Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Las Politicarias

Redacción
23 de mayo, 2014

De entre las grietas de esta desquebrajada nación surgís vosotros, mefistofélicas y rapaces criaturas. Tenéis el rostro como el del pez borrón, el cuerpo como del sapo, la cola como la de la serpiente, la risa como la de las hienas. ¿Qué tramáis con esas vallas que habéis colocado por doquier? ¿No os dais cuenta del asco y la repugnancia que con ellas provocáis? ¡Os esforzáis en sonreír! ¡La fingís, hipócritas! ¿Y que pretendéis con esas frases que colocáis junto a vuestros desdichados rostros? “¡Ya no más! ¡Basta ya! ¡Vamos Guate! Echemos punta!”. Habéis, algunos de vosotros, faltado a las normas de la ortografía para acomodaros a las masas. ¿Debemos igualmente esperar que faltéis a la ley para acomodaros a los deseos de quienes patrocinan vuestras campañas? Sabemos que con vuestros discursos pretendéis alimentarnos de falsas ilusiones. Ya otros han prometido lo mismo que vosotros ahora prometéis y así lograron comer de la guayaba; y seguramente vosotros haréis lo que ellos también hicieron: robar, saquear, desfalcar. 

Conocemos muy bien que vosotros comandáis huestes de lacayos que harían cualquier cosa por vosotros que sois sus amos. Sabemos que habéis armado a vuestras hordas con pintura y brocha. Les habéis ordenado salir, sin ser vistos, a las carreteras de Guatemala y manchar nuestros bellos parajes, que también son vuestros. Y quizá por hambre o quizá por complacer vuestras ínfulas y vuestro ego, han pintando indiscriminadamente todo lo que a su paso han encontrado: piedras, cunetas, barandales, postes y árboles. ¡Vuestros siervos han pintado incluso la Ceiba! No os ha importado que eso sea un crimen. Y si hubiesen encontrado en su marcha un Quetzal o una Monja Blanca, ¿les habríais ordenado cometer igual profanación? ¿Así de grande es vuestro apetito, vuestra codicia, vuestra ambición? ¿Qué haréis luego de hayáis llenado vuestras fauces con el oro de nuestras arcas? ¿Es vuestra intención ofender nuestra inteligencia? Nos tomáis por tontos. 
Ahora tenéis frente a vosotros el ultimátum del Tribunal Supremo Electoral. Seguramente lo desobedeceréis. Las leyes os importan poco. ¿Qué oficio es este que ejercéis? ¿Lo hacéis adrede y descaradamente? Quizá lo hacéis porque tenéis a una aliada fuerte, muy fuerte: la Meretriz de Babilonia; que montada sobre su bestia de cinco cabezas (y cinco cabezas suplentes) os ha amparado ya una vez aseverando que vuestros actos no constituyen campaña anticipada, no son delito, no deben ser delito, son producto de la libre expresión de vuestro pérfido y macabro pensamiento. Y ella, que se arroga inmerecida credibilidad, con sus abracadabras y conjuros jurídicos ha hecho desaparecer ese que para vosotros era un incómodo artículo del Código Penal que obstruía las maldades que pertrecháis. 
Sabed una cosa, ¡estamos hartos de vosotros! ¡Retiraos de nuestra vista! ¡Removed toda esa publicidad proselitista y rogadle a los cielos que las lluvias laven lo que con pintura habéis contaminado! ¿Acaso nuestro silencio no os muestra nuestro desprecio?Sabéis perfectamente que somos corderitos, muchos impotentes, otros indiferentes ante vuestras artimañas. Sabéis muy bien que nuestro único desquite ante vosotros es dotaros de motes esperando que lleguen a vuestros oídos y os ofendan (mono de oro, pollo ronco, marrano Elías), pero con ellos tan solo ofendemos a la fauna. Pero cuidaos de la ira de los hombres buenos, pues es como el rayo y puede destruir una ciudad. Y cuando ese momento que vosotros tanto añoráis llegue, cuando estemos todos frente a las urnas, puede que la paciencia de este pueblo, asediado y acosado por vuestra perenne campaña, haya sido ya colmada y quizá allí os arrepintáis de vuestra necedad.

