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Ley y orden como prerrequisitos de la paz social

Nicholas Virzi
11 de diciembre, 2014

En este articulo, escribo sobre los casos candentes en Estados Unidos de minorías siendo ultimados por policías en confrontaciones.  Muchos aprovechan de estos poquísimos incidentes para lanzar acusaciones que el sistema judicial de Estados Unidos esta de alguna manera roto.  Nada que ver.  Funciona precisamente como fue diseñado, como debe, como quisiéramos todos si lo pensáramos bien.

En Estados Unidos el acusado todavía goza de todo beneficio de la duda.  Por eso fue liberado O.J. Simpson, hombre negro que decapitó a su ex esposa y su amante, cuya liberación fue recibida con desfiles de júbilo por parte de las comunidades afroamericanas, a pesar de un conjunto abrumador de evidencia forense en su contra.  Es un país de ley y orden, por lo que el pueblo aprecia el valor del servicio que cumple la policía, que es en todo lugar, municipal, es decir local.  Es por esta razón que el policía casi siempre goza de una presunción de inocencia todavía mas fuerte que cualquier otro acusado en Estados Unidos.  En Estados Unidos es difícil condenar a una persona, y muchísimo mas difícil condenar a un policía que actuaba de acuerdo con sus funciones oficiales.

Esto se debe a muchas razones.  Por defectos de nacimiento, Estados Unidos es un país violento[1], según los estándares de países desarrollados.  La clase media lo sabe, y aprecia el hecho que la policía conforma la larga línea azul que los separa entre el bien y el mal.  Asimismo, la cultura Americana aprecia a su policía, y la clase media manda a sus hijos a servir en sus cuadros, admirados por casi todos, particularmente la clase media.  Incluso, entre las comunidades de minorías, negros, latinos, asiáticos, pertenecer a la policía es un signo de honor familiar.  Por esta razón, la policía en cada ciudad de Estados Unidos es referida como “The Finest”, los “más finos de Nueva York, Chicago, San Francisco, Los Angeles, etc.”.

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Todo esto hace que el pueblo, no el gobierno, Americano sea renuente a condenar a un policía, que actuaba en cumplimiento de sus funciones, haya matado a alguna persona.  Este pueblo conformado en los jurados no es blanco, sino multirracial.  En particular, el Gran Jurado Americano es conformado regularmente, no por casos particulares, por lo que no se puede acusar de intención racista particular.  En la conformación de un jurado se procura que sea representativo del pueblo votante.  El Gran Jurado que resolvió que el policía que mató a Michael Brown en Ferguson, Missouri, o Eric Garner, en Nueva York, actuó de manera congruente con su misión de trabajo, y que no se justificaban cargos en su contra, cumplió con los más altos estándares de libertad, justicia y derechos humanos de la civilización occidental, la única civilización que importa cuando de libertad, equidad, justicia, y moralidad se habla.

No es de civilización hablar de condenas por decisión de la turba, en momentos de calor, como lo piden los dizque progresistas en marcha por todas las ciudades de Estados Unidos.  Los auto llamados progresistas piden cabezas, cuando las comunidades en verdad piden ley, orden y paz.  Los medios hacen causa celebre de criminales en nombre de la justicia social.  En el caso de Michael Brown, el joven referido era un delincuente habitual que desafío al policía Darren Wilson y luego resistió arresto.  Pareciera poca cosa en Guatemala, un país donde no se respeta a la autoridad, ni mucho menos a la policía, pero en Estados Unidos levantarle la mano a un policía te puede costar la vida.   Si lo que se quiere es disminuir el numero de casos de policías matando a ciudadanos, por cualquier razón, lo mejor que puede hacer es minimizar el numero de leyes y maximizar el respeto por las mismas.

[1] Muchos culparán el derecho de armas, una vil mentira dado que los dueños de armas registradas son culpables de cerca del 0% de los homicidios criminales en el país.

