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Alfonso Portillo, el Presidente inmoral

Redacción República
25 de marzo, 2014

La semana anterior la implacable y omnipresente corrupción guatemalteca tuvo una de sus victorias más importantes de las últimas décadas. La confesión de culpabilidad del ex presidente Alfonso Portillo del delito de Conspiración para el Lavado de Dinero ante un juez federal estadounidense es un latigazo lacerante para los creyentes del estado de derecho. 

El acuerdo al que llegó el ex mandatario con las autoridades norteamericanas seguramente le permitirá recobrar su libertad en breve, esto a cambio de información de sus operaciones ilícitas y sus cómplices en el crimen. 
Hay quienes piensan que la información que Portillo proporcione a las autoridades
estadounidenses puede abrir la puerta para la captura de algunos de los más importantes e influyentes delincuentes de “cuello blanco” en el país. Yo en cambio creo que el mensaje del acuerdo es mucho más perjudicial para Guatemala. Ante una condena mínima, todo aquel que se beneficie sin límites del poder político buscará la manera del lograr un “acuerdo”, haciendo válida aquella frase: “La pena se olvida, pero el dinero se queda”. 
Yo no aplaudo en lo absoluto la actitud del Gobierno de Taiwán al firmar cheques a nombre de Presidentes sin ningún tipo de control, pero repudio aún más la bajeza de los mandatarios, quienes como Portillo, usaron programas de beneficio social para enmascarar su ambición voraz. 
No entiendo, ni comparto, el pensar de algunos guatemaltecos que llenan de elogios a Portillo, a quien califican como “El Presidente de Los Pobres”. Creo que en su confesión quedó totalmente claro que la única batalla contra la pobreza que libró fue la de él y su familia. 
Hay otros compatriotas que justifican el actuar de Portillo al asegurar que no ha sido el único presidente ladrón. Estoy claro en que no ha sido el único mandatario que ha asaltado las arcas nacionales, pero eso no lo hace inocente de los delitos cometidos. 
Algunos partidos políticos se frotan las manos esperando el regreso del ex mandatario, ya que a su entender será un factor determinante en las próximas elecciones. Yo considero a Portillo como un asesino y corrupto confeso, por lo tanto me cuesta entender: ¿Cuál es el aporte positivo de Portillo a Guatemala? 
Es asombrosa la capacidad de perdonar al corrupto que tenemos los guatemaltecos. Quizás sea porque aún no tenemos bien claro de que el dinero que se roban es nuestro y que esos recursos son fruto de nuestro esfuerzo; o que los gobernantes no son reyes, monarcas o iluminados de Dios. 
Espero que los guatemaltecos reaccionemos y que más allá de la condena judicial, algún día podamos dejar de alabar a figuras tan oscuras de nuestra historia como Alfonso Portillo.

Alfonso Portillo, el Presidente inmoral

Redacción República
25 de marzo, 2014

La semana anterior la implacable y omnipresente corrupción guatemalteca tuvo una de sus victorias más importantes de las últimas décadas. La confesión de culpabilidad del ex presidente Alfonso Portillo del delito de Conspiración para el Lavado de Dinero ante un juez federal estadounidense es un latigazo lacerante para los creyentes del estado de derecho. 

El acuerdo al que llegó el ex mandatario con las autoridades norteamericanas seguramente le permitirá recobrar su libertad en breve, esto a cambio de información de sus operaciones ilícitas y sus cómplices en el crimen. 
Hay quienes piensan que la información que Portillo proporcione a las autoridades
estadounidenses puede abrir la puerta para la captura de algunos de los más importantes e influyentes delincuentes de “cuello blanco” en el país. Yo en cambio creo que el mensaje del acuerdo es mucho más perjudicial para Guatemala. Ante una condena mínima, todo aquel que se beneficie sin límites del poder político buscará la manera del lograr un “acuerdo”, haciendo válida aquella frase: “La pena se olvida, pero el dinero se queda”. 
Yo no aplaudo en lo absoluto la actitud del Gobierno de Taiwán al firmar cheques a nombre de Presidentes sin ningún tipo de control, pero repudio aún más la bajeza de los mandatarios, quienes como Portillo, usaron programas de beneficio social para enmascarar su ambición voraz. 
No entiendo, ni comparto, el pensar de algunos guatemaltecos que llenan de elogios a Portillo, a quien califican como “El Presidente de Los Pobres”. Creo que en su confesión quedó totalmente claro que la única batalla contra la pobreza que libró fue la de él y su familia. 
Hay otros compatriotas que justifican el actuar de Portillo al asegurar que no ha sido el único presidente ladrón. Estoy claro en que no ha sido el único mandatario que ha asaltado las arcas nacionales, pero eso no lo hace inocente de los delitos cometidos. 
Algunos partidos políticos se frotan las manos esperando el regreso del ex mandatario, ya que a su entender será un factor determinante en las próximas elecciones. Yo considero a Portillo como un asesino y corrupto confeso, por lo tanto me cuesta entender: ¿Cuál es el aporte positivo de Portillo a Guatemala? 
Es asombrosa la capacidad de perdonar al corrupto que tenemos los guatemaltecos. Quizás sea porque aún no tenemos bien claro de que el dinero que se roban es nuestro y que esos recursos son fruto de nuestro esfuerzo; o que los gobernantes no son reyes, monarcas o iluminados de Dios. 
Espero que los guatemaltecos reaccionemos y que más allá de la condena judicial, algún día podamos dejar de alabar a figuras tan oscuras de nuestra historia como Alfonso Portillo.