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Lame Duck

Redacción República
13 de abril, 2014

Como bien lo dijo Gustavo Berganza en su columna del pasado 10 de abril “Sérenese, presidente, sérenese” el feriado de Semana Santa es un punto de inflexión para lo que hasta el momento viene a ser el gobierno del mucho ruido y pocas nueces (por ser generosos y no llamarlo el peor que hemos tenido). Se le presenta al presidente la última oportunidad de dejar algo bueno porque recordarlo o simplemente seguir su papel de lo que en Estados Unidos se llama un “lame duck”.

El término, que se originó en las bolsas de valores para nombrar a los corredores que no cumplían con sus deudas, se refiere en política a los funcionarios, y en este caso presidentes, que están por terminar su período como tales y que cualquier decisión que tomen, por tan impopular que sea, ya no les afecta. Haciendo una revisión completa de lo que hasta ahora ha sido su período, OPM tiene una última oportunidad para que se le recuerde por algo que podamos analizar objetivamente en la posteridad como positivo. De lo contrario seguramente podrá competir y superar a Portillo en corrupción, Berger en ineptitud y Colom en pusilanimidad.

Sus tres ejes transversales siguen cojos: en materia de competitividad y empleo las cosas en el país han cambiado poco y nada comparadas con los últimos 10 años. Seguimos manteniendo una economía proteccionista bajo un sistema mercantilista que como dice el geopolítico Parag Khanna, hace esfuerzos por ingresar al siglo XX por lo atrasada que está ni siquiera puede soñar con el siglo XXI. El programa de Hambre Cero, que es la tarea más loable y debería continuarse no podrá rendir frutos hasta que la hambruna desaparezca por completo. El problema en el mismo sigue siendo la “burrocracia” y la falta de voluntad política. Por último el tema de seguridad sigue manteniendo un enfoque anticuado y fracasado, como lo han sido todas las políticas de mano dura en la región. Seguir viendo a las víctimas de la violencia como cifras no ayuda en nada a cambiar la percepción de violencia en el país. Esas víctimas son los padres, esposos, hijos y amigos de alguien, no un porcentaje, tan solo por este fallo filosófico conceptual el gobierno reprueba con las notas más bajas.

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Pero la verdadera prueba de fuego será ver que tanto se puede separar este gobierno de la candidatura y campaña del Ministro de Comunicaciones, Alejandro “Sipi” Sinibaldi, alguien que representa el máximo fracaso electoral de los últimos tiempos por su última campaña por la alcaldía capitalina. En la medida en que los esfuerzos de OPM giren en la dirección de apoyar a su ministro, en esa medida sabremos como dejará su legado. El tiempo cada vez es menos y OPM se juega sus últimas cartas, por ser el ex general que llegó a ser presidente o por ser el ex general que falló al ser presidente.

@robertoantoniow

Lame Duck

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13 de abril, 2014

Como bien lo dijo Gustavo Berganza en su columna del pasado 10 de abril “Sérenese, presidente, sérenese” el feriado de Semana Santa es un punto de inflexión para lo que hasta el momento viene a ser el gobierno del mucho ruido y pocas nueces (por ser generosos y no llamarlo el peor que hemos tenido). Se le presenta al presidente la última oportunidad de dejar algo bueno porque recordarlo o simplemente seguir su papel de lo que en Estados Unidos se llama un “lame duck”.

El término, que se originó en las bolsas de valores para nombrar a los corredores que no cumplían con sus deudas, se refiere en política a los funcionarios, y en este caso presidentes, que están por terminar su período como tales y que cualquier decisión que tomen, por tan impopular que sea, ya no les afecta. Haciendo una revisión completa de lo que hasta ahora ha sido su período, OPM tiene una última oportunidad para que se le recuerde por algo que podamos analizar objetivamente en la posteridad como positivo. De lo contrario seguramente podrá competir y superar a Portillo en corrupción, Berger en ineptitud y Colom en pusilanimidad.

Sus tres ejes transversales siguen cojos: en materia de competitividad y empleo las cosas en el país han cambiado poco y nada comparadas con los últimos 10 años. Seguimos manteniendo una economía proteccionista bajo un sistema mercantilista que como dice el geopolítico Parag Khanna, hace esfuerzos por ingresar al siglo XX por lo atrasada que está ni siquiera puede soñar con el siglo XXI. El programa de Hambre Cero, que es la tarea más loable y debería continuarse no podrá rendir frutos hasta que la hambruna desaparezca por completo. El problema en el mismo sigue siendo la “burrocracia” y la falta de voluntad política. Por último el tema de seguridad sigue manteniendo un enfoque anticuado y fracasado, como lo han sido todas las políticas de mano dura en la región. Seguir viendo a las víctimas de la violencia como cifras no ayuda en nada a cambiar la percepción de violencia en el país. Esas víctimas son los padres, esposos, hijos y amigos de alguien, no un porcentaje, tan solo por este fallo filosófico conceptual el gobierno reprueba con las notas más bajas.

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Pero la verdadera prueba de fuego será ver que tanto se puede separar este gobierno de la candidatura y campaña del Ministro de Comunicaciones, Alejandro “Sipi” Sinibaldi, alguien que representa el máximo fracaso electoral de los últimos tiempos por su última campaña por la alcaldía capitalina. En la medida en que los esfuerzos de OPM giren en la dirección de apoyar a su ministro, en esa medida sabremos como dejará su legado. El tiempo cada vez es menos y OPM se juega sus últimas cartas, por ser el ex general que llegó a ser presidente o por ser el ex general que falló al ser presidente.

@robertoantoniow