Ley y orden como prerrequisitos de la paz social

Nicholas Virzi
11 de diciembre, 2014

En este articulo, escribo sobre los casos candentes en Estados Unidos de minorías siendo ultimados por policías en confrontaciones.  Muchos aprovechan de estos poquísimos incidentes para lanzar acusaciones que el sistema judicial de Estados Unidos esta de alguna manera roto.  Nada que ver.  Funciona precisamente como fue diseñado, como debe, como quisiéramos todos si lo pensáramos bien.

En Estados Unidos el acusado todavía goza de todo beneficio de la duda.  Por eso fue liberado O.J. Simpson, hombre negro que decapitó a su ex esposa y su amante, cuya liberación fue recibida con desfiles de júbilo por parte de las comunidades afroamericanas, a pesar de un conjunto abrumador de evidencia forense en su contra.  Es un país de ley y orden, por lo que el pueblo aprecia el valor del servicio que cumple la policía, que es en todo lugar, municipal, es decir local.  Es por esta razón que el policía casi siempre goza de una presunción de inocencia todavía mas fuerte que cualquier otro acusado en Estados Unidos.  En Estados Unidos es difícil condenar a una persona, y muchísimo mas difícil condenar a un policía que actuaba de acuerdo con sus funciones oficiales.

Esto se debe a muchas razones.  Por defectos de nacimiento, Estados Unidos es un país violento[1], según los estándares de países desarrollados.  La clase media lo sabe, y aprecia el hecho que la policía conforma la larga línea azul que los separa entre el bien y el mal.  Asimismo, la cultura Americana aprecia a su policía, y la clase media manda a sus hijos a servir en sus cuadros, admirados por casi todos, particularmente la clase media.  Incluso, entre las comunidades de minorías, negros, latinos, asiáticos, pertenecer a la policía es un signo de honor familiar.  Por esta razón, la policía en cada ciudad de Estados Unidos es referida como “The Finest”, los “más finos de Nueva York, Chicago, San Francisco, Los Angeles, etc.”.

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Todo esto hace que el pueblo, no el gobierno, Americano sea renuente a condenar a un policía, que actuaba en cumplimiento de sus funciones, haya matado a alguna persona.  Este pueblo conformado en los jurados no es blanco, sino multirracial.  En particular, el Gran Jurado Americano es conformado regularmente, no por casos particulares, por lo que no se puede acusar de intención racista particular.  En la conformación de un jurado se procura que sea representativo del pueblo votante.  El Gran Jurado que resolvió que el policía que mató a Michael Brown en Ferguson, Missouri, o Eric Garner, en Nueva York, actuó de manera congruente con su misión de trabajo, y que no se justificaban cargos en su contra, cumplió con los más altos estándares de libertad, justicia y derechos humanos de la civilización occidental, la única civilización que importa cuando de libertad, equidad, justicia, y moralidad se habla.

No es de civilización hablar de condenas por decisión de la turba, en momentos de calor, como lo piden los dizque progresistas en marcha por todas las ciudades de Estados Unidos.  Los auto llamados progresistas piden cabezas, cuando las comunidades en verdad piden ley, orden y paz.  Los medios hacen causa celebre de criminales en nombre de la justicia social.  En el caso de Michael Brown, el joven referido era un delincuente habitual que desafío al policía Darren Wilson y luego resistió arresto.  Pareciera poca cosa en Guatemala, un país donde no se respeta a la autoridad, ni mucho menos a la policía, pero en Estados Unidos levantarle la mano a un policía te puede costar la vida.   Si lo que se quiere es disminuir el numero de casos de policías matando a ciudadanos, por cualquier razón, lo mejor que puede hacer es minimizar el numero de leyes y maximizar el respeto por las mismas.

[1] Muchos culparán el derecho de armas, una vil mentira dado que los dueños de armas registradas son culpables de cerca del 0% de los homicidios criminales en el país.