Las Politicarias

Redacción
23 de mayo, 2014

De entre las grietas de esta desquebrajada nación surgís vosotros, mefistofélicas y rapaces criaturas. Tenéis el rostro como el del pez borrón, el cuerpo como del sapo, la cola como la de la serpiente, la risa como la de las hienas. ¿Qué tramáis con esas vallas que habéis colocado por doquier? ¿No os dais cuenta del asco y la repugnancia que con ellas provocáis? ¡Os esforzáis en sonreír! ¡La fingís, hipócritas! ¿Y que pretendéis con esas frases que colocáis junto a vuestros desdichados rostros? “¡Ya no más! ¡Basta ya! ¡Vamos Guate! Echemos punta!”. Habéis, algunos de vosotros, faltado a las normas de la ortografía para acomodaros a las masas. ¿Debemos igualmente esperar que faltéis a la ley para acomodaros a los deseos de quienes patrocinan vuestras campañas? Sabemos que con vuestros discursos pretendéis alimentarnos de falsas ilusiones. Ya otros han prometido lo mismo que vosotros ahora prometéis y así lograron comer de la guayaba; y seguramente vosotros haréis lo que ellos también hicieron: robar, saquear, desfalcar. 

Conocemos muy bien que vosotros comandáis huestes de lacayos que harían cualquier cosa por vosotros que sois sus amos. Sabemos que habéis armado a vuestras hordas con pintura y brocha. Les habéis ordenado salir, sin ser vistos, a las carreteras de Guatemala y manchar nuestros bellos parajes, que también son vuestros. Y quizá por hambre o quizá por complacer vuestras ínfulas y vuestro ego, han pintando indiscriminadamente todo lo que a su paso han encontrado: piedras, cunetas, barandales, postes y árboles. ¡Vuestros siervos han pintado incluso la Ceiba! No os ha importado que eso sea un crimen. Y si hubiesen encontrado en su marcha un Quetzal o una Monja Blanca, ¿les habríais ordenado cometer igual profanación? ¿Así de grande es vuestro apetito, vuestra codicia, vuestra ambición? ¿Qué haréis luego de hayáis llenado vuestras fauces con el oro de nuestras arcas? ¿Es vuestra intención ofender nuestra inteligencia? Nos tomáis por tontos. 
Ahora tenéis frente a vosotros el ultimátum del Tribunal Supremo Electoral. Seguramente lo desobedeceréis. Las leyes os importan poco. ¿Qué oficio es este que ejercéis? ¿Lo hacéis adrede y descaradamente? Quizá lo hacéis porque tenéis a una aliada fuerte, muy fuerte: la Meretriz de Babilonia; que montada sobre su bestia de cinco cabezas (y cinco cabezas suplentes) os ha amparado ya una vez aseverando que vuestros actos no constituyen campaña anticipada, no son delito, no deben ser delito, son producto de la libre expresión de vuestro pérfido y macabro pensamiento. Y ella, que se arroga inmerecida credibilidad, con sus abracadabras y conjuros jurídicos ha hecho desaparecer ese que para vosotros era un incómodo artículo del Código Penal que obstruía las maldades que pertrecháis. 
Sabed una cosa, ¡estamos hartos de vosotros! ¡Retiraos de nuestra vista! ¡Removed toda esa publicidad proselitista y rogadle a los cielos que las lluvias laven lo que con pintura habéis contaminado! ¿Acaso nuestro silencio no os muestra nuestro desprecio?Sabéis perfectamente que somos corderitos, muchos impotentes, otros indiferentes ante vuestras artimañas. Sabéis muy bien que nuestro único desquite ante vosotros es dotaros de motes esperando que lleguen a vuestros oídos y os ofendan (mono de oro, pollo ronco, marrano Elías), pero con ellos tan solo ofendemos a la fauna. Pero cuidaos de la ira de los hombres buenos, pues es como el rayo y puede destruir una ciudad. Y cuando ese momento que vosotros tanto añoráis llegue, cuando estemos todos frente a las urnas, puede que la paciencia de este pueblo, asediado y acosado por vuestra perenne campaña, haya sido ya colmada y quizá allí os arrepintáis de vuestra necedad.