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Finalmente, algunos cedieron

Redacción
03 de diciembre, 2014

La selección de candidatos para Contralor General ha pasado por  momentos críticos. Sustancialmente había dos posturas. La de los decanos de universidades privadas (no todas) y la de aquellos que conformaban el grupo de la USAC-Universidad Rural-Colegios profesionales. Los primeros no querían a los dos aspirantes favoritos del Gobierno y no por temas políticos o preferencias dispares, sino por falta de cualificación y/o por circunstancias relacionadas con la incapacidad o la opacidad en su gestión. Los segundos estaban decididos a incluirlos en el listado de seis aspirantes que remitirán al Congreso a sabiendas, porque así lo han manifestado algunos, de que será elegido alguno de aquellos dos.

De nuevo el proceso, aunque legal, adolece de aspectos que impiden una adecuada selección/elección. Entre ellos figura el escaso número de profesionales que se presentan, las bajísimas puntuaciones que obtienen producto de magros currículos  y las componendas que se hacen en algunas instancias.

Es preciso alejar a la universidad, antes de que alguna se corrompa (o se corrompa mas), de estos procesos de postulación. Los rectores y decanos deben de focalizar su atención en el entorno académico de su universidad o facultad y no en disputas de puestos políticos que llevan dedicatoria hacia el gobierno o grupo predominante.

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Ahora, precisamente en este momento, es necesario comenzar a cambiar las normas de postulación para dentro de unos años. Ni en el tema judicial ni en este de la contraloría se puede seguir haciendo lo mismo y esperar resultados distintos. Sin embargo, muchos de los grupos que desean la dignificación del proceso gastan sus energías en el momento de la discusión, dejando en entredicho la voluntad que manifiestan de cambio porque se mezcla con los intereses puntuales que defienden. Comenzar  a discutir en este momento qué hay que modificar significa, precisamente, estar alejado de ese interés inmediato que contamina y poder hacerlo en mejores condiciones de imparcialidad y objetividad.

No espero, lamentablemente, la movilización de grupos, lo que dejará nuevamente en evidencia que unos pelean por debajo de la mesa y otros por encima, pero en verdad persigen el mismo objetivo: su interés particular por encima del general. Es momento de demostrar que se puede hacer. A ver cuantas organizaciones de la sociedad civil se lanzan a esa lucha que rendirá frutos en unos años en lugar de protestar de nuevo en ese momento futuro que llegará y para el que no nos habremos preparado de seguir en esta pelea de coyuntura en vez de pensar estratégicamente ¿Será que no le importa el país a nadie?

Finalmente, algunos cedieron

Redacción
03 de diciembre, 2014

La selección de candidatos para Contralor General ha pasado por  momentos críticos. Sustancialmente había dos posturas. La de los decanos de universidades privadas (no todas) y la de aquellos que conformaban el grupo de la USAC-Universidad Rural-Colegios profesionales. Los primeros no querían a los dos aspirantes favoritos del Gobierno y no por temas políticos o preferencias dispares, sino por falta de cualificación y/o por circunstancias relacionadas con la incapacidad o la opacidad en su gestión. Los segundos estaban decididos a incluirlos en el listado de seis aspirantes que remitirán al Congreso a sabiendas, porque así lo han manifestado algunos, de que será elegido alguno de aquellos dos.

De nuevo el proceso, aunque legal, adolece de aspectos que impiden una adecuada selección/elección. Entre ellos figura el escaso número de profesionales que se presentan, las bajísimas puntuaciones que obtienen producto de magros currículos  y las componendas que se hacen en algunas instancias.

Es preciso alejar a la universidad, antes de que alguna se corrompa (o se corrompa mas), de estos procesos de postulación. Los rectores y decanos deben de focalizar su atención en el entorno académico de su universidad o facultad y no en disputas de puestos políticos que llevan dedicatoria hacia el gobierno o grupo predominante.

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Ahora, precisamente en este momento, es necesario comenzar a cambiar las normas de postulación para dentro de unos años. Ni en el tema judicial ni en este de la contraloría se puede seguir haciendo lo mismo y esperar resultados distintos. Sin embargo, muchos de los grupos que desean la dignificación del proceso gastan sus energías en el momento de la discusión, dejando en entredicho la voluntad que manifiestan de cambio porque se mezcla con los intereses puntuales que defienden. Comenzar  a discutir en este momento qué hay que modificar significa, precisamente, estar alejado de ese interés inmediato que contamina y poder hacerlo en mejores condiciones de imparcialidad y objetividad.

No espero, lamentablemente, la movilización de grupos, lo que dejará nuevamente en evidencia que unos pelean por debajo de la mesa y otros por encima, pero en verdad persigen el mismo objetivo: su interés particular por encima del general. Es momento de demostrar que se puede hacer. A ver cuantas organizaciones de la sociedad civil se lanzan a esa lucha que rendirá frutos en unos años en lugar de protestar de nuevo en ese momento futuro que llegará y para el que no nos habremos preparado de seguir en esta pelea de coyuntura en vez de pensar estratégicamente ¿Será que no le importa el país a nadie?