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Cómplices y cobardes #asídesimple

Redacción República
16 de febrero, 2014

“Quien apoya la censura, se hace cómplice de este Gobierno. #asídesimple” se lee en un tweet de Mirsay Shimkevich, una amiga venezolana que trabaja en la Cámara de Industriales del Estado de Aragua. Lo que me parece tan válido para Venezuela como lo es para Guatemala. Ya que en efecto, es así de simple. Quien negocia libertades a cambio de privilegios, al igual que quien dice defenderlas dependiendo de la simpatía que le genere el agraviado, no es solo cómplice; además es un cobarde. 

Venezuela hoy, y después de muchos años de vivir sin libertad, sigue sufriendo y está atravesando una de las peores crisis desde la llegada del chavismo, a manos de un cobarde que en su afán patológico y corrupto de seguir, ha llevado a los venezolanos a vivir con una inflación que ya se estima por encima del 50%, escasez de productos básicos, supermercados que solo abren unas horas al día por la merma de inventarios, trabajadores con turnos reducidos, desempleo, líneas aéreas suspendiendo la venta de boletos. Sin mencionar, para no complicarnos más de lo necesario, el estatus de la colocación de deuda y el riesgo país. 
Como si fuera poco, durante la última semana, como resultado de protestas que se han salido del control y resultado en acciones violentas, en donde incluso se han perdido vidas humanas; el Gobierno Venezolano, lejos de llamar a la paz y garantizar la seguridad y el respeto a las libertades individuales, arremete contra los venezolanos con más fuerza, y en una nueva dimensión de censura ciudadana –pues el control de la mayoría de los medios, hace mucho que lo tienen- bloquea la divulgación de imágenes en twitter. 
Cómplices y cobardes, los “defensores de los derechos humanos” internacionales y nacionales en Guatemala y en la mayor parte del mundo, no denuncian estas repudiables y constantes violaciones de los derechos fundamentales de los venezolanos. Pero no quiero hablar de ellos, la falta de consistencia y respeto por los derechos humanos de éstos, no es algo que me sorprenda, así viven, de eso viven. Sí quiero hablar, sin embargo, de lo que pasa aquí en Guatemala, no de las pocas voces que denuncian, sino de las miles que callan, y de las miles que cobardemente, y dependiendo de quién es el violador o la víctima, entonces hablan. Todos estos, son los que nos pueden condenar a que en el futuro, si lo permitimos, nos toque como a los venezolanos, enfrentarnos a un cobarde dictador para recuperar nuestras libertades. 
La libertad de expresión, está en riesgo en Guatemala, pero no como muchos dicen: “!ahí viene el lobo!”… “!ahí viene Baldizón!, la defensa de la libertad de expresión, no es una campaña organizada o no, en contra de Baldizón. La verdadera defensa de la libertad de expresión pasa por reconocer que lo que Baldizón está haciendo, no es más que seguir los pasos de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, que siguieron los pasos de Espada y de Arzú. Pero, la única razón por la que cada uno de ellos lo ha hecho en su período y el siguiente lo hace con más fuerza, es porque nosotros se los permitimos.
Ojalá y en los casi dos años aún que nos quedan de campaña, podamos entender el valor de los principios y la consistencia, en lugar de acompañar sin profundidad y como borregos la campaña anti-Baldizón. No importa quién sea el próximo, el lobo no viene, el lobo ya llegó y es nuestra responsabilidad vigilar y defender nuestras libertades, y en especial nuestra libertad de expresión, #asídesimple.

Cómplices y cobardes #asídesimple

Redacción República
16 de febrero, 2014

“Quien apoya la censura, se hace cómplice de este Gobierno. #asídesimple” se lee en un tweet de Mirsay Shimkevich, una amiga venezolana que trabaja en la Cámara de Industriales del Estado de Aragua. Lo que me parece tan válido para Venezuela como lo es para Guatemala. Ya que en efecto, es así de simple. Quien negocia libertades a cambio de privilegios, al igual que quien dice defenderlas dependiendo de la simpatía que le genere el agraviado, no es solo cómplice; además es un cobarde. 

Venezuela hoy, y después de muchos años de vivir sin libertad, sigue sufriendo y está atravesando una de las peores crisis desde la llegada del chavismo, a manos de un cobarde que en su afán patológico y corrupto de seguir, ha llevado a los venezolanos a vivir con una inflación que ya se estima por encima del 50%, escasez de productos básicos, supermercados que solo abren unas horas al día por la merma de inventarios, trabajadores con turnos reducidos, desempleo, líneas aéreas suspendiendo la venta de boletos. Sin mencionar, para no complicarnos más de lo necesario, el estatus de la colocación de deuda y el riesgo país. 
Como si fuera poco, durante la última semana, como resultado de protestas que se han salido del control y resultado en acciones violentas, en donde incluso se han perdido vidas humanas; el Gobierno Venezolano, lejos de llamar a la paz y garantizar la seguridad y el respeto a las libertades individuales, arremete contra los venezolanos con más fuerza, y en una nueva dimensión de censura ciudadana –pues el control de la mayoría de los medios, hace mucho que lo tienen- bloquea la divulgación de imágenes en twitter. 
Cómplices y cobardes, los “defensores de los derechos humanos” internacionales y nacionales en Guatemala y en la mayor parte del mundo, no denuncian estas repudiables y constantes violaciones de los derechos fundamentales de los venezolanos. Pero no quiero hablar de ellos, la falta de consistencia y respeto por los derechos humanos de éstos, no es algo que me sorprenda, así viven, de eso viven. Sí quiero hablar, sin embargo, de lo que pasa aquí en Guatemala, no de las pocas voces que denuncian, sino de las miles que callan, y de las miles que cobardemente, y dependiendo de quién es el violador o la víctima, entonces hablan. Todos estos, son los que nos pueden condenar a que en el futuro, si lo permitimos, nos toque como a los venezolanos, enfrentarnos a un cobarde dictador para recuperar nuestras libertades. 
La libertad de expresión, está en riesgo en Guatemala, pero no como muchos dicen: “!ahí viene el lobo!”… “!ahí viene Baldizón!, la defensa de la libertad de expresión, no es una campaña organizada o no, en contra de Baldizón. La verdadera defensa de la libertad de expresión pasa por reconocer que lo que Baldizón está haciendo, no es más que seguir los pasos de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, que siguieron los pasos de Espada y de Arzú. Pero, la única razón por la que cada uno de ellos lo ha hecho en su período y el siguiente lo hace con más fuerza, es porque nosotros se los permitimos.
Ojalá y en los casi dos años aún que nos quedan de campaña, podamos entender el valor de los principios y la consistencia, en lugar de acompañar sin profundidad y como borregos la campaña anti-Baldizón. No importa quién sea el próximo, el lobo no viene, el lobo ya llegó y es nuestra responsabilidad vigilar y defender nuestras libertades, y en especial nuestra libertad de expresión, #asídesimple.