoren sustancialmente. Y tengamos más oferta, más empresas produciendo eficientemente y más demanda, más personas con empleo e ingresos para comprar los productos en un mercado competitivo.

Es cierto que pueden existir distorsiones que generan presión; subsidios, restricciones, aranceles, contingentes, acaparamiento entre otras. Si el Ministro de Economía presume la existencia de alguna de estas distorsiones, o alguna práctica ilegal, tiene la obligación, el mandato y los mecanismos de Ley para actuar.

No se valen más medidas populistas, tarde o temprano pagaremos los platos rotos.