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El primer cuerpo docente

Redacción
30 de diciembre, 2014

El domingo veintiocho de diciembre se celebró el día de la Sagrada Familia. Indistintamente si se es practicante de la Iglesia Católica, no hay persona que pueda negar que la familia es la institución base de la sociedad, y las enseñanzas diarias de los padres de familia forman lo esencial del ser humano; los valores, el respeto a la autoridad y sobre todas las cosas, la importancia del amor, un amor sin igual, pues el amor de padre es generoso, sin egoísmo, y eterno. Son lecciones de vida, que sirven de base inamovible para el proceder de la persona en la sociedad.

Los padres de familia después de los años de cuidado inicial, deben compartir la formación de sus hijos; y de esa manera se complementa con el esfuerzo académico profesional de los centros educativos que fueran elegidos por la familia, libertad que asegura la Constitución Política de la Republica. La libertad de la educación es derecho fundamental de la ciudadanía guatemalteca, y puede ser esta educación o pública o privado o por cooperativa.

La importancia de este compartir es lo que significa la palabra: ”Compartir: Participar en algo.” DRAE . Los centros educativos cada vez comentan más que deben asumir roles que pertenecen a las familias, descansan en la estructura administrativa del centro educativo, la vocación de los docentes, y cuando lo hay, apoyo profesional. Se observa el aumento de la cantidad de familias en las cuales ambos padres tienen que trabajar para sostener una vida digna. Y por ende la familia pierde las bondades y ventajas que la experiencia de esa vida en familia provee; el ejemplo de convivencia pacifica, el valor del trabajo, el trabajo cooperativo, la buena comunicación, el apoyo al par cuando necesita apoyo, todo aquello bañado en el amor familiar.

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Estos aprendizajes son precisamente los necesarios para la vida, y para la vida en el siglo veintiuno. Y no solo como herramientas de trabajo, son habilidades esenciales para el desarrollo integro del ser humano,

Esta por iniciarse el año escolar. Los niños y jóvenes viven un conflicto de sentimientos, entre el lamento que el descanso finaliza, y la alegría de volver a ver a los amigos, conocer cuáles son los aprendizajes nuevos que lograrán, y sí a la rutina estructural que apoya a la formación individual.
¿Y los padres de familia? También viven esta contradicción?

No existe una estadística del apoyo paterno de los padres hacia los hijos. Se creería que fuera el cien por ciento, absolutamente. Sin embargo, sí se observa el incremento de la “entrega” de los hijos por parte de los padres a los centros educativos a que cumplen más allá de un contenido académico; confían que se establecerán los parámetros de conducta social y afectivo que tradicionalmente es fruto de la vida familiar.

La dinámica vital de la sociedad es la vida familiar. Los centros educativos pueden apoyar a la formación del alumno; los padres de familia son los llamados, son los de vocación, las personas que por su entrega intrínseca e entrañable gozan de la obligación moral de esa formación; el centro educativo que fuese no debiera asumir esa responsabilidad paternal.

Los centros de estudio reinician. Los padres de familia atienden a la necesidades académicas; se compran los útiles, los uniformes, se saldan las colegiaturas cuando son centros educativos privados. Si hubiera necesidad de apoyo extraescolar, se consigue, y está listo el alumno para iniciar el año escolar, todo nuevo, presto a estrenar.

Dentro de los compromisos del año nuevo, las auto promesas que se formulan, es imperativo incluir el compartir la responsabilidad formativa de los hijos, con un esfuerzo consciente, y asumir el rol de docente familiar en el hogar. Es un rol incomparable e insustituible y un gran privilegio.

El primer cuerpo docente

Redacción
30 de diciembre, 2014

El domingo veintiocho de diciembre se celebró el día de la Sagrada Familia. Indistintamente si se es practicante de la Iglesia Católica, no hay persona que pueda negar que la familia es la institución base de la sociedad, y las enseñanzas diarias de los padres de familia forman lo esencial del ser humano; los valores, el respeto a la autoridad y sobre todas las cosas, la importancia del amor, un amor sin igual, pues el amor de padre es generoso, sin egoísmo, y eterno. Son lecciones de vida, que sirven de base inamovible para el proceder de la persona en la sociedad.

Los padres de familia después de los años de cuidado inicial, deben compartir la formación de sus hijos; y de esa manera se complementa con el esfuerzo académico profesional de los centros educativos que fueran elegidos por la familia, libertad que asegura la Constitución Política de la Republica. La libertad de la educación es derecho fundamental de la ciudadanía guatemalteca, y puede ser esta educación o pública o privado o por cooperativa.

La importancia de este compartir es lo que significa la palabra: ”Compartir: Participar en algo.” DRAE . Los centros educativos cada vez comentan más que deben asumir roles que pertenecen a las familias, descansan en la estructura administrativa del centro educativo, la vocación de los docentes, y cuando lo hay, apoyo profesional. Se observa el aumento de la cantidad de familias en las cuales ambos padres tienen que trabajar para sostener una vida digna. Y por ende la familia pierde las bondades y ventajas que la experiencia de esa vida en familia provee; el ejemplo de convivencia pacifica, el valor del trabajo, el trabajo cooperativo, la buena comunicación, el apoyo al par cuando necesita apoyo, todo aquello bañado en el amor familiar.

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Estos aprendizajes son precisamente los necesarios para la vida, y para la vida en el siglo veintiuno. Y no solo como herramientas de trabajo, son habilidades esenciales para el desarrollo integro del ser humano,

Esta por iniciarse el año escolar. Los niños y jóvenes viven un conflicto de sentimientos, entre el lamento que el descanso finaliza, y la alegría de volver a ver a los amigos, conocer cuáles son los aprendizajes nuevos que lograrán, y sí a la rutina estructural que apoya a la formación individual.
¿Y los padres de familia? También viven esta contradicción?

No existe una estadística del apoyo paterno de los padres hacia los hijos. Se creería que fuera el cien por ciento, absolutamente. Sin embargo, sí se observa el incremento de la “entrega” de los hijos por parte de los padres a los centros educativos a que cumplen más allá de un contenido académico; confían que se establecerán los parámetros de conducta social y afectivo que tradicionalmente es fruto de la vida familiar.

La dinámica vital de la sociedad es la vida familiar. Los centros educativos pueden apoyar a la formación del alumno; los padres de familia son los llamados, son los de vocación, las personas que por su entrega intrínseca e entrañable gozan de la obligación moral de esa formación; el centro educativo que fuese no debiera asumir esa responsabilidad paternal.

Los centros de estudio reinician. Los padres de familia atienden a la necesidades académicas; se compran los útiles, los uniformes, se saldan las colegiaturas cuando son centros educativos privados. Si hubiera necesidad de apoyo extraescolar, se consigue, y está listo el alumno para iniciar el año escolar, todo nuevo, presto a estrenar.

Dentro de los compromisos del año nuevo, las auto promesas que se formulan, es imperativo incluir el compartir la responsabilidad formativa de los hijos, con un esfuerzo consciente, y asumir el rol de docente familiar en el hogar. Es un rol incomparable e insustituible y un gran privilegio.