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Consecuencias no intencionadas de las políticas públicas

Redacción República
05 de noviembre, 2014

Los retos del desarrollo para América
Latina y los demás países subdesarrollados del mundo son distintos de los que
afrontaron los países ricos que primero entraron en la categoría
“desarrollados”. Cuando la mayoría de
países hoy ricos encaminaron el sendero hacia el crecimiento económico y desarrollo,
eran no desarrollados, pero no eran subdesarrollados. Ser subdesarrollado implica tener un
referente comparativo desarrollado.
Cuando los primero países ricos desarrollaban, no habían otros países
ricos. Cuando los países pobres de hoy
desarrollan, lo hacen en un contexto internacional política y económicamente
dominado por los países ricos.


Este es el punto clave que hacían los
seguidores de la escuela de pensamiento económico de la Teoría de la
Dependencia. Los teóricos clásicos de la
Teoría del Desarrollo enfatizan el rol positivo que juegan los países ricos,
mostrando el ejemplo a seguir a los países pobres, en materia de políticas
económicas, monetarias, fiscales, etc.
Teóricos de la Dependencia enfatizan el rol negativo de los países ricos
en el desarrollo de los países pobres, por la manera en que se insertan los
países pobres en el sistema internacional de comercio. Según los preceptos de esta escuela, los
países pobres suministran recursos naturales, trabajo barato, y brindan a los países
ricos mercados receptores de su tecnología obsoleta y mercados para sus bienes
finales.


La Teoría de la Dependencia es la única
escuela de pensamiento económico de talla mundial nata de la región
Latinoamericana. De esa cuenta influyó
fuertemente en las desastrosas políticas de sustitución de importaciones que se
aplicaron por décadas en la región, que lograron únicamente empoderar el
mercantilismo y nacionalismo económico en la región y así espantar la inversión
global hacia Asia. Mientras Latinoamérica se enfoco hacia adentro, sin éxito,
los Tigres Asiáticos lograron crecer con sus modelos de crecimiento por medio
de la inversión extranjera y las exportaciones.

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El modelo de Industrialización por
Sustitución de Importaciones (ISI) empeoró todos los problemas políticos,
económicos y sociales de Latinoamérica.
La idea era proteger las industrias nacionales de la competencia
internacional hasta que lograsen ser lo suficientemente competitivas como para
afrontar las multinacionales globales.
El problema hubiese sido obvio, si no fuera por la ignorancia de los
preceptos microeconómicos por parte de quienes aplicasen las políticas
macroeconómicas. No habría manera que
las empresas nacionales tuviesen incentivos para mejorar, innovar, emprender,
et cétera, en la ausencia de la competencia internacional.


¿Qué pasó en ausencia de la competencia? Fácil,
mercantilismo. Cada país desarrolló sus industrias “estratégicas”, — si, cada
país. Los estados de la región
fomentaron monopolios nacionales, una estrategia que podría tener sus
beneficios, pero que conspiraba claramente contra los intereses de los
consumidores. Cabe recalcar que, según los famosos teóricos de la Economía
Social de Mercado, Walter Eucken y Alfred Müeller Armack, los intereses de los
consumidores constituyen la justificación mas fuerte por establecer una
economía de mercado.


Los que no entienden la economía
demuestran siempre un fuerte desdén por las consecuencias no intencionadas de
las políticas, sobre todo las políticas económicas. La incomprensión se basa en la indiferencia a
las lecciones básicas de la microeconomía.
La verdad es que la economía es una, no hay microeconomía separada de la
macroeconomía. Habiendo dicho eso, la
microeconomía es la que más debería de ser el enfoque del hacedor de
política. Si se ignora la microeconomía,
las políticas económicas no podrán considerar las posibles consecuencias no
intencionadas de las políticas económicas.


Eso fue lo que pasó en toda la
región. Los países latinoamericanos se
enfocaron en los agregados “macroeconómicos” sin consideración algún de los
principios microeconómicos que, con su enfoque en los individuos, sus
intereses, y sus incentivos, podrían haber servido de mucho para mejorar las
políticas macroeconómicas mal tomadas.


A medida que se trato de controlar la
inversión extranjera, la inversión extranjera se fue – a Asia. A medida que se trato de proteger las
industrias nacionales, se acostumbraron a la protección comercial – el
mercantilismo – y no a competir en la economía de mercado, que defendían a capa
y espada retóricamente. A medida que las
industrias nacionales se protegían, ocurría una tremenda transferencia de
riqueza de pobres y clasemedieros a ricos, mediante el mecanismo de precios
interferidos.


Mientras los países latinoamericanos se
enfocaron, sin éxito, en desarrollar su mercado interno, los Tigres de Asia le
dieron la bienvenida a la inversión extranjera, y se enfocaron en la eficiencia
y los mercados de exportación, introduciendo incentivos a la eficiencia y las
economías de escala. Los costos de no
haber considerado las consecuencias no intencionadas de las políticas
económicas se siguen sufriendo por toda Latinoamérica en nuestros tiempos.


Consecuencias no intencionadas de las políticas públicas

Redacción República
05 de noviembre, 2014

Los retos del desarrollo para América
Latina y los demás países subdesarrollados del mundo son distintos de los que
afrontaron los países ricos que primero entraron en la categoría
“desarrollados”. Cuando la mayoría de
países hoy ricos encaminaron el sendero hacia el crecimiento económico y desarrollo,
eran no desarrollados, pero no eran subdesarrollados. Ser subdesarrollado implica tener un
referente comparativo desarrollado.
Cuando los primero países ricos desarrollaban, no habían otros países
ricos. Cuando los países pobres de hoy
desarrollan, lo hacen en un contexto internacional política y económicamente
dominado por los países ricos.


Este es el punto clave que hacían los
seguidores de la escuela de pensamiento económico de la Teoría de la
Dependencia. Los teóricos clásicos de la
Teoría del Desarrollo enfatizan el rol positivo que juegan los países ricos,
mostrando el ejemplo a seguir a los países pobres, en materia de políticas
económicas, monetarias, fiscales, etc.
Teóricos de la Dependencia enfatizan el rol negativo de los países ricos
en el desarrollo de los países pobres, por la manera en que se insertan los
países pobres en el sistema internacional de comercio. Según los preceptos de esta escuela, los
países pobres suministran recursos naturales, trabajo barato, y brindan a los países
ricos mercados receptores de su tecnología obsoleta y mercados para sus bienes
finales.


La Teoría de la Dependencia es la única
escuela de pensamiento económico de talla mundial nata de la región
Latinoamericana. De esa cuenta influyó
fuertemente en las desastrosas políticas de sustitución de importaciones que se
aplicaron por décadas en la región, que lograron únicamente empoderar el
mercantilismo y nacionalismo económico en la región y así espantar la inversión
global hacia Asia. Mientras Latinoamérica se enfoco hacia adentro, sin éxito,
los Tigres Asiáticos lograron crecer con sus modelos de crecimiento por medio
de la inversión extranjera y las exportaciones.

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El modelo de Industrialización por
Sustitución de Importaciones (ISI) empeoró todos los problemas políticos,
económicos y sociales de Latinoamérica.
La idea era proteger las industrias nacionales de la competencia
internacional hasta que lograsen ser lo suficientemente competitivas como para
afrontar las multinacionales globales.
El problema hubiese sido obvio, si no fuera por la ignorancia de los
preceptos microeconómicos por parte de quienes aplicasen las políticas
macroeconómicas. No habría manera que
las empresas nacionales tuviesen incentivos para mejorar, innovar, emprender,
et cétera, en la ausencia de la competencia internacional.


¿Qué pasó en ausencia de la competencia? Fácil,
mercantilismo. Cada país desarrolló sus industrias “estratégicas”, — si, cada
país. Los estados de la región
fomentaron monopolios nacionales, una estrategia que podría tener sus
beneficios, pero que conspiraba claramente contra los intereses de los
consumidores. Cabe recalcar que, según los famosos teóricos de la Economía
Social de Mercado, Walter Eucken y Alfred Müeller Armack, los intereses de los
consumidores constituyen la justificación mas fuerte por establecer una
economía de mercado.


Los que no entienden la economía
demuestran siempre un fuerte desdén por las consecuencias no intencionadas de
las políticas, sobre todo las políticas económicas. La incomprensión se basa en la indiferencia a
las lecciones básicas de la microeconomía.
La verdad es que la economía es una, no hay microeconomía separada de la
macroeconomía. Habiendo dicho eso, la
microeconomía es la que más debería de ser el enfoque del hacedor de
política. Si se ignora la microeconomía,
las políticas económicas no podrán considerar las posibles consecuencias no
intencionadas de las políticas económicas.


Eso fue lo que pasó en toda la
región. Los países latinoamericanos se
enfocaron en los agregados “macroeconómicos” sin consideración algún de los
principios microeconómicos que, con su enfoque en los individuos, sus
intereses, y sus incentivos, podrían haber servido de mucho para mejorar las
políticas macroeconómicas mal tomadas.


A medida que se trato de controlar la
inversión extranjera, la inversión extranjera se fue – a Asia. A medida que se trato de proteger las
industrias nacionales, se acostumbraron a la protección comercial – el
mercantilismo – y no a competir en la economía de mercado, que defendían a capa
y espada retóricamente. A medida que las
industrias nacionales se protegían, ocurría una tremenda transferencia de
riqueza de pobres y clasemedieros a ricos, mediante el mecanismo de precios
interferidos.


Mientras los países latinoamericanos se
enfocaron, sin éxito, en desarrollar su mercado interno, los Tigres de Asia le
dieron la bienvenida a la inversión extranjera, y se enfocaron en la eficiencia
y los mercados de exportación, introduciendo incentivos a la eficiencia y las
economías de escala. Los costos de no
haber considerado las consecuencias no intencionadas de las políticas
económicas se siguen sufriendo por toda Latinoamérica en nuestros tiempos.